¡®Welcome to Rota¡¯
La marina de Estados Unidos cumple 60 a?os en la base gaditana Los norteamericanos preparan ahora la llegada de cuatro destructores, y cientos de familias en la?localidad sue?an con los d¨®lares que traer¨¢n
Suena el coro Bach de Londres, que interpreta la solemne introducci¨®n de un conocido tema de los Rolling Stones: ¡°You can¡¯t always get what you want¡±. Traducido al espa?ol: ¡°No siempre puedes conseguir lo que quieres¡±. Una canci¨®n compuesta en los a?os sesenta que habla de amor, pol¨ªtica, drogas¡ D¨¦cadas despu¨¦s, la pieza de Mick Jagger y Keith Richards se reproduce, como una casual iron¨ªa, a trav¨¦s del hilo musical de una tienda del sector americano en la base naval de Rota (C¨¢diz). Unos pocos clientes, militares uniformados de la Marina de Estados Unidos, compran en suelo espa?ol todo tipo de art¨ªculos sin IVA. Una ventaja fruto de un acuerdo militar y econ¨®mico firmado en 1953 por los Gobiernos de Dwight Eisenhower y Francisco Franco, y renovado por sucesivos Ejecutivos hasta nuestros d¨ªas.
El pasado jueves se cumplieron 60 a?os de aquella primera r¨²brica, por la que EE UU y Espa?a lograron lo que quer¨ªan el uno del otro. El primero se estableci¨® militarmente en varias bases que ayud¨® a construir en Zaragoza, Torrej¨®n de Ardoz (Madrid), Mor¨®n (Sevilla) y Rota (C¨¢diz), como parte de su estrategia durante la guerra fr¨ªa, mientras que para el franquismo signific¨® el principio del fin de su aislamiento tras la Segunda Guerra Mundial. Entre agosto y septiembre de 1953, Franco consolid¨® la dictadura gracias a dos acuerdos: el Concordato con el Vaticano y el Pacto de Madrid con EE UU. La Iglesia se asegur¨® muchos privilegios, mientras que para los estadounidenses Espa?a era solo un mal pol¨ªtico menor: ¡°Nos vemos enfrentados con la necesidad de tragar con una p¨ªldora amarga¡±, opin¨® The New York Times.
M¨¢s entusiasmo demostr¨® la prensa espa?ola tras la firma de los tres convenios de ¡°construcci¨®n y uso conjunto de ciertas instalaciones militares, de ayuda econ¨®mica y de ayuda para la organizaci¨®n defensiva de Espa?a¡±. El diario Abc dedic¨® much¨ªsimas p¨¢ginas al asunto y alab¨® la inyecci¨®n de 226 millones de d¨®lares de los norteamericanos, sin poner en contexto que el precio era muy bajo. Y es que el Plan Marshall, que funcion¨® entre 1948 y 1952, reg¨® Europa con muchos m¨¢s millones de Washington: 2.805 en Reino Unido, 2.488 en Francia, 1.173 en Alemania¡ ¡°Ser¨ªa err¨®neo que alguien pretendiera valorar los acuerdos por el c¨¢lculo fr¨ªo del importe material de unas ayudas¡±, afirm¨® el Caudillo.
La influencia estadounidense a partir de entonces fue tan poderosa que Espa?a acab¨® ingresando en 1955 en las Naciones Unidas, rompiendo as¨ª el veto al que se le hab¨ªa sometido desde la fundaci¨®n del organismo en 1945. El pa¨ªs se benefici¨® de infraestructuras y avances importantes, como la construcci¨®n del oleoducto Rota-Zaragoza, la energ¨ªa nuclear o la inclusi¨®n en el programa acad¨¦mico Fulbright. Las bases militares, eje principal de los acuerdos hispano-norteamericanos, ayudaron al desarrollo econ¨®mico de los municipios que las acogieron. Los d¨®lares, pero tambi¨¦n la m¨²sica, la ropa, las costumbres e incluso los preservativos, llegaron a estas localidades antes que a ning¨²n otro lugar de Espa?a.
Agust¨ªn Gonz¨¢lez, taxista jubilado de 75 a?os, resume las contradicciones de aquel boom que ¨¦l vivi¨® en Rota: ¡°Cuando llegaron los americanos, hab¨ªa mucha hambre. Al principio, la gente se lo tom¨® mal, porque nos expropiaron las tierras por cuatro pesetas. Pero luego conseguimos derechos que no ten¨ªamos, como la Seguridad Social. Con el taxi se gan¨® dinero: no hab¨ªa tantos coches como ahora, y los americanos eran muy buenos clientes¡±. Muchos recuerdan las generosas propinas, y tambi¨¦n el asombro de descubrir la Coca-Cola, el Marlboro, o las ¡°picas¡±, como llamaban los locales a los pick-up trucks, las camionetas estadounidenses. ¡°Esa novedad caduc¨®. Antes, por ejemplo, se daban muchos matrimonios entre americanos y espa?oles. Ahora ya no tanto¡±, explica Jos¨¦ Javier Ruiz, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Rota, que asegura que hoy unos y otros van m¨¢s a lo suyo: ¡°Lo que es convivencia¡ creo sinceramente que no la hay. Vivimos juntos, pero no revueltos. Nos aceptamos y el trato es muy cordial, pero hasta ah¨ª¡±.
Con la entrada de Espa?a en la OTAN en 1982, la presencia militar estadounidense disminuy¨®. Los americanos abandonaron Zaragoza y Torrej¨®n en favor del Ej¨¦rcito del Aire, y rebajaron sus efectivos en la base a¨¦rea de Mor¨®n y en la aeronaval de Rota. En el recinto de la gaditana viven hoy unos 4.400 estadounidenses (entre militares y civiles), seg¨²n el Ministerio de Defensa de Espa?a, muy lejos de los 11.000 que alberg¨® en sus ¡°buenos tiempos¡±, en los setenta. Una cifra modesta en comparaci¨®n con los 52.000 militares estadounidenses desplegados actualmente en Jap¨®n, los 45.000 de Alemania, los 11.000 de Italia o los 9.000 de Reino Unido, los cuatro pa¨ªses con mayor presencia, seg¨²n el Departamento de Estado de EE UU.
La base de Rota se convirti¨® en la industria principal de la zona. Hoy sigue si¨¦ndolo, gracias a los empleos directos e indirectos que genera. Seg¨²n el Ayuntamiento, el 60% de la poblaci¨®n rote?a (que suma 29.094 personas) depende de los militares. Y no solo de los americanos, sino tambi¨¦n de los 5.250 espa?oles, m¨¢s otros 1.800 familiares, que all¨ª viven (Rota acoge la sede de la flota de guerra espa?ola). M¨¢s all¨¢ de las ideolog¨ªas, ¡°las lentejas¡± se imponen, y la mayor¨ªa de la gente es favorable a la base, lo que no significa que no existan problemas. ¡°Ahora somos 960 civiles espa?oles trabajando, incluidos los de Mor¨®n, que son pocos. En una d¨¦cada se han perdido 600 puestos directos, de manera soterrada, a trav¨¦s de jubilaciones¡±, denuncia Rafael Chac¨®n, secretario del comit¨¦ de empresa de la base de Rota, de Comisiones Obreras.
Los d¨®lares, la m¨²sica y hasta los preservativos llegaron antes a las localidades con bases
Juan Carlos Heredia trabaja para los americanos desde hace 33 a?os. Es responsable de varios departamentos de la tienda de la base. Lleg¨® cuando acababan de retirarse los submarinos nucleares estadounidenses Polaris, el punto y final a la bonanza, esa que inundaba de cientos de militares la avenida de San Fernando, una calle atiborrada de bares (y tentaciones) para ellos. Hoy quedan pocos vestigios de aquello. Aunque en todo momento vemos hasta donde nos dejan ver. Impera el secretismo.
En un pub decorado con cientos de billetes de d¨®lar colocados por los clientes, nos acercamos una noche a cuatro militares yanquis para conversar. Despachan r¨¢pido: ¡°No queremos hablar con vosotros¡±, dicen inc¨®modos. Quiz¨¢ es solo un episodio aislado, pero sorprende. Lorenzo S¨¢nchez Alonso, primer teniente de alcalde por Rote?os Unidos y exalcalde, contextualiza: ¡°Les dan unos m¨ªtines antes de salir al pueblo. No quieren que metan la pata¡±.
Muchos militares estadounidenses, apodados por sus compa?eros ¡°ratas de base¡± porque apenas salen del recinto, tienen todo lo que necesitan: supermercado, gimnasio, cine, colegio¡ Heredia explica que en la tienda solo pueden comprar los americanos (militares y civiles), en d¨®lares y sin impuestos. Una isla dentro de territorio espa?ol en la que te¨®ricamente no mandan los americanos, pero que alg¨²n vecino compara con ¡°Puerto Rico: Estado libre asociado¡±. Los militares compran souvenirs ¨Cflamencas, toreros y banderas rojigualdas¨C, y sus hijos se encuentran un panorama parecido en clase. En el colegio de la base, en la asignatura host nation (naci¨®n anfitriona), los ni?os aprenden cultura espa?ola: las paredes del aula est¨¢n decoradas con fotograf¨ªas de la familia real, un mapa de Espa?a que incluye la isla de Madeira como una comunidad aut¨®noma m¨¢s, p¨®steres de Semana Santa, de la Sagrada Familia¡ Al tiempo, dice Mohan Vaswani, director del high school, tratan de que los alumnos se sientan como en EE UU: hay banda de m¨²sica, partidos de f¨²tbol americano¡
¡°Es la comunidad m¨¢s peque?a de americanos desde que entr¨¦ a trabajar, y por eso nuestra tienda est¨¢ bajo m¨ªnimos. Estamos ganando un 30% menos de lo que deber¨ªamos y no cubrimos gastos¡±, se?ala Heredia mientras caminamos por el establecimiento, que carece del bullicio que uno espera de un mall estadounidense. Para el a?o que viene conf¨ªan en ser autosuficientes: ¡°Tenemos buenas perspectivas, nos va a beneficiar que se duplique la poblaci¨®n de la base con la llegada de los nuevos barcos¡±.
No hay nadie en el pueblo de Rota o en El Puerto de Santa Mar¨ªa (con el que la base tambi¨¦n hace frontera) que no sepa que a partir de 2014 la OTAN desplegar¨¢ en Espa?a cuatro destructores estadounidenses como parte del escudo antimisiles de la Alianza Atl¨¢ntica en el Mediterr¨¢neo. Tres de ellos ¨Cel USS Ross, el USS Donald Cook y el USS Porter¨C se mudar¨¢n desde Norfolk (Virginia), y otro m¨¢s ¨Cel USS Carney¨C zarpar¨¢ de Mayport (Florida). El Ross y el Donald Cook llegar¨¢n el a?o que viene, mientras que el Porter y el Carney lo har¨¢n en 2015, como nos confirma el comandante de las actividades navales de EE UU en Espa?a, Greg S. Pekari. ¡°Llegar¨¢n entre 2.000 y 3.000 americanos. La mayor¨ªa de estas familias vivir¨¢n en Rota y El Puerto, y con un poco de suerte estimular¨¢n la econom¨ªa¡±, defiende.
Tal y como apunta, muchos de los que arriben a C¨¢diz no podr¨¢n residir en el interior de la base, pues no hay suficientes alojamientos ni planes para construirlos. As¨ª que se tirar¨¢ del alquiler, y las agencias y particulares de Rota y El Puerto, pero tambi¨¦n de Sanl¨²car de Barrameda, Chipiona o Jerez, se frotan las manos. ¡°Un americano puede pagar el doble y casi el triple que un espa?ol. Por una vivienda unifamiliar de 500 euros mensuales desembolsan 1.300. Son conscientes de que es m¨¢s caro, pero no les importa. Se lo paga el Gobierno de Estados Unidos¡±, explica Juan Alberto Izquierdo, asesor inmobiliario y presidente de la Asociaci¨®n de Empresarios, Comerciantes e Industriales de Rota (Aeciro).
Bob Crist, del departamento de housing (alojamiento) de la base, reconoce que la mayor¨ªa de los militares prefieren una casa dentro del complejo: ¡°Muchos son j¨®venes y no est¨¢n acostumbrados a salir de su pueblo¡±, afirma con un perfecto acento andaluz, fruto de su integraci¨®n mod¨¦lica, matrimonio con una espa?ola incluido. El barrio yanqui de Rota, pr¨®ximo al mar, es como cualquiera de EE UU: viviendas unifamiliares, tomas de agua para los bomberos, canastas de baloncesto, autocine, establecimientos de comida r¨¢pida¡ ¡°Me siento como en casa. Casi siempre estoy dentro, aunque tambi¨¦n me gusta ir a la feria, a la Semana Santa¡ Soy madre soltera, tengo tres hijos y me roban mucho tiempo¡±, describe Marrah Giardini, ¡°orgullosa¡± miembro de la Navy desde que cumpli¨® 21 a?os (ahora pasa la treintena).
Cuando un militar americano llega a Rota ¨Cun destino que dicen desear por el clima, la seguridad y la limpieza¨C, se trae a su familia y todos los b¨¢rtulos, incluidos los muebles y los coches, en contenedores de barco. A veces tambi¨¦n compran los autom¨®viles en Espa?a, aprovech¨¢ndose de importantes descuentos por ejemplo en BMW, que tiene un concesionario espec¨ªfico para los soldados, a los que ofrece rebajas de alrededor del 30%. Una pol¨ªtica de agradecimiento de la compa?¨ªa alemana desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Mientras esperan la llegada de sus enseres, algunos militares se alojan en el apartotel La Espada?a, cuyo director es Diego V¨¢zquez. Su impresi¨®n es que la llegada de estos barcos supondr¨¢ ¡°un empujoncito¡± para la econom¨ªa, pero advierte: ¡°Que nadie piense que esto va a ser como en los setenta. Hay que ser muy cautos. Hablar de previsiones con la Navy siempre es arriesgado¡±.
El expresidente del Gobierno Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero pas¨® de no levantarse ante la bandera de EE UU en el desfile del 12 de octubre de 2003 en Madrid a autorizar, en octubre de 2011 en Bruselas, la llegada de los cuatro destructores americanos a Rota como parte de la colaboraci¨®n espa?ola en el escudo antimisiles de la OTAN. Seg¨²n la alcaldesa, Mar¨ªa Eva Corrales, del PP, los estadounidenses estuvieron un tiempo sin salir al pueblo tras el desplante de Zapatero. Sin embargo, con el acuerdo en el ¨²ltimo segundo de su mandato, el anterior presidente dio un impulso econ¨®mico a la bah¨ªa de C¨¢diz. Aunque prometi¨® ¡°un millar de empleos¡±, dos a?os despu¨¦s la alcaldesa no se atreve a dar una cifra, menos a¨²n tan elevada. Al otro lado de la bah¨ªa, en los astilleros de San Fernando, Navantia conf¨ªa en adjudicarse el mantenimiento de los destructores: 200 millones de euros en cuatro a?os.
"Esto parece 'Bienvenido m¨ªster Marshall, a ver qui¨¦n cae m¨¢s simp¨¢tico a los americanos"
Corrales menciona el lema estrella del Ayuntamiento: Welcome to Rota (Bienvenidos a Rota). Una iniciativa para conmemorar el 60? aniversario de la base y para acoger la llegada de los nuevos inquilinos. ¡°Tenemos conciencia de que no va a haber una ampliaci¨®n de puestos de trabajo directos, as¨ª que orientamos nuestros esfuerzos a mantener los que hay, animar el consumo y el alquiler, y movilizar la econom¨ªa local¡±, asegura. M¨¢s all¨¢ de esta afirmaci¨®n algo et¨¦rea, el consistorio participa de iniciativas m¨¢s concretas: la apertura de una oficina de informaci¨®n en la entrada de la base, una web para orientar a los americanos, una exposici¨®n que recuerda la historia de colaboraci¨®n hispano-estadounidense¡ y la concesi¨®n a la Embajada de EE UU en Espa?a de la Urta de Oro 2013, el m¨¢ximo galard¨®n municipal.
Los agasajos provocan cierta sorna: ¡°Esto parece Bienvenido, m¨ªster Marshall. Vivimos una carrera a ver qui¨¦n cae m¨¢s simp¨¢tico a los americanos¡±, subraya Antonio Franco, concejal de Izquierda Unida. Su partido juega un equilibrio dif¨ªcil: ideol¨®gicamente en contra de la base, pero tambi¨¦n a favor porque hay votantes que trabajan all¨ª. Franco habla de servilismo, pero este es mutuo y a veces propio de un guion de Luis Garc¨ªa Berlanga. ¡°La llegada de los barcos ser¨¢ buena para Espa?a. Nos permitir¨¢ aumentar los programas de voluntariado. Ahora mismo ya tenemos iniciativas dirigidas a la gente mayor, y realizamos donaciones a los comedores sociales y los conventos¡±, destaca Pekari, el m¨¢ximo responsable de EE UU en Rota. Una pintada en una pared del pueblo, escrita en spanglish, resume el escenario con iron¨ªa: ¡°Welcome to Rota. Give me pan and tell me tonto¡± (Bienvenidos a Rota. Dame pan y dime tonto).
Un constructor de la zona que prefiere mantener su nombre en el anonimato nos explica que en la base no quedan muchas obras por hacer. En su caso y en el de otros compa?eros de su sector, asegura que los conocimientos adquiridos gracias al trabajo en la base le han servido para optar a nuevas obras en otras partes del mundo. Conocedor de las infraestructuras de la instalaci¨®n y de los costes que supone cuidarlas, reflexiona: ¡°La base nunca la podr¨ªa mantener por s¨ª sola la Marina espa?ola¡±.
Esa es sin duda una de las ventajas. En materia de defensa, nuestro pa¨ªs se beneficia de las inversiones realizadas por la OTAN y del adiestramiento conjunto con la Marina estadounidense. Se optimizan recursos en un contexto de recortes. Por eso no extra?a que el almirante jefe de la base naval de Rota, Crist¨®bal Gonz¨¢lez-Aller Lacalle, defina como ¡°principal reto¡± de su mandato ¡°mantener la base operativa¡±. En esa l¨ªnea, el atraque de los barcos estadounidenses (en realidad, nunca estar¨¢n todos a la vez en el muelle, sino por el Mediterr¨¢neo) ser¨¢ ¡°muy beneficioso¡± para Espa?a: ¡°Nos permitir¨¢ una interacci¨®n y un aprendizaje en el d¨ªa a d¨ªa, y no de manera puntual como puede hacerse hasta ahora¡±. Es decir, entrenamiento constante con la mejor tecnolog¨ªa militar.
Pero este incremento de las actividades militares y de la presencia estadounidense en Espa?a preocupa a algunos. Aparentemente no son muchos los que se quejan, pero los hay. Crist¨®bal Orellana, de Ecologistas en Acci¨®n y de la Red Antimilitarista y No violenta de Andaluc¨ªa, lleva d¨¦cadas protestando contra la base y participando en todas las marchas que se realizan junto a la valla del recinto. Pide el ¡°desmantelamiento¡± del mismo y ¡°el establecimiento de una iniciativa bajo mandato de la ONU, de car¨¢cter civil y cuyo fin sea la ayuda humanitaria internacional¡±. Seg¨²n asegura, Rota, que ha servido para operaciones militares en varias guerras y fue uno de los enclaves donde hicieron escala los vuelos secretos de la CIA en direcci¨®n a Guant¨¢namo, est¨¢ en el punto de mira: ¡°No lo digo yo, lo dice el fiscal general del Estado¡±. En la Memoria 2012, Eduardo Torres-Dulce advierte: ¡°Durante el a?o 2011, y a ra¨ªz de las informaciones sobre la ampliaci¨®n de la base militar de Rota y del contingente norteamericano en la misma, as¨ª como de la implantaci¨®n del escudo antimisiles, se ha detectado en los foros yihadistas un incremento de las amenazas a Espa?a y sus intereses¡±.
A Orellana le alarma adem¨¢s la posibilidad de que EE UU almacene ¡°caramelos¡±, es decir, ¡°armas nucleares desensambladas¡±, y denuncia la falta de un plan de evacuaci¨®n en caso de cat¨¢strofe. Subidos a su furgoneta, nos lleva por la carretera que une El Puerto de Santa Mar¨ªa con Rota. Se?ala, a un lado y otro de la valla, dos de sus principales preocupaciones, ¡°a tiro de piedra de cualquiera¡±. Dentro de la base, los polvorines militares espa?oles y estadounidenses; fuera, diez enormes dep¨®sitos de almacenaje de combustible, una instalaci¨®n civil que aprovecha el oleoducto construido por los americanos en los cincuenta. Gonz¨¢lez-Aller niega el peligro: ¡°Se cumplen todas las normas de seguridad¡±.
Aunque de manera m¨¢s light que Orellana, todos los grupos pol¨ªticos municipales reconocen el riesgo potencial de la base, pero saben que su margen de maniobra es escaso. As¨ª que piden que al menos se reconozca su ¡°contribuci¨®n a la defensa nacional¡±. Es decir, que se les compense econ¨®micamente por la servidumbre militar que les ¡°impide crecer en un tercio del territorio municipal¡±; que se pague 1,3 millones de euros anuales en concepto de IBI por aquellos edificios dentro de la base que el consistorio no considera ¡°afectos a la defensa¡±, pero que el ministerio engloba dentro de un paquete de construcciones militares que seg¨²n la ley est¨¢n exentas del pago del impuesto de bienes inmuebles, y que se abonen las cifras que anta?o se pagaban por el impuesto de circulaci¨®n (700.000 euros anuales).
¡°Hay asuntos en los que no hay receptividad. Llevo muchos a?os trabajando en el Ayuntamiento y me he dado cuenta de que la base est¨¢ muchas veces por encima del poder legislativo espa?ol. Es un lugar de inter¨¦s estrat¨¦gico para la OTAN, y ah¨ª influye mucha gente. Es muy complicado¡±, se?ala el exalcalde S¨¢nchez Alonso. Mientras tanto, el american way of life o estilo de vida americano contin¨²a en la base. En su tienda, el coro Bach de Londres repite tres veces seguidas, como una letan¨ªa: ¡°You can¡¯t always get what you want¡± (No siempre puedes conseguir lo que quieres).
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