Tren correo
Me gustaba aquel tren correo cuyo silbido desgarrado y dolorido o¨ªa en las noches de verano desde la cama
Me gusta ese tren de mercanc¨ªas que en las pel¨ªculas del Oeste se detiene en una estaci¨®n de madera, en medio de un paraje desolado. Por un lado de la pantalla aparece un joven rudo, caminando con botas embarradas. Nadie sabe de donde viene. Descorre la puerta de uno de los vagones de ganado, echa dentro el fardo que lleva al hombro, se encarama de una zancada y sin billete ni salvoconducto parte en el convoy hacia un destino que desconoce. Ese mercanc¨ªas est¨¢ todav¨ªa dispuesto a cargar hoy a cualquier joven capaz de meter el futuro en la mochila y de tomar, sin preguntas, la vida como viene. Me gustaba aquel tren correo cuyo silbido desgarrado y dolorido o¨ªa en las noches de verano desde la cama, siendo adolescente. Su silbido era una llamada desde la lejan¨ªa, que te invitaba a so?ar con Roma, Par¨ªs, ?msterdam, con cualquier ciudad propicia para huir hacia la libertad. Aquel expreso de medianoche sigue pasando junto a los muros de la c¨¢rcel que cada uno se ha fabricado y permite a cualquier adolescente fugarse hacia un sue?o. Tambi¨¦n me gustaba ese mismo tren cuando cruzaba la oscuridad con las ventanillas iluminadas. La lentitud de la m¨¢quina de vapor te permit¨ªa seguir con la mirada desde el paso a nivel, a trav¨¦s del cristal, la silueta de una mujer enigm¨¢tica, que parec¨ªa la ¨²nica pasajera de un tren deshabitado. Ella volv¨ªa el rostro y tambi¨¦n te miraba. Esa mujer es la pasi¨®n que puede llegarle a cualquiera inesperadamente desde el fondo de la noche con la ¨²nica condici¨®n de desearla y merecerla. Me gustaba el Oriente Expres, con coches camas que conten¨ªan historias rom¨¢nticas, lleno de espejos velados con siluetas de ninfas, tocadores, el restaurante con tulipas y la cuberter¨ªa de plata, cuyos pasajeros op¨ªparos y felices siempre esperaban que durante el trayecto se cometiera un crimen de sangre mientras tomaban el t¨¦ con pastelillos bajo valses de Viena. Pero el Oriente Expres es hoy el tren llamado La Bestia, que transporta carne humana hacinada desde el pozo de la miseria, a trav¨¦s de M¨¦xico, desde Veracruz a Ciudad Ju¨¢rez cuyos pasajeros son asaltados, extorsionados, violados y solo esperan llegar a cualquier frontera sin ser baleados. Cada uno de aquellos trenes es hoy una met¨¢fora de salvaci¨®n ante el horizonte cerrado.
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