Cierre por chantaje

Estados Unidos se enfrenta a una crisis pol¨ªtica en dos tiempos, marcados por la doble negativa de la mayor¨ªa republicana en la C¨¢mara de Representantes a dar a la Casa Blanca la luz verde, primero ayer martes, a la prolongaci¨®n del presupuesto, y el 17 de octubre, a la elevaci¨®n del techo de deuda autorizada. Como resultado de la primera negativa ¡ªy su consecuencia inmediata, la ausencia de presupuesto en el comienzo del a?o fiscal¡ª ha cerrado ya una parte de los organismos de la Administraci¨®n, entre ellos los parques nacionales, los museos o el departamento que se encarga de la emisi¨®n de visados.

La situaci¨®n afecta a algo m¨¢s de 800.000 empleados y no se hab¨ªa producido desde hace 17 a?os, cuando los republicanos realizaron id¨¦ntica jugada contra el presidente Bill Clinton. La segunda amenaza del Congreso, dentro de dos semanas, podr¨ªa suponer el equivalente a una suspensi¨®n de pagos de la primera potencia econ¨®mica mundial, aunque la dimensi¨®n de la amenaza deber¨ªa imponer el buen sentido para desactivarla.

La ofensiva de los republicanos, bajo la tracci¨®n ideol¨®gica de los congresistas radicales del Tea Party y sin que hayan hecho acto de presencia los moderados del partido ¡ªque temen la movilizaci¨®n extremista en las primarias del pr¨®ximo a?o para la renovaci¨®n de las C¨¢maras¡ª se dirige a desvirtuar y dejar sin financiaci¨®n la reforma sanitaria de Barack Obama, conocida como Obamacare. Se usa el poder presupuestario para chantajear al presidente, a costa de poner en peligro el funcionamiento del pa¨ªs y su econom¨ªa. Para los radicales el Obamacare es una reforma intervencionista cuya paralizaci¨®n consideran m¨¢s importante que cualquier cosa: a fin de cuentas, su filosof¨ªa pol¨ªtica incluye un Gobierno federal lo m¨¢s reducido posible ¡ªmatar de hambre al monstruo es el grito de guerra de esta filosof¨ªa de adelgazamiento extremo del Estado y del gasto p¨²blico¡ª con las m¨ªnimas interferencias en la vida de los contribuyentes.

Obama consigui¨® aplazar hasta ahora el enfrentamiento con el Congreso que se empez¨® a perfilar a principios de a?o en torno al llamado abismo fiscal, cuando iban a confluir unos incrementos autom¨¢ticos de impuestos con recortes del d¨¦ficit. En los ocho meses transcurridos, ni la Casa Blanca ni el Partido Republicano han sido capaces de resolver sus diferencias para asegurar la normalidad presupuestaria este oto?o, en una demostraci¨®n de falta de liderazgo que afecta, simult¨¢neamente, a la presidencia del pa¨ªs y a la del partido adversario, en la pr¨¢ctica secuestrado por su extrema derecha en lugar de estar en el proceso de vuelta al centro.

El potencial conflictivo de la crisis no afecta solo a la econom¨ªa de EE UU; se observa con preocupaci¨®n global, como ya han demostrado algunos temblores en los mercados. Es improbable que ocurra, pero la mera evocaci¨®n de una suspensi¨®n de los pagos de la deuda, que tendr¨ªa efectos devastadores, deteriora la imagen y la autoridad de Washington en el mundo.