Reformar la Constituci¨®n
Aunque no hubiera ¡°problema¡± catal¨¢n hace falta adaptarla a los nuevos tiempos
La Constituci¨®n espa?ola (CE) cumplir¨¢ 35 a?os de vigencia el pr¨®ximo mes de diciembre. Es la Constituci¨®n de m¨¢s larga vida en la historia del constitucionalismo espa?ol. Represent¨® todo un ¨¦xito de la transici¨®n pol¨ªtica que dio lugar a un Estado democr¨¢tico, descentralizado, moderno, una de cuyas piezas clave fue el sistema auton¨®mico, instrumento de vertebraci¨®n territorial y cohesi¨®n social que fue capaz de integrar en un proyecto com¨²n diferentes identidades territoriales. La democracia espa?ola no se entiende sin el proceso de descentralizaci¨®n pol¨ªtica que constituye el Estado auton¨®mico. Lo que, en s¨ªntesis, acabo de se?alar sigue siendo v¨¢lido en 2013.
Cuando asistimos al intento de cuestionar la Transici¨®n, achac¨¢ndole todos los males, pol¨ªticos y econ¨®micos, que padecemos actualmente, planteando adem¨¢s la necesidad de un nuevo proceso constituyente, defiendo la validez de la CE para afrontar los retos del futuro de Espa?a. Pero defender la Constituci¨®n no es lo mismo que defender su inmutabilidad. La mejor defensa de la CE es la reforma de la misma. Ni el inmovilismo ni el enrocamiento son garant¨ªas de su eficacia futura.
El PSOE, en la Declaraci¨®n de Granada, present¨® una propuesta de reforma constitucional de corte federal. Inmediatamente fue acusada de ser una respuesta puntual y oportunista a la apuesta del nacionalismo catal¨¢n por la independencia de Catalu?a. Para otros la propuesta socialista buscaba establecer una cortina de humo sobre ¡°el derecho a decidir¡± defendido por los socialistas catalanes. Conviene aclarar los temas. La voluntad pol¨ªtica de reformar la CE se plante¨® en marzo de 2005 cuando el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero acord¨® solicitar al Consejo de Estado un informe sobre una propuesta de reforma constitucional. El Consejo de Estado emiti¨® su informe en el a?o 2006 avalando la necesidad de la reforma en los aspectos propuestos por el Gobierno. La reforma no fue posible porque no hubo el consenso necesario. Si lo recuerdo es para se?alar que la propuesta actual de reforma no es solo para dar una respuesta a la cuesti¨®n territorial provocada por la iniciativa independentista. Aunque no hubiera ¡°problema¡± catal¨¢n habr¨ªa que abordar la reforma de la CE.
Hace 35 a?os no est¨¢bamos en la Uni¨®n Europea, ni hab¨ªa redes sociales a trav¨¦s de Internet, ni la econom¨ªa estaba globalizada
La reforma es necesaria para abordar las realidades del siglo XXI. Es cierto que un porcentaje importante de la poblaci¨®n espa?ola no pudo, por razones de edad, votar la CE, pero adem¨¢s hace 35 a?os no est¨¢bamos en la Uni¨®n Europea, ni hab¨ªa redes sociales a trav¨¦s de Internet, ni ¨¦ramos una sociedad de inmigraci¨®n, ni la econom¨ªa estaba globalizada, ni soport¨¢bamos una crisis econ¨®mica y financiera, ni la desafecci¨®n pol¨ªtica hab¨ªa afectado gravemente a la credibilidad de las instituciones democr¨¢ticas. Por otra parte, existe un evidente desgaste en el funcionamiento del Estado aut¨®nomo que ha provocado una fuerte cr¨ªtica en relaci¨®n con la capacidad de aquel para resolver los problemas de los ciudadanos: confusi¨®n en el ejercicio de las competencias entre las Administraciones, sensaci¨®n de desigualdad en la prestaci¨®n de los servicios p¨²blicos seg¨²n los territorios, la utilidad del Senado, etc¨¦tera. Y un modelo de financiaci¨®n auton¨®mica que produce insatisfacci¨®n a la mayor¨ªa de las comunidades aut¨®nomas. La CE es pr¨¢cticamente una ¡°hoja en blanco¡± en la definici¨®n del sistema de financiaci¨®n.
Son razones para abordar la reforma de la CE. Se tratar¨ªa de lograr un Estado m¨¢s democr¨¢tico, m¨¢s fuerte y m¨¢s integrador con un sistema auton¨®mico que responda a una m¨¢s eficaz estructura federal. La reforma propuesta por el PSOE representa tambi¨¦n una respuesta federal a la crisis territorial abierta con la iniciativa independentista del nacionalismo catal¨¢n. Estoy convencido que el camino a la independencia es un camino cegado, pero ello no excluye que estemos ante un grave problema que requiere una respuesta desde la CE. No para constitucionalizar el derecho de autodeterminaci¨®n o ¡°el derecho a decidir¡± con el que no estamos de acuerdo, sino para buscar un nuevo encaje de Catalu?a, y tambi¨¦n del resto de las comunidades aut¨®nomas, en el conjunto de Espa?a. La sociedad catalana debe sentir que sus aspiraciones de autogobierno, de financiaci¨®n, de singularidad cultural y ling¨¹¨ªstica son compatibles con un proyecto com¨²n basado en la cohesi¨®n territorial y social y en la igualdad de todos.
La reforma de la CE exige un pacto pol¨ªtico y territorial que tenga el consenso de la Constituci¨®n de 1978. Soy consciente que ese consenso, en estos momentos, no existe. El PP no est¨¢ por la reforma de la CE y los partidos nacionalistas no encuentran satisfacci¨®n en una respuesta federal. Pero estoy convencido que esta respuesta se abrir¨¢ camino: entre el inmovilismo y el camino cegado a la independencia, creo que es la ¨²nica posible y eficaz.
Hay una realidad que no se puede ignorar. Es evidente que actualmente el consenso territorial est¨¢ roto. Con su propuesta de reforma el PSOE hace un ejercicio de responsabilidad ante los ciudadanos. Pero, en alg¨²n momento, debe abrir un cauce de di¨¢logo con el PP y los nacionalistas vascos y catalanes. Camino dif¨ªcil, pero necesario, para recuperar el consenso que haga posible un nuevo pacto territorial.
Manuel Chaves Gonz¨¢lez fue presidente de la Junta de Andaluc¨ªa y es diputado al Congreso por C¨¢diz.
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