El compromiso con la lengua
La mujer sigue teniendo un peso muy reducido en la Real Academia
A lo largo de este a?o que ya va acabando, se cumplieron 113 a?os del nacimiento de Mar¨ªa Moliner y 300 de la creaci¨®n de la Real Academia Espa?ola (RAE), una instituci¨®n creada a imagen y semejanza del hombre.
Durante d¨¦cadas, ellos han mantenido su primac¨ªa. Y solo a partir de la democracia, la docta corporaci¨®n empez¨® a admitir a mujeres, pero de un modo tan lento que hoy solo hay siete. Sin embargo, los tiempos han cambiado tanto, desde que en 1972 la RAE dej¨® fuera a Mar¨ªa Moliner, que podr¨ªa parecer que se ha entrado en la era de la normalidad. Quiz¨¢ s¨ª, pero con matices.
No se trata de que cada vez que hay una vacante se baraje de forma indistinta, y con naturalidad, posibles candidatos y candidatas. Pero da la impresi¨®n de que despu¨¦s de 300 a?os sigue pens¨¢ndose en masculino y que solo de vez en cuando, si toca, o si no hay un aspirante definido, se piensa en una de las mujeres conocidas que podr¨ªan dignamente ingresar en la docta Casa. La equiparaci¨®n, que no la paridad, est¨¢ a¨²n lejos.
A este paso, tendr¨¢n que pasar d¨¦cadas para que haya una cierta proporcionalidad. Mientras tanto, y mal que les pese a algunos, habr¨¢ que seguir escribiendo que las mujeres son solo una minor¨ªa. Y que en el camino hacia su incorporaci¨®n, se han producido bochornosas ausencias.
Solo una mujer con la capacidad de trabajo de Mar¨ªa Moliner pod¨ªa haber terminado la colosal empresa de su diccionario
La de Mar¨ªa Moliner es la m¨¢s clara, la m¨¢s injusta y una de las m¨¢s incomprensibles. Los usuarios de su Diccionario, uno de los m¨¢s completos, ¨²tiles y hasta divertidos de la Lengua Castellana, como escribi¨® Garc¨ªa M¨¢rquez, solemos imaginarnos a la lexic¨®grafa aragonesa investigando de forma sistem¨¢tica y disciplinada, rellenando a m¨¢quina o a mano sus fichas, estableciendo la estructura de sus entradas y enriqueci¨¦ndolas con etimolog¨ªas y sin¨®nimos. Cualquiera pod¨ªa pensar que cont¨® con decenas de colaboradores, pero no fue as¨ª. La biograf¨ªa de la lexic¨®grafa que escribi¨® Inmaculada de la Fuente hace poco (El exilio interior. La vida de Mar¨ªa Moliner; Turner, 2011), nos hace ver que fue ella sola quien llev¨® adelante y concluy¨® este ingente trabajo. Fue su compromiso con la lengua y su voluntad de acero lo que propici¨® que su tit¨¢nica obra saliera adelante.
Los acad¨¦micos del momento la consideraron una aficionada e?incluso una intrusa, al no haberse especializado en Filolog¨ªa (era licenciada en Historia). Optaron por Emilio Alarcos Llorach, brillante ling¨¹ista, y le dieron la espalda a Moliner. No supieron ver en ella a la maestra de la lengua que era (los propios acad¨¦micos consultaban su Diccionario), sino a la mujer recoleta que parec¨ªa conformarse con ser solo bibliotecaria y ama de casa, esto ¨²ltimo tan acorde con la ¨¦poca.
Como dice De la Fuente, quiz¨¢ no sea exacto decir que no entr¨® en la Academia por ser mujer, pero s¨ª se podr¨ªa afirmar que no fue lo bastante votada por no ser hombre. El ingreso de Moliner supon¨ªa una revoluci¨®n en la instituci¨®n y un gran n¨²mero de acad¨¦micos cortaron de ra¨ªz esa posibilidad. Prefirieron cerrarle la entrada a Moliner poniendo frente a ella a un peso pesado. ?Se habr¨ªan atrevido a apoyar a Alarcos Llorach de haber sido Moliner hombre? Y en el caso de que las camarillas estuvieran divididas, ?habr¨ªa ganado en votos Emilio Alarcos a un hipot¨¦tico lexic¨®grafo var¨®n con la obra de Mar¨ªa Moliner, el DUE?
No cabe duda de que Mar¨ªa Moliner dio un impulso decisivo a la lengua y redact¨® de nueva planta muchos t¨¦rminos que hab¨ªan quedado obsoletos y que el diccionario de la RAE no hab¨ªa abordado entonces. Solo una mujer con su capacidad de trabajo y su ambici¨®n intelectual pod¨ªa haber terminado una empresa tan colosal. Es una l¨¢stima que no fuera reconocida en su momento como se merec¨ªa. Al menos, despu¨¦s de su muerte, los reconocimientos no han cesado. ?Son incontables las bibliotecas, colegios o institutos que llevan ya su nombre! E innumerables los escritores, traductores y estudiantes de espa?ol que usan a diario su obra.
Pudo ser la primera mujer que entrara en la Real Academia Espa?ola, m¨¦ritos le sobraban para pertenecer a la docta casa, pero a pesar de toda su excelencia ling¨¹¨ªstica, no pudo ser.
En 2013 que la RAE cumple 300 a?os de su creaci¨®n, el recuerdo de una de las mayores ausencias femeninas, la de Mar¨ªa Moliner, es una sombra en tan digna instituci¨®n. Esperamos que con el cumplimiento de este tercer centenario, entre de una vez por todas, la modernidad en la Real Academia Espa?ola.
Juana V¨¢zquez es catedr¨¢tica de Literatura y escritora.
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