¡°Querido Twitter: He roto aguas¡±
Ocho de cada diez beb¨¦s cuentan con alg¨²n tipo de presencia en las redes sociales Los reci¨¦n nacidos son quiz¨¢ el ejemplo m¨¢s evidente del ¡®oversharing¡¯, un creciente fen¨®meno de sobredifusi¨®n de la intimidad en Internet
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5BTRK323OPCJ5APOKCIR6A4Z4M.jpg?auth=e87a652a3ae1bc628a50cac3cefa005c8163d5009b22afd50ff8be4c7d9761f7&width=414)
La vida de Lucas en Internet empez¨® el d¨ªa en que su madre, feliz y orgullosa, comparti¨® su ecograf¨ªa de 12 semanas de embarazo en su muro de Facebook. A los m¨¢s ¨ªntimos la envi¨® tambi¨¦n por WhatsApp en un grupo creado ad hoc llamado Lucas es cabez¨®n. Desde entonces, la presencia digital del beb¨¦ ha sido habitual. Desde el ordenador o el tel¨¦fono, todos sufrieron el parto natural sin epidural, y en un v¨ªdeo vieron emerger la cabeza del peque?o y aplaudieron su llegada a este mundo. Luego comprobaron c¨®mo Lucas aprend¨ªa a mamar y admiraron sus primeras cacas. Cuando el beb¨¦ se contagi¨® con un virus raro, observaron en la evoluci¨®n de sus mocos del verde intenso al amarillo p¨¢lido una evidente mejor¨ªa.
¡°Querido Twitter: he roto aguas. No fue como Charlotte en Sexo en Nueva York. Ahora estoy midiendo las contracciones con una aplicaci¨®n del iPhone¡± (20.46, 10 de agosto).
¡°Controlar la frecuencia de las contracciones fue divertido hasta que se volvieron dolorosas¡± (22.37, 10 de agosto).
¡°Ingreso en el hospital. Llevada a la ¨²ltima habitaci¨®n de la segunda planta¡± (1.11, 11 de agosto).
¡°Epidural. S¨ª, por favor¡± (hace 24 horas).
¡°El monitor cardiaco interrumpe el silencio de una habitaci¨®n que dentro de poco ser¨¢ cualquier cosa menos silenciosa¡± (hace 16 horas).
¡°Sara est¨¢ cambiando el primer pa?al¡± (hace 11 horas).
As¨ª contaba su primer parto la dise?adora Sara Morishige, esposa de Evan Williams, uno de los fundadores de Twitter. Era 2009, y a ella no se le ocurri¨® nada mejor para promocionar el invento que su marido y su socio hab¨ªan lanzado al mundo tres a?os antes. Su cuenta logr¨® 16.000 seguidores en un d¨ªa.
Antiguamente hab¨ªa ¨¢lbumes; los ni?os del futuro se dar¨¢n de bruces con sus fotos de infancia en la Red
Si alguno de los lectores tiene un contacto en Facebook, Twitter o Instagram que ha cambiado recientemente su foto de perfil por la de su beb¨¦, est¨¢ autorizado a dejar de leer: todo lo que le vamos a contar probablemente ya lo estar¨¢ sufriendo en carne propia. He visto a una madre agraviada dejar esta declaraci¨®n de intenciones en su estado de Facebook: ¡°Si alguno de los presentes no quiere ver la cara de mi hijo las 24 horas, que no dude un minuto en eliminarme de sus contactos¡±.
Aunque hay padres m¨¢s cautos, las cifras insisten en que hay otros que no lo son. Una encuesta de la empresa de seguridad inform¨¢tica AVG realizada a 2.000 madres de 10 pa¨ªses, entre ellos Espa?a, revela que el 81% de los beb¨¦s ya tienen alg¨²n tipo de presencia en Internet al cumplir los seis meses. La cuarta parte de ellos tienen su bautizo digital mucho antes, cuando su madre publica en una red social el primer ultrasonido. Seg¨²n AVG, el 7% de los menores de dos a?os tienen una cuenta de correo electr¨®nico creada por sus padres y el 5% disponen de su propio perfil en alguna red social; algunos padres incluso tuitean en nombre de sus hijos: ¡°Comido, dormido, cagado¡±.
La gente comparte porque es feliz, porque necesita apoyo, porque busca compa?¨ªa, porque le apetece¡ Las razones son infinitas. Lo saben bien los que sobreviven como pueden entre fotos de beb¨¦s, mascotas o brunchs varios. Como Carolina (32 a?os), que ha acabado harta de Facebook y ahora solo entra una o dos veces por semana. ¡°?Para qu¨¦ m¨¢s? Voy pasando y solo veo Ni?o-Gato-Ni?o-Gato-Ni?o-Gato. Siempre es lo mismo¡±.
Es cierto que ingentes cantidades de fotos de gatos y beb¨¦s pueden llegar a aburrir por igual, pero la diferencia es que el beb¨¦ va a crecer y un d¨ªa llegar¨¢ a Internet, donde ya se dispondr¨¢ de un registro completo de su vida. Si antes los ¨¢lbumes de familia se guardaban en un caj¨®n y las fotos que no gustaban se arrancaban y se escond¨ªan bajo siete llaves, los chicos del futuro se dar¨¢n de bruces con sus fotos de la infancia en Internet, aderezadas por los comentarios m¨¢s o menos graciosos de sus padres.
Seg¨²n las cuentas de AVG, la huella digital de los que hoy tienen 30 a?os se remonta como m¨¢ximo a 10 o 15 a?os atr¨¢s. La mayor¨ªa de los beb¨¦s de hoy est¨¢n en Internet antes de los dos a?os; cuando cumplan 30, llevar¨¢n m¨¢s de dos d¨¦cadas de vida digital. ?Es esto bueno, es perverso, es normal o todo lo contrario?
Nadie lo sabe a¨²n. Las consecuencias de la sobreexposici¨®n a Internet solo las sabr¨¢n los nativos digitales cuando crezcan y se enfrenten a los resultados de la pasi¨®n de sus padres por contar pormenores de su vida en Instagram, en Pinterest y en Twitter. Aunque Facebook es insuperable, probablemente porque hay m¨¢s adultos hablando de sus cosas (y de las de sus hijos).
Blair Koenig les debe a ellos toda su fama. Ahora es una reconocida bloguera en Estados Unidos y buena parte del mundo. Su blog STFU, Parents ha suscitado una gran pol¨¦mica en The New York Times, que ha acabado vet¨¢ndolo; ha conseguido 1,5 millones de p¨¢ginas vistas en un mes y 25.000 ¡°me gusta¡± en Facebook. Finalmente se ha convertido en un libro con una potencial trayectoria de best seller. Algunos lo consideran la biblia de una especie de movimiento antibeb¨¦. Lo ¨²nico que ha hecho para conseguirlo es recopilar y clasificar las fotos que publicaban en las redes sociales padres enfermos de oversharing (t¨¦rmino anglosaj¨®n con el que se ha denominado este s¨ªndrome de compartirlo todo sobre tu hijo, tu gato, tus cenas o tus plantas).
¡°Hay dos tipos de usuarios: los que comparten todo y los que apenas cuentan nada¡±, dice la experta Blair Koenig
A Blair, el blog le ha tra¨ªdo algunas alegr¨ªas, varias broncas y una amenaza de muerte. Asegura que al principio solo le mandaban informaci¨®n personas sin hijos que trabajaban con beb¨¦s, como empleados de guarder¨ªas y cuidadoras, pero hace un par de a?os ha empezado a recibir correos de padres que quieren saber si est¨¢n exponiendo demasiado a sus hijos o que est¨¢n inc¨®modos con la manera en que lo hacen otros padres que conocen.
Sin propon¨¦rselo, se ha convertido en gur¨² del oversharing. ¡°Intento determinar qu¨¦ es normal y qu¨¦ es exagerado. Pienso que si un padre cuelga una foto de su ni?o comiendo un helado, es absolutamente normal. Yo no lo colgar¨ªa en el blog. Otra cosa es que publique la foto de un pa?al con la ¨²ltima caca y el comentario: ¡®Esto es lo que he tenido que limpiar hoy¡±, explic¨® a CNN.
Su blog est¨¢ dividido por carpetas y, seg¨²n cuenta, la que recibe m¨¢s actualizaciones es la dedicada a las cacas de ni?os. Admite con cierta verg¨¹enza que tiene una carpeta dedicada a la dactilopintura con caca de beb¨¦, y otra, a figuras art¨ªsticas que las madres hacen con su placenta, luego las enmarcan y las colocan en casa; entremedias, acaban colgadas en Facebook o en Instagram. ¡°Hay dos tipos de personas en las redes sociales: las que comparten todo y las que apenas cuentan nada de su vida. Los primeros no suelen tener en cuenta a su audiencia y utilizan las redes sociales como si fueran el ¨¢lbum o el diario familiar, no como un modo de conectar con la gente y compartir informaci¨®n relevante. Olvidan que la textura del v¨®mito de un beb¨¦ solo es importante para sus padres o para el pediatra¡±, dice.
?Preocupados por la privacidad? ?De verdad?
Los espa?oles son los europeos que m¨¢s informaci¨®n comparten en Internet y las redes sociales. El 45% dice compartir art¨ªculos de opini¨®n, v¨ªdeos y otro tipo de informaci¨®n con sus contactos, superando en m¨¢s de 10 puntos la media mundial (35%).
El nivel de interacci¨®n online en Espa?a duplica el de Alemania (22%) y supera a Francia (27%), B¨¦lgica (28%), Reino Unido (29%), Suecia (31%) e Italia (42%).
Las mujeres son m¨¢s propensas que los hombres (48% frente al 41%) a compartir datos en Internet y las redes sociales.
La franja de edad m¨¢s dada a compartir es la de los menores de 35 a?os (el 51% lo hace), m¨¢s de 10 puntos por encima de los adultos de entre 35 y 49 (40%) y de entre 50 y 64 a?os (41%).
El 54% de los espa?oles encuestados no se cortan a la hora de calificar con un ¡°me gusta¡± los contenidos de sus amigos y seguidores, cifra muy superior a la media mundial, que se sit¨²a en el 45%.
Los espa?oles son tambi¨¦n de los que m¨¢s comentarios dejan en los posts ajenos (54%), solo superados por los brit¨¢nicos y por encima de franceses y belgas.
Datos extra¨ªdos del ¡®Informe Socialogue¡¯ de IPSOS, que llev¨® a cabo entrevistas en un total de 24 pa¨ªses.
Koenig empez¨® el blog en 2009 cuando muchos de sus amigos se convirtieron en padres, y su muro de Facebook empez¨® a llenarse de actualizaciones sobre fiebres, cambios en las heces y progresos en los horarios de sue?os. Ahora, con treinta y pocos a?os, en cada entrevista debe responder invariablemente a la misma pregunta: ¡°?Te gustar¨ªa ser madre?¡±. Su respuesta es siempre un rotundo ¡°S¨ª¡±, seguida por la aclaraci¨®n de que en modo alguno odia a los beb¨¦s.
Luc¨ªa (de 42 a?os) ha sido una de esas madres que han sobrepasado los l¨ªmites. Cont¨® en Facebook c¨®mo su hija aprend¨ªa a no hacerse pis en la cama y publicaba en una especie de bit¨¢cora ¨Cd¨ªa 1, d¨ªa 2¡¨C las fotos de pa?ales secos y mojados. Dice que en su momento lo hac¨ªa por sentirse ¡°acompa?ada¡± y buscar apoyo en otras madres. ¡°Quer¨ªa asegurarme de que lo estaba haciendo bien y que no era demasiado dura con mi ni?a¡±, cuenta. ¡°No hay nada m¨¢s solitario y desesperado que un padre o una madre tratando de averiguar si est¨¢ haciendo las cosas bien. A?os atr¨¢s ten¨ªamos a la familia m¨¢s cerca, quiz¨¢ a alguna vecina. Ahora tenemos Facebook¡±, cuenta Berta, otra madre que encaja en el perfil de quienes han compartido intimidades de su beb¨¦; en su caso, los problemas con la lactancia materna.
La mayor¨ªa de los padres que consideran que han puesto a su beb¨¦ en el punto de mira se justifican tras el hecho de que ¡°hoy ser padres es m¨¢s dif¨ªcil que nunca, los niveles de exigencia son muy altos y severos¡±. ¡°Todos queremos ser perfectos y siempre estamos buscando apoyo de otros padres que validen nuestro desempe?o¡±, reconoce Arturo, un padre que, como los anteriores, es cr¨ªtico con su conducta en las redes y prefiere que solo se les mencione por su nombre.
Otros consideran que se han beneficiado al airear los problemas de sus hijos en Internet. Frecuentemente suelen ser padres de ni?os con enfermedades raras que encontraron asociaciones, apoyos y hasta financiaci¨®n para tratamientos gracias a haber compartido la situaci¨®n de sus hijos.
Por otra parte, hay quienes consideran que la visibilidad es en ocasiones una forma de reivindicaci¨®n. Lo explica Ileana Medina, madre de dos ni?os y autora del blog Tenemos tetas: ¡°Muchas veces se comparten fotos de madres dando el pecho a su beb¨¦ y hasta se hacen concursos fotogr¨¢ficos en las redes sociales, pero al servicio de una causa: la normalizaci¨®n y visibilizaci¨®n de la lactancia materna y la eliminaci¨®n de tab¨²es¡±. En su opini¨®n, por un lado est¨¢ la obligaci¨®n de los padres de proteger la imagen de sus hijos, y por otro, la necesidad de convertir la crianza en un asunto de debate p¨²blico. ¡°Por pesados que puedan ser los padres primerizos, mucho m¨¢s peligrosos me parecen los ni?¨®fobos que pretenden borrarlos del mapa, de los restaurantes, de los hoteles, de los aviones¡¡±.
¡°Antes ten¨ªamos a la familia cerca, quiz¨¢ a alguna vecina. Ahora tenemos Facebook¡±, explica una madre
Blair Koenig tiene otra manera de verlo. ¡°Mi blog y mi libro no se burlan de lo que hacen algunos padres solo porque resulte molesto ver tu muro de Facebook lleno de fotos de pa?ales, sino porque pienso que hacerlo es poco respetuoso con los ni?os¡±.
Desde la compa?¨ªa de seguridad online AVG apuntan que el problema de la huella digital es que es dif¨ªcil controlar la informaci¨®n una vez expuesta en Internet. ¡°Estamos decidiendo colgar cosas sobre nuestros hijos o en su nombre que ahora pueden resultar muy simp¨¢ticas, pero que quiz¨¢ no lo sean tanto dentro de 10 a?os¡±. Pongamos, por ejemplo, al hijo del bloguero estadounidense Nerdy Apple. ?Qu¨¦ pensar¨¢ el d¨ªa que descubra que el blog de su padre se hizo famoso en todo el mundo cuando colg¨® una foto suya disfrazado de Daphne, la chica de Scooby Doo, con la leyenda ¡°Mi hijo es gay¡±? El post sum¨® 4 millones de visitas y 47.000 comentarios. Para encontrar la foto, basta con escribir en Google ¡°hijo de Nerdy Apple¡±; inmediatamente tendr¨¢s varias versiones descargables. Entonces el ni?o ten¨ªa cuatro a?os; ahora tiene siete. Quiz¨¢ a sus padres no les queden muchos a?os de paz.
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