El mundo en una croqueta

Ni lujos ni alardes de ning¨²n tipo, solo los detalles de interiorismo que les ha permitido un presupuesto limitado.

Transcurridas pocas semanas desde su traslado, ambos se muestran ilusionados con su Gastrocroqueter¨ªa (www.gastrocroqueteria.com), pr¨®xima a la Gran V¨ªa madrile?a.

Igual que siempre, en sus mesas se degustan tapas, cazuelitas y raciones a precios moderados. Y como complemento dos atractivos men¨²s.

Sin embargo, detr¨¢s de las primeras apariencias su cocina esconde un trasfondo de inter¨¦s.

Si lo he visitado dos veces seguidas no es solo porque me gustan las croquetas, sino por la creatividad que Chema desarrolla con este bocado fetiche de nuestra cocina familiar.

En la carta ensaladilla, migas, tallarines, mini hamburguesas y otros platos desenfadados que resuelve con acierto.

A¨²n as¨ª, nada tan sugerente como las croquetas, su gran especialidad.

?De jam¨®n? Por supuesto. Y tambi¨¦n de sobrasada, de sepia en su tinta y de otros gustos, como si se tratara de un puesto de helados.

Soler arranca de una curiosa premisa: todo es susceptible de ser croquetizado.

Pero lo verdaderamente original es que sus croquetas, presentadas de mil maneras, rompen con los conceptos a los que estamos habituados.

Soler prepara croquetas de aperitivo, estar¨ªa bueno. O como centro de platos concebidos para compartir. Tambi¨¦n a modo de guarnici¨®n o en calidad de ingrediente principal.

Desde los aperitivos hasta los postres siempre hay croquetas destinadas a desempe?ar funciones concretas.

Algunas encierran la salsa de una receta. Otras igualmente atrevidas mezclan lo dulce con lo salado.

?Algo m¨¢s?

Su imaginaci¨®n alcanza a la despedida golosa, como ratifica su versi¨®n del tiramis¨².

Mejor que mis palabras lo explican las fotograf¨ªas que siguen.

Si alguien me pregunta si algunas de sus croquetas merecen estar en el Top, respondo de manera afirmativa.

Y eso que retengo en mi cabeza algunas magn¨ªficas como las de Casa Marcial, Casa Gerardo, Echaurren, El Corral del Indianu,Culler de Pau,Zalaca¨ªn y algunas m¨¢s.

Pero esta vez la cosa no va por ah¨ª.

Soler demuestra que en la cocina se puede ser creativo sin ser sofisticado. Que no es imposible elaborar men¨²s imaginativos manejando recursos limitados.

En definitiva, que a pesar de que algunos son incapaces de entenderlo, la libertad para crear y evolucionar, m¨¢s viva que nunca, descansan en el coraz¨®n de nuestra cocina tradicional. En twitter:@JCCapel