?Pueden las peque?as iniciativas generar grandes cambios?
Por ?lvaro Porro
Veamos diferentes propuestas de gesti¨®n de los comunes naturales:
- Huerto urbano comunitario de gesti¨®n asamblearia en un solar bald¨ªo en un barrio con escasez de espacios verdes es una forma de gesti¨®n del com¨²n en una escala muy local. Como este ejemplo de Barcelona.
- Establecimiento de un sistema de recogida de basura puerta a puerta en una provincia para evitar la construcci¨®n de una incineradora de residuos es otra forma con un poco m¨¢s de escala.
- Gesti¨®n de la pesca del at¨²n rojo en el Mediterr¨¢neo en aguas internacionales y nacionales para la flotas pesqueras de varios pa¨ªses de la regi¨®n mediante la obligatoriedad de uso de artes tradicionales de pesca, periodos y cuotas estrictas. Es una gesti¨®n de un com¨²n de mayor escala para evitar la extinci¨®n y el derrumbe socioecon¨®mico de un sector.
- Gesti¨®n del calentamiento global que provocar¨¢n millones de hect¨¢reas de avance de la desertizaci¨®n creando millones de refugiados mediante un sistema de cuotas personales de emisiones a escala global.
Todos son dilemas y potenciales formas de gesti¨®n de ¡°los comunes¡± pero a muy diferentes escalas y que requieren tambi¨¦n de herramientas y sistemas muy diferentes. ?Pero alimentan las iniciativas micro las transformaciones macro o su papel macro es anecd¨®tico o incluso contraproducente como mera distracci¨®n del objetivo relevante? ?Tiene sentido hacer un huerto comunitario urbano mientras extienden millones de hect¨¢reas de agricultura transg¨¦nica?
S¨ª
que sirven pero es relevante tener en cuenta c¨®mo moverse entre
escalas.
Se necesita perspectiva para entender las diferencias y las
conexiones entre ellas. De hecho cuando intentamos extender o
popularizar las iniciativas comunitarias y econom¨ªas colaborativas
(redes de intercambio, cooperativas de consumo o energ¨ªa, bancos de
tiempo, grupos de crianza, plataformas de consumo colaborativo)
chocan en muchos casos con barreras internas organizativas pero
tambi¨¦n con los l¨ªmites
que imponen las estructuras sociales, pol¨ªticas, econ¨®micas del
contexto macro. Y
es que la
transici¨®n hacia estilos de vida m¨¢s sostenibles y la extensi¨®n de
la econom¨ªa social y solidaria irremediablemente comportan un cambio
cultural pero tambi¨¦n cambios en el modelo econ¨®mico y en las
estructuras pol¨ªticas, legales y sociales, es decir una regeneraci¨®n
democr¨¢tica.
Por tanto ?se
trata de olvidarnos por ahora de iniciativas comunitarias de peque?a
escala
y centrar nuestra energ¨ªa en esos cambios estructurales, en los
comunes globales, en la gran regeneraci¨®n democr¨¢tica? No,
yo lo percibo, pienso y siento como procesos no ya paralelos sino
contenidos unos dentro de otros.
Amador Fdez. Savater inspirado en Gramsci reflexionaba hablando de
los cambios estructurales, ll¨¢mese revoluci¨®n o como queramos, que
¨¦stos ocurren como una ¡°ola
de fondo¡±,
son un lento e incluso silencioso desplazamiento de la hegemon¨ªa
cultural. Gramsci
dec¨ªa que cuando se hace la Revoluci¨®n Francesa,
ya
se ha ganado antes:
la
nueva
concepci¨®n del mundo ha desplazado silenciosamente a la antigua,
dejando fuera de juego a los poderes del Antiguo R¨¦gimen casi sin
que se den cuenta.
En esta l¨ªnea creo que el
proceso de articularnos colectivamente a micro escala son pasos de
este lento desplazamiento,
de esa ola de fondo, en lo cotidiano. Como observan muchas teor¨ªas
del aprendizaje muchas veces son las pr¨¢cticas las que cambian los
valores y no al rev¨¦s. Por todo ello el terreno social de la
micro-experimentaci¨®n y en particular las iniciativas colectivas o
colaborativas que surgen en torno a la b¨²squeda de otras formas de
satisfacer necesidades son espacios que aceleran, profundizan,
facilitan ese desplazamiento silencioso. Porque como espacios que
agregan desde la pr¨¢ctica se hacen accesibles, seductores para
muchas personas que no se sienten atra¨ªdas por meros espacios
pol¨ªticos de reivindicaci¨®n, o por lo menos, no de manera
sostenida, y creo que esto explica parte de la din¨¢mica actual del
15m, donde muchos proyectos e iniciativas se han nutrido del momento
¡°pos-plazas¡±.
Pero como dec¨ªamos al principio de este post no podemos perder la perspectiva de las escalas, de que la ola de fondo ha de emerger a la superficie para que la transformaci¨®n cultural de fondo se convierta en un cambio econ¨®mico, pol¨ªtico y social. Porque no se trata de crear burbujas disidentes sino de entender el papel pionero de espacios comunitarios y autogestionados pero que tratan de que el cambio llegue a todos. Por ejemplo, se trata de un mercado social que sea mayoritario no para nosotros sino para que todo el mundo acceda a productos agroecol¨®gicos y justos.
Y es este quiz¨¢s uno de los retos del creciente universo de iniciativas colaborativas, cooperativas o comunitarias: ser relevantes m¨¢s all¨¢ de sus microcontextos en la construcci¨®n de un tejido social que lidere el cambio. Porque la regeneraci¨®n democr¨¢tica sin lugar a dudas consiste principalmente en la constituci¨®n de un tejido social fuerte que pueda acompa?ar y liderar el proceso de transformaci¨®n, para que en alg¨²n momento la ola de fondo emerja a la superficie con toda la potencia pero tambi¨¦n toda la viabilidad y la efectividad a largo plazo.
Esta reflexi¨®n es un adelanto del pr¨®ximo n¨²mero de la revista Opciones dedicada al fen¨®meno de las iniciativas comunitarias, econom¨ªas colaborativas, etc.
Fotograf¨ªa de apertura: Waves hit Navarre Pier hard during hurricane Ivan's approach: Navarre beach, Florida v¨ªa Flickr (The Commons)
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