La crisis que pagan perros y gatos
Sin embargo, ni todo el mundo tiene el mismo concepto, ni est¨¢ en la misma situaci¨®n econ¨®mica. Desde el inicio de la crisis, en 2008, el n¨²mero de eutanasias ha aumentado considerablemente. Tambi¨¦n han crecido los abandonos y el n¨²mero de perros que no est¨¢n protegidos contra la rabia o que acuden tarde al veterinario.
A falta de datos absolutos ya que ni el Colegio de Veterinarios de Espa?a, ni los espec¨ªficos de cada comunidad aut¨®noma registran la causa por la que un animal ha muerto, hemos contactado con varias cl¨ªnicas veterinarias para tratar de esbozar la evoluci¨®n de esta pr¨¢ctica. En un centro de Coslada (Madrid) el n¨²mero de eutanasias pas¨® de 20 en 2008 a casi el doble, 37 en 2012. Si atendemos a los datos de los primeros meses de este a?o, la estad¨ªstica no mejora, ya llevan 23 practicadas. "Muchos de mis clientes llevan mucho tiempo en paro o sobreviven con salarios o pensiones m¨ªnimas, no invierten en medicina preventiva y acuden al veterinario cuando el caso est¨¢ tan avanzado que poco o a veces nada podemos hacer por el animal", asegura Diana Fern¨¢ndez, profesional del centro.
Jos¨¦ Luis Bl¨¢zquez, due?o de dos cl¨ªnicas veterinarias en Madrid, tambi¨¦n certifica la tendencia. En los primeros meses de este a?o han realizado ya 189 eutanasias mientras que en todo 2008 practicaron 130. ¡°El problema es que el propietario quiere la soluci¨®n ya, quiere un diagn¨®stico definitivo y si no se sabe lo que tiene el animal, se baraja la eutanasia¡±. Los veterinarios se quejan de que ahora ya no se les permite hacer tantas pruebas o tratamientos al animal y esto supone ¡°un paso atr¨¢s de 10 a?os¡±, seg¨²n Bl¨¢zquez. Pero no todos los propietarios son iguales. Existen dos perfiles diferentes de clientes, por una parte est¨¢n los que se preocupan por el cuidado del animal e intentan negociar con el veterinario para buscar una soluci¨®n y aquellos que no. ¡°Nosotros ponemos muchas facilidades y fraccionamos el pago para que puedan hacer frente al coste que supone¡±, asegura el veterinario Sergio P¨¦rez.
Pero ?cu¨¢ndo un veterinario cree ¨¦tico practicar una eutanasia? El c¨®digo deontol¨®gico impide sacrificar al animal si no est¨¢ muy grave pero seg¨²n afirma la veterinaria Diana Fern¨¢ndez ¡°es dif¨ªcil establecer cuando no hay m¨¢s salidas. Jugamos un poco a ser Dios, a decidir cu¨¢ndo se acaba una vida¡±.
LOS DESERTORES Y LOS ABANDONOS
Abandonar es otra opci¨®n. Desde 2008 el Instituto de Salud P¨²blica de Madrid ha tenido m¨¢s trabajo. Mientras en ese a?o eran 5.222 los animales que copaban el centro, en tan solo dos a?os la cifra lleg¨® a los 6.687. Desde entonces y hasta el pasado a?o la tendencia es a la baja, aunque solo ligeramente, ya que en 2012 todav¨ªa 6.116 mascotas fueron abandonadas en Madrid. Mientras que las que se encuentran en la v¨ªa p¨²blica o que son entregadas por un centro de protecci¨®n animal han disminuido, las que son entregadas directamente por el propietario s¨ª que aumentan. Seg¨²n el ¨²ltimo estudio publicado por la Fundaci¨®n Affinity , que recoge datos de 1.059 entidades, de las cuales 307 son protectoras de animales y 752 ayuntamientos, el n¨²mero de perros y gatos abandonados en Espa?a es de casi 150.000.
Las malas condiciones en las que a veces se entrega al animal, ya sea por falta de recursos econ¨®micos o por falta de inter¨¦s por su cuidado, fomenta que los animales calificados por el centro m¨¦dico como ¡°no adoptables¡± crezca. Antes de que los problemas econ¨®micos fueran una realidad en los hogares espa?oles, las mascotas que finalmente eran o bien adoptadas o bien recuperadas era de 2.040 de un total de 5.222 abandonadas; mientras en el pasado a?o la cifra no ha conseguido mejorar, 2.452 animales han sido salvados o colocados en alguna familia del total de 6.116 mascotas que recibi¨® el centro.
Y es que tener una mascota puede convertirse en todo un lujo para algunos. La diferencia de precio entre un pienso de una marca reconocida y una marca blanca llega a ser de hasta un 80% m¨¢s y las consecuencias de una mala alimentaci¨®n ¡°tambi¨¦n se ven reflejadas en el deterioro del animal¡±, confirma Sergio P¨¦rez, profesional de la cl¨ªnica Kliper de Madrid.
Uno de los datos que s¨ª reflejan una mejora en la concienciaci¨®n de la gente con sus mascotas es el porcentaje de animales que est¨¢n identificados, es decir que colocan el llamado microchip. A pesar del aumento que se ha experimentado en los ¨²ltimos a?os, y de que desde el a?o 2003 en la Comunidad de Madrid sea obligatorio que todos los animales tengan este sistema de identificaci¨®n, solo el 53,50% de los perros y el 4% de los gatos que llegan, lo est¨¢n.
La diferenciaci¨®n entre el nivel econ¨®mico de los barrios explica la disparidad en los datos de unos lugares a otros. Jos¨¦ Capaces, due?o de una cl¨ªnica en el madrile?o barrio de Chamber¨ª, asegura que ¨¦l no lo nota tanto. ¡°Dispongo de una clientela estable y es una zona de clase media, media-alta¡±. Pero incluso aqu¨ª perciben alg¨²n cambio. ¡°Tengo constancia de que las cl¨ªnicas con urgencias s¨ª que lo han notado porque el cliente en vez de salir corriendo por la noche, espera al d¨ªa siguiente¡±. Las urgencias pueden costar hasta tres veces m¨¢s que una consulta ordinaria.
El propietario del hospital veterinario Canis i Felis de Barcelona, Jos¨¦ Tarras¨®n, cree que ahora la gente ¡°ya no se mete en grandes gastos econ¨®micos. No se alarga tanto la vida del animal como antes¡±.
MEJOR, INCINERACI?N INDIVIDUAL
Pero hay un dato que resulta singular. Seg¨²n cuenta sorprendido Jos¨¦ Luis Bl¨¢zquez, due?o de dos cl¨ªnicas en Madrid, ¡°ha aumentado el n¨²mero de incineraciones individuales¡±. La diferencia de precio entre incinerar de manera colectiva o a t¨ªtulo propio es sustancial. Mientras hacerlo conjuntamente (servicio que ofertan las cl¨ªnicas) sale por unos 60 euros; optar por la incineraci¨®n individual va desde los 220 euros -para las mascotas de menos de 20 kg- hasta los 295 para las que pesan m¨¢s de 45.
¡°Creo que este aumento se debe a que el propietario en ocasiones se siente culpable por haber sacrificado al animal cuando ten¨ªa alguna posibilidad de sobrevivir¡±, arguye Bl¨¢zquez.
En el otro extremo se encuentra Sabrina, que decidi¨® no incinerar de manera individual a su perro F¨¦nix, pero que confiesa que ¡°hubiera pedido un cr¨¦dito si hubiese sido necesario con tal de salvar su vida¡±. F¨¦nix era un galgo de 10 a?os que sufri¨® un fallo multiorg¨¢nico que hizo imposible el aplicar ning¨²n tratamiento u operaci¨®n para ayudarle. Para Sabrina el problema reside en que ¡°no hay una cultura de cuidar a las mascotas. En este pa¨ªs los perros siempre han sido objetos, como kleenex ¡°, sentencia irritada.
La fotograf¨ªa que abre el post es de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza/JAVIER BELLVER (EFE)
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