Modelo de familia
El modelo holand¨¦s Andre van Noord abre las puertas de su casa, y nos presenta a su familia. En 30 a?os de profesi¨®n ha sido imagen de firmas como Esprit, Trussardi o Cerrutti.
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Un concierto inolvidable. Por mucho que artistas y promotoras aprecien esta expresi¨®n, no es tan frecuente que un evento regale un recuerdo para siempre. Sin embargo, en determinadas ocasiones, s¨ª ocurre. Dif¨ªcilmente, por ejemplo, el p¨²blico presente en Monterrey en 1967 olvidar¨¢ las llamas que envolvieron la Fender Stratocastera a la que Jimi Hendrix prendi¨® fuego. Y el 5 de julio de 1969, para miles de afortunados siempre significar¨¢ un grupo y un lugar: Rolling Stones, Hyde Park. De un concierto que el grupo brit¨¢nico Talk Talk ofreci¨® a principios de los ochenta en ?msterdam no queda, en cambio, mucha huella. Por lo menos para la historia con may¨²sculas. Porque la personal de Andre Van Noord cambi¨® ese d¨ªa para siempre. B¨¢sicamente, le ocurri¨® algo que en la Espa?a de hoy, y m¨¢s a¨²n en medio de un concierto, resulta cuando menos quim¨¦rico: le ofrecieron un trabajo.
¡°Tendr¨ªa unos veinte a?os; estaba con mis colegas, se me acerc¨® un tipo y me pregunt¨®: ¡®?Quieres ser modelo?¡±, recuerda ahora Van Noord (?msterdam, 1964) por tel¨¦fono. Como ya habr¨¢n intuido, respondi¨® que s¨ª. Y le fue cogiendo tanto gusto que en ello sigue, al borde de cumplir medio siglo, ya convertido en uno de los modelos masculinos m¨¢s conocidos del planeta: ¡°Lo raro para m¨ª es que contin¨²e haci¨¦ndolo. ?Llevo casi 30 a?os! Jam¨¢s lo imagin¨¦. Es mucho¡±.
Ha trabajado para firmas como Trussardi, Esprit o Lee. Tambi¨¦n ha posado para GQ y Esquire, as¨ª como las ediciones masculinas de Vogue y L¡¯Officiel. El matusal¨¦n holand¨¦s presume de dos ases en la manga para no perder la partida contra el tiempo. La primera carta est¨¢ en sus manos: ¡°Hago mucho deporte. Cada ma?ana nado una hora y estoy en forma¡±. La otra es m¨¢s bien un truco. ¡°Photoshop es mi secreto. Si tienes l¨ªneas, arrugas, retocan la imagen y ya no est¨¢n. ?A veces trabajo para alguna agencia, despu¨¦s veo las fotos y parece que tengo 25 a?os!¡±, cuenta.
Para creerle basta con echar un ojo a las im¨¢genes de esta fotogaler¨ªa. El se?or padre de familia de 50 a?os deja paso a un tipo al menos una d¨¦cada m¨¢s joven. Y el mismo resultado produce cualquier b¨²squeda en Internet de su nombre. Aunque Van Noord desaconseja usar la Red para ello: ¡°En Internet solo busco porno¡±. Y otra carcajada.
Divertido, simp¨¢tico, el holand¨¦s parece tener poco de vip y mucho del chaval que se hizo modelo, por casualidad, en un concierto. Ese mismo que intent¨® estudiar sin esperanzas Ciencias Pol¨ªticas y que so?aba con pasarse la vida navegando; un punki que se fue a Londres a vivir en casas okupas y que llamaba a las agencias desde una cabina preguntando si hab¨ªa trabajo. M¨¢s a¨²n, un aspirante a modelo parecido a Billy Idol al que en una en??trevista de trabajo en Par¨ªs le dijeron: ¡°Vuelve ma?ana con ropa decente y ya veremos¡±. Lo hizo ¨Cbueno, se la pidi¨® pres??????ta??da a un amigo¨C y le contrataron.
Su luz estuvo cerca de eclipsarse, borrada poco a poco por un c¨®ctel letal de alcohol y drogas. ¡°Estuve a punto de perderlo todo, empec¨¦ a cometer errores¡±, recuerda, esta vez s¨ª serio, Van Noord. Hasta que un d¨ªa lleg¨® especialmente cerca del precipicio: un coche que ven¨ªa en la otra direcci¨®n le oblig¨® a una maniobra repentina. Pero el holand¨¦s no estaba para reacciones imprevistas. ¡°Estaba borracho¡±, cuenta el modelo. De ah¨ª que acabara estrell¨¢ndose. Pero sobrevivi¨® y decidi¨® cambiar.
En efecto, ha cambiado. Tambi¨¦n por sus tres hijos: ¡°Quiero ser un buen padre para ellos. Ten¨ªa que parar¡±. De echarse a perder, no de trabajar. Porque en eso, Van Noord sigue imparable. Veterano de sets y poses, el holand¨¦s cree que el mundo de la moda es muy distinto al que descubri¨® all¨¢ por los ochenta. ¡°Entonces, los chicos no eran estrellas como las chicas. Si dec¨ªas que era tu aspiraci¨®n, significaba que eras est¨²pido¡±, relata. Acostumbrado a seducir a la c¨¢mara, parece encontrarse a gusto tambi¨¦n detr¨¢s de ella. De hecho, la fotograf¨ªa es una de sus grandes pasiones. Normalmente, inmortaliza sujetos cercanos: su mujer, sus hijos, la naturaleza de su casa del campo. Y a s¨ª mismo. En versi¨®n real, claro, no la de 25 a?os.
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Sobre la firma
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