El lado oscuro de L¨¦opold Senghor
Mamadou Dia y L¨¦opold S¨¦dar Senghor.
¡°No le guardo rencor personal (a L¨¦opold S¨¦dar Senghor), pero cuando veo en lo que Senegal se ha convertido s¨®lo por un tema de poder, por reinar de manera personal en Senegal, todas las consecuencias que eso tuvo para nuestro pa¨ªs¡ Hab¨ªamos comenzado muy bien, ¨¦ramos un ejemplo que pod¨ªa haberse extendido a toda ?frica. Y quiz¨¢s ese ejemplo habr¨ªa evitado lo que ocurre hoy en este continente, nuestras nuevas dependencias. Todo se pod¨ªa haber evitado si no hubiese existido ese acto de locura y ego¨ªsmo de diciembre de 1962. Eso es algo que no puedo olvidar, que no puedo perdonar¡± (Mamadou Dia, primer ministro de Senegal entre 1957-1962).
Esta es la historia de dos hombres. Miento. La de dos modelos diferentes, dos concepciones enfrentadas en el modo de construir un pa¨ªs. Como casi todas las historias reales, acaba mal. Pero podr¨ªa haber sido peor. Senegal nunca se desangr¨® en una guerra civil, nunca sufri¨® un golpe de estado y es una de las democracias faro de ?frica occidental. Pero este relato aparentemente limpio y rectil¨ªneo esconde algunos derrapes y un buen mont¨®n de suciedad bajo las alfombras. La imagen estereotipada, sobre todo la que tenemos en Europa, de un L¨¦opold S¨¦dar Senghor padre fundador, primer presidente del pa¨ªs, poeta y hombre de Estado a la vez, intelectual amable y pr¨ªstino, tambi¨¦n oculta matices inquietantes, una cara B que ha sido meticulosamente borrada de la historia oficial y sobre la que el documental President Dia, que se acaba de estrenar en el Festival de Cine Africano de C¨®rdoba, se empe?a en descorrer el velo.
Mamadou Dia aparece en esta pel¨ªcula anciano, casi ciego, claramente en el ocaso de su vida. Su imagen contrasta con las de hace cincuenta a?os, las de un Dia joven, apuesto, en¨¦rgico, siempre junto a Senghor, su mentor, siempre a la sombra. ¡°Nunca se me hubiera ocurrido ir contra ¨¦l, jam¨¢s¡±, asegura Dia. Compa?eros de partido, hermanos en la pol¨ªtica, juntos condujeron a Senegal hacia la independencia en 1960 y juntos nadaron en las procelosas aguas de la Federaci¨®n de Mal¨ª, experimento de uni¨®n senegalo-maliense que fracas¨® a las primeras de cambio. Senghor era el l¨ªder, el jefe de Estado; Dia era el presidente del Consejo de Gobierno, el primer ministro. Senghor pensaba, marcaba las l¨ªneas y estrategias, decid¨ªa; Dia ejecutaba, se arremangaba la camisa y los pantalones y recorr¨ªa el pa¨ªs de una punta a otra. La comparaci¨®n de Moustapha Niasse, que conoci¨® bien a ambos, no puede ser m¨¢s acertada: ¡°Senghor era el monje que estaba en contacto con Dios en su monasterio, Dia era el sacerdote que lidiaba con el pueblo¡±.
Sin embargo, esta pareja que condujo a Senegal hacia la independencia se rompi¨® en 1962. El maestro acus¨® al disc¨ªpulo de conspiraci¨®n, lo aisl¨® primero y luego le dio el golpe definitivo, le imput¨® un delito que nunca se pudo probar, la preparaci¨®n de un golpe de estado. Condenado a cadena perpetua, Mamadou Dia fue enviado, junto a tres de sus ministros, a la prisi¨®n de Kedougou en el sur del pa¨ªs. Su nombre fue sistem¨¢ticamente borrado de la Historia, no hay una sola plaza o calle que le recuerde, su imagen se fue difuminando del imaginario colectivo. Cuando, doce a?os despu¨¦s, fue indultado, regres¨® a Dakar e intent¨® crear un nuevo partido pol¨ªtico, ya estaba condenado al fracaso. Nadie quiso sumarse al proyecto de Dia. Su momento hab¨ªa pasado.
Ousmane William Mbaye, en C¨®rdoba. / Foto: FCAT
President Dia se apoya en im¨¢genes de la ¨¦poca y testimonios de los protagonistas para ir trenzando una historia que explica lo sucedido. Su director es Ousmane William Mbaye, sobrino de Josep?h Mbaye, uno de los ministros represaliados junto a Mamadou Dia. ¡°Yo ten¨ªa una deuda pero no con mi t¨ªo, sino con toda una generaci¨®n. Los j¨®venes de ahora no conocen esta historia y hab¨ªa que hacerlo ya, porque los que tomaron parte en ella han muerto o est¨¢n muriendo¡±, asegura. ¡°Senghor jug¨® el rol del colonizador franc¨¦s, Francia sab¨ªa que pod¨ªa contar con ¨¦l. Sin embargo, Dia era mucho m¨¢s rupturista. Lo que la mayor¨ªa de la gente no sabe es que en 1958 Senghor plante¨® que la independencia de Senegal deb¨ªa alcanzarse en 25 a?os y que fue Dia quien logr¨® convencer al presidente de que el proceso deb¨ªa culminar en dos a?os. El verdadero padre de la naci¨®n fue Dia y no Senghor¡±, a?ade.
La cinta cont¨® con escaso apoyo en Senegal, ¡°mucha gente rechaz¨® luego la pel¨ªcula porque tocaba la imagen del primer presidente. Incluso despu¨¦s de verla, dec¨ªan que pese a todo hab¨ªa sido un gran hombre¡±. Mamadou Dia, a la imagen de Lumumba en Congo, Am¨ªlcar Cabral en Guinea Bissau, Jules Julius Nyerere en Tanzania o incluso Thomas Sankara en Burkina Faso, apost¨® por un cambio radical, por romper con la potencia colonial, por explorar nuevas y propias v¨ªas en la gesti¨®n de los nacientes estados africanos. Su empe?o era el desarrollo rural, dignificar el trabajo de los m¨¢s humildes. ¡°Pero todos ellos fueron eliminados¡±, asegura Laurence Attali, productora de la cinta. Ousmane Mbaye lo acepta con pragmatismo. ¡°Quisimos hacer la revoluci¨®n, pero no lo logramos. Nada ha cambiado. Debemos asumir ese fracaso y ceder el testigo a la nueva generaci¨®n. Esta pel¨ªcula es un granito de arena para recordar lo que ocurri¨®, para escapar al olvido¡±.
Manifestaciones en Dakar en 2012 contra el presidente Wade. / Foto: J.N.
El rodaje de la pel¨ªcula coincidi¨® en Dakar con los disturbios previos a las elecciones de 2012. El entonces presidente, Abdoulaye Wade, se presentaba a unos comicios pese a la existencia de un l¨ªmite constitucional que establec¨ªa un m¨¢ximo de dos mandatos. Su proyecto pol¨ªtico estaba agotado y buena parte del pueblo se lo estaba haciendo saber en la calle, con manifestaciones que se cobraron una decena de vidas. ¡°El paralelismo con Senghor era evidente. Cuando ¨¦ste pretendi¨® establecer un sistema de partido ¨²nico y convertirse en amo y se?or de Senegal, la gente sali¨® a la calle y hubo cuarenta muertos. Es el mismo af¨¢n de dominaci¨®n, de pasar por encima de la democracia¡±, comenta el director. Por eso, en la cinta se alternan im¨¢genes de los a?os sesenta y de 2012. Porque, pese al tiempo transcurrido, el poder sigue ejerciendo una peligrosa atracci¨®n para quienes lo detentan.
Mamadou Dia muri¨® el 25 de enero de 2009 en Dakar a los 97 a?os. No tuvo oportunidad de ver esta pel¨ªcula. Se fue enmedio de un silencio atronador, laminado por la precisa maquinaria de propaganda del r¨¦gimen de Senghor. Pero, pese a todo, nunca perdi¨® la fuerza que le caracterizaba, que le anim¨® durante d¨¦cadas. ¡°Ese empuje, esa ilusi¨®n de quienes estaban construyendo algo nuevo, no la veo en nuestros d¨ªas¡±, asegura Mbaye. ¡°La brasa est¨¢ siempre ah¨ª¡±, matiza Attali, ¡°de vez en cuando hay una racha de viento que la reaviva¡±, como ocurri¨® en 2012 frente a los excesos de Wade. ¡°No todo est¨¢ perdido¡±, concluye.
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