Heridas que no cierran
Si los da?os entre la familia Rivera Ord¨®?ez y Pantoja no han cicatrizado, el de B¨¢rcenas no deja de sangrar y en la Corona sigue abierta la herida del 'caso N¨®os'
En el ¨²ltimo pleno del Congreso de los Diputados fue inevitable no reparar en la buena calidad de las telas y dise?os de la casi mayor¨ªa absoluta de los atuendos de sus se?or¨ªas. Ajenos a los recortes y a las modas que vienen y van, como reyes del glam, nuestros elegidos se lanzaban fraudes y modelos auton¨®micos a la cabeza con malas caras y gestos disonantes, pero perfectamente cubiertos por pa?os calientes y buenas pieles. Rajoy escogi¨® un traje de incierto verde, un gui?o al musgo gallego que crece feliz jugando con el tiempo. Duran, un dandi conservador, prefiri¨® el cromatismo mediterr¨¢neo, entreviendo destellos amarillos en su corbata y un alarmante azul¨®n en su traje. Rubalcaba, aferrado al navy blue de la misma manera que lo est¨¢ al tim¨®n del Titanic en que se ha convertido su partido. La vicepresidenta Soraya, en negro, que durante siglos ha sido el color rural de diario y de campanario. Qued¨® demostrado que, como clase, nuestros pol¨ªticos se ven bien y casi como ricos de toda la vida.
En un rico almuerzo macrobi¨®tico en el hotel Ritz de Madrid se habl¨® copiosamente de que si se hicieran elecciones en Francia ahora mismo, ganar¨ªa la familia Le Pen. Un tema de peor digesti¨®n que el refinado bacalao sin sal del men¨². ¡°Francia puede darnos un susto porque su derecha no deja de ser una de las m¨¢s ilustradas del mundo¡±, explicaba un conocido socialdem¨®crata. ¡°Estamos en una ¨¦poca donde cualquiera con discurso populista se lo lleva de calle¡±, reaccion¨® otra comensal, que de paso tambi¨¦n critic¨® la comida macrobi¨®tica (¡°Est¨¢ contra el tomate y la harina, la dieta mediterr¨¢nea no deber¨ªa permitirlo¡±, manifest¨®). Muchos de los presentes coincidieron en que ese nuevo l¨ªder, ese hombre que puede cambiar la crisis a base de grueso populismo, no podr¨ªa ser Aznar, pero s¨ª Kiko Rivera.
El heredero var¨®n de Pantoja ha regresado a la primera plana con eso que tanto nos remueve y hace sudar el traje: la familia y sus conflictos. Se presenta como padre fastidiado por la custodia compartida y porque su excompa?era quiera trasladarse con su hijo al Pa¨ªs Vasco. Insistimos en que escuchar al nieto de la reina de la copla expresarse en euskera har¨ªa much¨ªsimo por la unidad espa?ola. Rivera tiene otro ¨®rdago importante, resolver por fin ¡°el conflicto de los conflictos¡±: ?d¨®nde est¨¢n esos objetos personales de Paquirri que los hijos guapos, l¨¦ase Cayetano y Francisco, reclaman a su viuda? Al parecer, esta colecci¨®n de bienes ¡°de escaso valor material, pero alt¨ªsimo poder sentimental¡±, como un deseo independentista, fue sustra¨ªda el mismo d¨ªa del entierro del diestro, en 1984. ?Han pasado 30 a?os y Espa?a sigue sin cerrar ese cap¨ªtulo de su historia! Un caporal de Cantora, ese Camelot soleado y problem¨¢tico, ha descrito que el hurto pudiera haber sido ejecutado por un miembro de la familia del finado. Entre lo robado estar¨ªa la capilla port¨¢til del torero, un grial lleno de im¨¢genes y estampitas como brillos hay en un vestido de Miss Venezuela. ?No ser¨ªa esto una raz¨®n m¨¢s para canonizar a Paquirri? Qu¨¦ mejor que la paciencia de un santo torero para lidiar con todo esto.
Si las heridas en la familia Rivera Ord¨®?ez y Pantoja no han cicatrizado, la herida llamada B¨¢rcenas no hace m¨¢s que sangrar. Cospedal acudi¨® a su juicio vestida de blanco, su color fetiche. Con B¨¢rcenas en la pantalla de plasma, lo impoluto de Cospedal nos hizo recordar a Sharon Stone en su escena cumbre de Instinto b¨¢sico. Solo que en Toledo no hubo cruce de piernas, sino solo de acusaciones.
Y hurgar en esa herida nos hizo pensar en otra: la que sigue abierta en la Corona por el caso N¨®os. Ha enternecido que entre los gastos de Aizoon estuviera la compra de la saga completa de Harry Potter, porque esto ha hecho que el mago y su magia no solo haya unido a padres e hijos, sino a las Administraciones p¨²blicas valenciana y balear, con el fomento de la lectura y con una de las familias m¨¢s se?aladas del reino. Quiz¨¢ los duques pudieran ver similitudes entre el mal¨ªsimo Lord Voldemort y alg¨²n miembro de su familia real. Puede ser que haga falta una varita m¨¢gica para localizar por fin el lugar que ocupe el Pr¨ªncipe de Asturias en su espera: ?teniente coronel, heredero, vedette sobradamente preparada esperando salir al escenario? En los Premios Planeta se hablaba del incidente en el desfile militar del 12 de octubre, donde un almirante cedi¨® autoridad ante ese pr¨ªncipe que es militar de menor rango. ?Qu¨¦ lio! Pareciera que la Constituci¨®n se redact¨® sin que a nadie se le ocurriese que el jefe de Estado vitalicio pudiera sufrir percances de salud capaces de alterar m¨¢s de un protocolo.
El deporte rey, el f¨²tbol, tambi¨¦n ve alterados sus protocolos por la protrusi¨®n discal del car¨ªsimo Gareth Bale. Algo pasa con los discos y las caderas, como dir¨ªan en Otra vida para vivirla contigo, la implacable novela rom¨¢ntica de Eduardo Mendicutti. ?Contrataron a un jugador por noventa millones de euros que ven¨ªa con un peque?o defecto? El Real Madrid ha declarado que es una lesi¨®n ¡°usual¡± en los futbolistas. Muchos se inquietan. ?El seguro cubrir¨ªa el problema? ?Ser¨¢ Gareth un nuevo Kak¨¢?
Por ahora solo podemos esperar a que se cierren las heridas.
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