Apoyaremos al Papa, ¡°sea quien sea¡±
Las palabras de personajes p¨²blicos se miden por lo que dicen, lo que dejan de decir y lo que dicen y pod¨ªan haberse callado
Algunos anuncian que tomar¨¢n medidas ¡°caiga quien caiga¡±, y eso significa mucho m¨¢s de lo que expresan las tres palabras. Cuando nos mostramos dispuestos a hacer algo ¡°le pese a quien le pese¡±, pronunciamos una frase inconcreta en el significado, pero concreta en el sentido. Parad¨®jicamente, se expresa determinaci¨®n mediante una oraci¨®n indeterminada. El subjuntivo de esos verbos (modo verbal que suele reforzar la idea de conjetura) nos refiere algo probable: quiz¨¢ haya alguien que caiga, quiz¨¢ haya alguien a quien le pese. Pero sugiere algo m¨¢s: esto le va a pesar a alguien, y alguno va a caer. Y adem¨¢s podemos imaginar de qui¨¦nes se trata.
El anterior presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, detall¨® ante el Congreso en julio de 2010 sus reformas econ¨®micas y sociales. Y prometi¨®: ¡°Voy a seguir ese camino cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste¡±. Quiz¨¢ nadie pens¨® que el dirigente socialista desconoc¨ªa si las medidas anunciadas iban a costarle algo a alguien o no; quedaba claro que s¨ª. Y quiz¨¢ nadie pens¨® que Rodr¨ªguez Zapatero desconoc¨ªa si le iban a suponer o no un coste personal. Casi todos pensaron que muy probablemente perder¨ªa las elecciones. Y ¨¦l seguramente tambi¨¦n.
El sentido total de esas afirmaciones era superior al significado de cada una de las palabras que el presidente pronunci¨®.
El papa Francisco I se ha destacado en estos primeros meses de mandato por sus mensajes innovadores. M¨¢s bien inauditos, en su sentido etimol¨®gico: nunca o¨ªdos en una autoridad semejante. Sus palabras parec¨ªan llamadas a sacudir a la Iglesia, y los periodistas se aprestaron enseguida a aplicar su sism¨®grafo. El pasado 3 de octubre midieron la vibraci¨®n del suelo bajo los pies del episcopado espa?ol al preguntarle a su portavoz, Juan Antonio Mart¨ªnez Camino, qu¨¦ le parec¨ªan las ¨²ltimas declaraciones del Pont¨ªfice, en las que manifestaba cierta comprensi¨®n hacia los homosexuales y prefer¨ªa no obsesionarse con el aborto. Y el portavoz respondi¨®. ¡°Los cat¨®licos estamos siempre con el Papa, sea quien sea¡±. La contestaci¨®n se extend¨ªa en otras consideraciones, pero nos quedaremos en esa frase.
Las declaraciones de los personajes p¨²blicos pueden medirse con tres reglas distintas: lo que dicen con sus significados, lo que dejan de decir con sus silencios y lo que dicen y pod¨ªan haberse callado.
En este caso, lo que monse?or Mart¨ªnez Camino dice no tiene duda posible: los cat¨®licos est¨¢n con el Papa, sea quien sea. Cada palabra se entiende por s¨ª misma.
Lo que no dice, y sin embargo se deduce, viene a parecerse a lo que suced¨ªa en los casos anteriores. La expresi¨®n ¡°sea quien sea¡± no indica que el portavoz episcopal desconozca qui¨¦n es el Papa. Esa frase no significa ¡°no s¨¦ qui¨¦n es el Papa, pero sea quien sea le apoyar¨¦¡±, sino ¡°s¨¦ qui¨¦n es el Papa, y aun as¨ª le apoyar¨¦¡±. Las comillas, obviamente, no corresponden al pensamiento de monse?or Mart¨ªnez Camino, sino a la hip¨®tesis del arriba firmante, razonada conforme a lo arriba constante. No estamos hablando ya del significado de las palabras, sino del sentido que muestran. Pero hay m¨¢s cosas que no se dicen en esa frase: no se dice ¡°apoyaremos al Papa porque estamos de acuerdo con ¨¦l¡±, o ¡°llevaba a?os esperando que se proclamara algo as¨ª¡±. Eso no se dijo, le pese a quien le pese.
En tercer lugar, apliquemos la regla de lo que se dice y pod¨ªa haberse callado. La frase citada (¡°los cat¨®licos estamos siempre con el Papa, sea quien sea¡±) se habr¨ªa bastado a s¨ª misma sin el estrambote de los tres ¨²ltimos vocablos: ¡°Los cat¨®licos estamos siempre con el Papa¡±. Y ya.
?A qu¨¦ ven¨ªa a?adir eso de ¡°sea quien sea¡±? Pues ven¨ªa seguramente a lo que seguimos interpretando: a que estaremos con el Papa ¡°nos cueste lo que nos cueste¡±, ¡°le pese a quien le pese¡±; es decir, estaremos con el Papa aunque no nos gusten las consecuencias, a nuestro pesar, a rega?adientes. Pero estaremos con ¨¦l porque no nos queda m¨¢s remedio.
Hemos entendido. El suelo tembl¨® y esas tres palabras mov¨ªan el sism¨®grafo.
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