?frica migrante
Pueden morir en el anonimato, al que les condenan el S¨¢hara y el mar, o pueden ser noticia de primera p¨¢gina si mueren frente a las inh¨®spitas costas europeas (Lampedusa). De los que consiguen cruzar la frontera solo unos pocos consolidan su proyecto migratorio de mejora personal a trav¨¦s de un empleo digno. Entonces, ?por qu¨¦ emigran?; quienes no tienen nada que perder es como sino existieran, no pueden evaluar el riesgo que corren al embarcar.
La falta de desarrollo econ¨®mico, el d¨¦ficit democr¨¢tico y el desplazamiento masivo de poblaciones huyendo de penurias extremas son hechos sobradamente conocidos por los africanos, sobre todo desde que sus comunidades originarias fueron divididas artificialmente por los antiguos colonizadores. Para el resto del mundo y para la UE tales hechos est¨¢n empezando a dar la cara ahora, sobre todo si tenemos en cuenta que los subsaharianos solo representan el 3,5% de los extranjeros censados en Europa.
Hoy suman 850 millones de habitantes, pero en 20 a?os ?frica tendr¨¢ 1.500 millones de personas, m¨¢s del 80% vivir¨¢ por debajo del umbral de la pobreza. Si no cambia nada, y no lo hace pronto, el grueso de la poblaci¨®n intentar¨¢ marcharse. Los importantes retos que se plantean deber¨¢n afrontarlos los Gobiernos de Europa y ?frica con firmeza y de forma directa, al igual que deber¨¢n hacerlo las sociedades civiles de ambos lados del Mediterr¨¢neo. Se trata de un asunto de estabilidad pol¨ªtica, que permitir¨¢ devolver la esperanza no solo a millones de africanos con necesidades b¨¢sicas no cubiertas, sino tambi¨¦n a los europeos, que vivimos bajo el temor incierto de una ¡°invasi¨®n¡± desde el sur.
La cooperaci¨®n econ¨®mica, el codesarrollo, la acci¨®n humanitaria internacional, la intervenci¨®n de las ONG... me parecen bien, pero resultan acciones ya repetitivas y manifiestamente insuficientes. Habr¨ªa que ser m¨¢s contundentes y crear alg¨²n tipo de fuerza internacional dotada de poderes pol¨ªticos, institucionales y financieros, capaz de poner a ?frica sobre el sendero del crecimiento y limitar el ansia depredadora de propios (corrupci¨®n) y ajenos (expoliadores de energ¨ªa y materias primas). Se trata de articular una verdadera estrategia para ¡°combatir¡± la pobreza y salvar a ?frica.¡ª Luis Fernando Crespo Zorita.
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