Supremo delirio

Venezuela, pa¨ªs petrolero, tiene una inflaci¨®n anual que roza el 50%, una econom¨ªa en picado (cuatro puntos de desplome en seis meses), falta de divisas, desabastecimiento de productos b¨¢sicos, corrupci¨®n y criminalidad galopantes y apagones cada dos por tres. Como hacen falta decisiones, el presidente Nicol¨¢s Maduro ha ordenado la creaci¨®n del viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo. Este departamento reforzar¨¢ los programas de asistencia y atender¨¢ reclamaciones y necesidades de los venezolanos m¨¢s desfavorecidos, que ya son casi todos...

No entra en los planes de Maduro, en cambio, adoptar medidas elementales que recomienda la l¨®gica econ¨®mica, como levantar los f¨¦rreos controles de cambios y precios. Porque la culpa, explica, no es del Gobierno ni de 14 a?os de decisiones equivocadas. La culpa es de los ¡°vendepatrias¡±, ¡°par¨¢sitos¡± y ¡°Burgueses Mandados por Washington¡± (BMW, ojo a la sutileza) que han desatado una ¡°guerra econ¨®mica¡±. Son ellos los que cortan la luz y esconden el papel higi¨¦nico.

As¨ª que a seguir firmes. El mandatario venezolano ha pedido poderes para gobernar por decreto. Va a reforzar las paramilitares milicias bolivarianas en defensa de la revoluci¨®n. Y la Asamblea Nacional ha creado una comisi¨®n para perseguir conspiraciones. Por cierto, quieren citar al rector de la Universidad Metropolitana, Benjam¨ªn Scharifker, porque creen que es un agente de Israel que est¨¢ lavando el cerebro a los alumnos.

Podr¨ªa pensarse que esto no es ya una cuesti¨®n pol¨ªtica ni ideol¨®gica, que es algo que roza el delirio. Pero el 8 de diciembre hay elecciones municipales, en las que el delf¨ªn de Hugo Ch¨¢vez intentar¨¢ mejorar el apretado resultado de las presidenciales de abril. Tal vez reforzar los programas clientelistas y al mismo tiempo meter miedo tiene su l¨®gica. Eso, y decretar el d¨ªa de la votaci¨®n como jornada de la Lealtad a Ch¨¢vez y del Amor a la Patria.

Al nombrar a Ch¨¢vez ¡°L¨ªder Eterno¡± y crear un ministerio de la Suprema Felicidad, Maduro parece de repente pose¨ªdo por el esp¨ªritu norcoreano, que hoy encarna otro delf¨ªn, Kim-Jong Un. Los dos llevan el uniforme de sus mayores (camisa negra, uno; ch¨¢ndal, el otro). A ver c¨®mo acaba todo esto.