Ayudar
Llev¨¢bamos ya dos horas en la sala. Alrededor de las mesas dispuestas en forma de U se encontraban unas 15 personas, 10 de ellas v¨ªctimas de violencia sexual. Una por una nos fueron relatando sus casos, cada uno m¨¢s tremendo que el anterior. La mayor¨ªa de las mujeres eran afrocolombianas, el resto ind¨ªgenas. Ya est¨¢bamos acabando, era el ¨²ltimo caso. Una madre con su preciosa hija de 13 a?os, mestiza con unos grandes ojos azules y unos rasgos luminosos como los de su progenitora. Resultaba muy inspirador que la madre llevara la ni?a a los encuentros para formar a su hija en la realidad m¨¢s dura ¨C pens¨¦.
Empez¨® a hablar, nos cont¨® su historia. Para salvar su vida, tuvo que huir de su casa arrastrando a sus 3 hijas, embarazada de 38 semanas. Como la mayor¨ªa de las mujeres desplazadas lleg¨® a Bogot¨¢ sin recursos. Tuvo su cuarta hija. De otra relaci¨®n posterior nacieron dos hijas m¨¢s. Ahora estaba sola, con 6 ni?as, sin recursos, intentando sacar la familia adelante a base de limpiar casas. Todos la mir¨¢bamos tranquilizados, por fin una historia que ¨¦ramos capaces de digerir. Y de repente, sus ojos se llenaron de l¨¢grimas. Hace unos meses un hombre se llevo a su hija- a la ni?a que nos acompa?aba- y la tuvo retenida hasta hace dos semanas, que la devolvi¨®. El hombre, al que la mujer hab¨ªa denunciando sin ¨¦xito, segu¨ªa acos¨¢ndolas. La ni?a no hab¨ªa sido observada, ni tratada, ni atendida de ning¨²n modo. Era su primera reuni¨®n. Estaba aqu¨ª pidiendo ayuda, consejo y buscando esperanza. La ni?a se tapaba su preciosa cara. El silencio se pod¨ªa cortar, y ca¨ªa como plomo sobre todo el resto de los presentes. Algunos ten¨ªamos dificultad para respirar.
Llamaron a Sole Gim¨¦nez, la cantante que est¨¢ apoyando en Oxfam Intermon el proyecto de Avanzadoras, dedicado a las causas de las mujeres en todo el mundo. ¡°Los de la televisi¨®n han llegado, tenemos que bajar¡±. Sole se levant¨®, yo me levant¨¦ con ella. Casi no era capaz de hablar¡¡±Qu¨¦ les voy a decir yo a estas mujeres, me siento tan peque?a a su lado¡±. Respir¨® profundamente, frunci¨® los labios y provoc¨® una c¨¢lida sonrisa: ¡°Me tengo que ir. Pero estoy con ustedes y voy a hacer todo lo que pueda para ayudarlas¡±. Las mujeres se levantaron y la fueron abrazando. Lleg¨® el momento de despedirse de la ni?a. La peque?a la mir¨®: ¡°?Me regala un aut¨®grafo por favor?¡±. Sole le escribi¨® una dedicatoria en un trozo de folleto. Cuando sal¨ªa de la sala me dijo: ¡°No s¨¦ c¨®mo voy a hacer la entrevista ahora. S¨®lo puedo pensar en una cosa, agarrar a esa mujer y a sus seis hijas y llev¨¢rmelas conmigo a mi casa para acabar de una vez por todas con su situaci¨®n de indefensi¨®n¡±. S¨ª, eso mismo har¨ªa yo ¨C pens¨¦.
Al rato termin¨® el encuentro. Yo rebusqu¨¦ en mi bolso una piruleta de comercio justo que me hab¨ªa tra¨ªdo de Espa?a y se la di a la ni?a. Ella la tom¨® como si fuera un tesoro: ¡°Mira Mami, un caramelo de Espa?a¡±. Llevaba el aut¨®grafo de Sole en la otra mano y con mucho cuidado abri¨® su bolsito y guardo el trocito de papel. ¡°Es el primer aut¨®grafo que tengo¡±. ¡°Me alegro mucho, cu¨ªdalo bien¡± ¡°Claro se?ora¡± ¨C me respondi¨® sonriendo.
Cuando se fueron las dos yo ten¨ªa la mente hirviendo. La sensaci¨®n de rabia ante la impunidad, de impotencia ante el atropello, de tristeza ante la injusticia. En ese momento toda la magnitud del trabajo de Oxfam Intermon y de las organizaciones con las que trabaja cobr¨® un sentido tangible para m¨ª. No podemos llevarnos a todas esas mujeres a nuestras casas, es imposible. Y adem¨¢s eso tampoco resolver¨ªa el problema de todas aquellas mujeres que viven situaciones similares que desconocemos. Pero si podemos luchar por cambiar el sistema. Apoyar a todas esas organizaciones que d¨ªa tras d¨ªa se encuentran con mujeres, ni?as y ni?os y las ayudan a conocer y luchar por sus derechos. Es tan importante nuestro trabajo porque cambia la vida de tantas personas de un modo sostenible y harm¨®nico. ?C¨®mo es posible que algo tan importante est¨¦ amenazado? ?Qu¨¦ tenemos que hacer para evitar que todo este trabajo desaparezca por falta de recursos? ?C¨®mo podemos explicar a todas aquellas personas que no pueden venir aqu¨ª a vivir lo que hemos vivido nosotros, la importancia de su apoyo y del apoyo de estructuras p¨²blicas que nos representan? El modelo de ayuda p¨²blico y privado que tenemos dice mucho de nosotros como sociedad. El hecho de dejar de apoyar a las organizaciones de desarrollo o de permitir el desmantelamiento de la ayuda oficial al desarrollo habla de nosotros en unos t¨¦rminos demoledores.
¡°No ten¨ªa donde ir, no sab¨ªa qu¨¦ hacer¡± ¨C nos hab¨ªa dicho la mujer. Otra de las v¨ªctimas le respondi¨®. ¡°Nosotras te vamos a ayudar¡±. Y yo tambi¨¦n ¨C afirm¨¦.
Nota de la autora:
Esta es la quinta entrada de un monogr¨¢fico sobre el viaje que estoy realizando a Colombia en estas dos pr¨®ximas semanas con la organizaci¨®nOxfam Intermon. Otros textos:
Mujeres que superan el conflicto armado
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.