¡°Los pol¨ªticos que nos quieren arrebatar la cultura son criminales¡±
Realmente enfadado por la pol¨ªtica de recortes, indignado por las dificultades de conseguir una visa para viajar con pasaporte indio, el director de orquesta Zubin Mehta parece un volc¨¢n
Quiz¨¢ la mejor manera de festejar a Verdi y a Wagner en su bicentenario sea como desde el mes de octubre lo viene haciendo Zubin Mehta en el Palau de les Arts de Valencia. Por la ma?ana, como director principal, entre las 10.00 y las 14.00 ensayaba una parte de La traviata; luego se tomaba una tortilla de patata con picante para adaptar la cocina mediterr¨¢nea a su dieta de indio universal, y a partir de la 16.30 se met¨ªa hasta bien entrada la noche con La valquiria wagneriana. Es la ¨²nica parte de El anillo del nibelungo que va a interpretar este a?o: ¡°?Por qu¨¦? Porque no tenemos dinero para m¨¢s. Nos han dado nueve premios para esta producci¨®n de La Fura, pero no tenemos dinero para representarla¡±.
Mehta, director m¨ªtico, nacido en Bombay hace 77 a?os, de una coqueter¨ªa nada oto?al, encanto y ning¨²n problema para criticar lo que le pone enfermo ¨Cdesde los radicales musulmanes hasta los pol¨ªticos con tijera y empresarios que no aportan suficientes fondos para el arte¨C, sigue entregado en cuerpo y alma a su irrefrenable pasi¨®n por la m¨²sica. Indignado y so?ador, tranquilo y con las pilas puestas, el maestro de origen parsi y educado con jesuitas catalanes en India contin¨²a en una vor¨¢gine de proyectos que le llevan de Europa a Am¨¦rica y a Asia con la naturalidad de una bandada de p¨¢jaros con destino edificador all¨¢ donde recala con su m¨²sica, como ocurre en Valencia.
Qu¨¦ tiempos estos en los que no hay dinero ni para un sustituto como les ocurri¨® en el estreno de ¡®La traviata¡¯. Si se lo hubiesen dicho desde el principio¡ Estamos luchando contra corriente. Este teatro ten¨ªa un presupuesto de 32 millones, ahora se ha reducido a 11 y el Gobierno regional todav¨ªa nos debe 7. Mientras el Gobierno central, y de eso quiero hablar, nos deja en el ostracismo. ?Por qu¨¦ Valencia cuenta con muchos menos medios que Madrid y Barcelona?
Ahora no puede volver a repetir lo que usted criticaba a?os atr¨¢s: que el Gobierno del PSOE marginaba a Valencia por cuestiones pol¨ªticas. El central y el auton¨®mico son del mismo color. ?Por qu¨¦? ?Por qu¨¦? Hasta a Sevilla le dan m¨¢s dinero.
Eso. ?Por qu¨¦ ser¨¢? Usted es el periodista, investiguen, expl¨ªquemelo.
Para empezar, podr¨ªa darme su versi¨®n de los hechos. Claro; en 2008 nos dotaron con 1,5 millones, ahora no llega a 500.000¡ Barcelona y Madrid tambi¨¦n han ca¨ªdo, pero no tanto. ?Y hemos hecho El anillo del nibelungo! ?Ni tienen un festival como el nuestro!
Zabin Mehta
Nacido en Bombay en 1936, dej¨® pronto su pa¨ªs para irse a Viena. Su padre, fundador de la Sinf¨®nica de Bombay, le hab¨ªa despertado una vocaci¨®n que acab¨® por llevarle a la direcci¨®n y a ser uno de los m¨²sicos m¨¢s carism¨¢ticos del mundo. Debut¨® en Viena en 1958 y desde entonces ha sido titular de la Filarm¨®nica de Los ?ngeles, donde reside; del Maggio Fiorentino; director de por vida de la Filarm¨®nica de Israel, donde realiza diversas actividades pedag¨®gicas con ¨¢rabes y jud¨ªos, y principal del Palau de les Arts en Valencia. Coleccionista de premios y honores, es una de las figuras m¨¢s audaces, valientes y reivindicativas del mundo musical cl¨¢sico.
?Y qu¨¦ le dicen? Nada, no me dicen nada. O nos castigan en general, me pongo a adivinar, quiz¨¢ por los esc¨¢ndalos¡ no s¨¦, no tengo ni idea, no hablo con el ministro Wert. Me encantar¨ªa, pero no hablo con ¨¦l. Le preguntar¨ªa eso: ¡°?Por qu¨¦ trata a Valencia tan por debajo de las otras dos ciudades si nuestro trabajo es de talla universal?¡±.
?Y la orquesta? Pues se ha reducido a 57 fijos de 94, una desgracia, pero lo positivo es que ninguno de los solistas se ha ido; el resto lo vamos rellenando con lo mejor que encontramos. Estaba atemorizado con La valquiria porque en 2009 nos sali¨® una de las mejores que se pod¨ªan escuchar en el mundo, pero desde el primer d¨ªa de ensayos me qued¨¦ muy tranquilo. Hasta les di un d¨ªa libre, en tres ensayos ya se pod¨ªa apreciar que estaban al nivel.
Se quejaba usted, como la mayor¨ªa de sus colegas, de que en la ¨¦poca de Berlusconi, su Gobierno iba a acabar con la cultura. Pon¨ªan de ejemplo a Espa?a. Ahora estamos en las mismas. ?O ve diferencia? ?Qu¨¦ pasa? Cuando hablamos de cultura, nos referimos a algo que probablemente comenzara con fuerza en estos dos pa¨ªses; Alemania y otros lugares lo desarrollaron despu¨¦s. ?Por qu¨¦ los pol¨ªticos de turno se empe?an en matar la cultura que empez¨® en sus lugares de origen? ?Por qu¨¦? ?Por qu¨¦ no miran hacia el futuro, el de sus nietos, para que ellos puedan apreciar en el mismo grado la riqueza de sus museos, de sus teatros? Mire las universidades, c¨®mo se largan los estudiantes. La educaci¨®n, la cultura debe ser una prioridad. Y cuando se lo dices, todos parecen de acuerdo, ?pero no hacen nada! Una respuesta puede ser el mecenazgo, la fuerza de Estados Unidos recae ah¨ª. Por eso hay museos de all¨ª en sitios perdidos que pueden competir con la galer¨ªa de los Uffizi o el Louvre. Porque la gente dona o compra obras para ellos que deducen de sus impuestos. Cuando Carlo Monti gobernaba en Italia, habl¨¦ tres veces con ¨¦l y estaba completamente de acuerdo conmigo.
Y con Rajoy, ?cu¨¢ntas veces ha hablado? Nunca, no lo conozco. Pero s¨ª creo que Wert es un buen hombre, me gustar¨ªa sentarme y hablar con ¨¦l; no se lo he pedido, pero me gustar¨ªa. No para retarle, pero s¨ª para discutir. Aunque es algo que ¨¦l deber¨ªa hacer con otros muchos, discutirlo, no limitarse a cortar y a cortar sin remisi¨®n.
Para continuar con ese por qu¨¦ en el que usted insiste tanto en preguntarse, ?ni siquiera alguien de su experiencia, que ha viajado y vivido por todo el mundo, que ha librado todas las batallas, tiene respuesta? C¨®mo iba a tener esas respuestas, y menos en el caso de Valencia con el hecho de que nos den 10 veces menos que a los dem¨¢s, son ellos quienes deben responder.
?Ni siquiera en Valencia se lo aclaran? ?Tampoco el presidente Fabra? La ¨²ltima vez que habl¨® con ¨¦l le plante¨® que si segu¨ªa recortando, usted se ir¨ªa. ?Qu¨¦ piensa hacer? Me prometi¨® en junio que no habr¨ªa m¨¢s. Pero lo han vuelto a repetir. No es que ¨¦l rompiera su palabra, es la situaci¨®n, tan mala¡ Volv¨ª a hablar con ¨¦l y llora conmigo, son ¨®rdenes que vienen del ministro de Hacienda. Pero mire, adoro este lugar, c¨®mo la intendente Helga Smith lleva este teatro, as¨ª que de momento me quedo, para apoyar. No quiero abandonar un barco que se hunde, ni voy a pedir nada para m¨ª, ya me rebaj¨¦ m¨¢s de un 20% el sueldo y lo hice alegremente, por las dificultades; tambi¨¦n se le rebaj¨® el sueldo a la orquesta, y ahora viene este ERE con el que no tengo nada que ver¡ en fin. Pero hay algo que tampoco entiendo.
?Qu¨¦? Que el sector privado no nos apoye.
Esperan su ley de mecenazgo y no llega. Pero, sin embargo, en otros lugares como el Teatro Real de Madrid ha aumentado. Tenemos compa?¨ªas internacionales aqu¨ª, no nos dan nada apenas. No s¨¦, no me quejo, tampoco conozco tanto a esta sociedad. Vengo, trabajo y no salgo por ah¨ª; no tengo amigos aqu¨ª, ni oportunidad de hablar con nadie; llego a las 10.00 y me voy a las 11.00.
La energ¨ªa la mantiene. ?De d¨®nde le viene? Del amor a lo que hago. Puro amor. As¨ª es mi vida. Me quedo aqu¨ª en esta ocasi¨®n cinco semanas, pero desde agosto hasta aqu¨ª he recalado en 28 ciudades. Una gira por Sudam¨¦rica, un concierto en Cachemira que hice porque deb¨ªa hacerlo, aunque los musulmanes radicales me han insultado, maldecido, atacado por ello.
Con todo lo que ha sido ya usted, ?no le da pereza seguir meti¨¦ndose en l¨ªos? ?Sufrir esos disgustos? Cuando ves que la gente lo necesita, ?por qu¨¦ no? Lo de Cachemira era mi sue?o, ofrecer un concierto en aquel lugar en el que hind¨²es y musulmanes se sentaran juntos a escuchar. Tanto indios como paquistan¨ªes adoramos Cachemira, pero los radicales se opon¨ªan porque seg¨²n ellos era dar una imagen de normalidad que no exist¨ªa. Lo he hecho por amor, que se sienten durante una hora para escuchar a Beethoven.
?Es ese mismo impulso que le hace querer tocar tambi¨¦n en Palestina con la Orquesta Filarm¨®nica de Israel? El mismo; todav¨ªa no lo he cumplido, aunque me acerco con ese programa educativo en Nazaret, al norte, en el que tenemos a 250 ni?os ¨¢rabes estudiando m¨²sica. Mi sue?o es que los ¨¢rabes toquen en la Filarm¨®nica israel¨ª. Y ocurrir¨¢. Lo tengo planeado: vendr¨¢ una audici¨®n con los m¨²sicos tras las cortinas y un d¨ªa las abriremos y habremos admitido a un ¨¢rabe. Se abrir¨¢n las cortinas y ?sorpresa!
Como su amigo Barenboim, entonces. Bueno, ¨¦l lo hace fuera. Su Orquesta West-Eastern Divan, con m¨²sicos ¨¢rabes, palestinos, israel¨ªes y espa?oles, est¨¢ fuera y toca fuera; los israel¨ªes no pueden ir a Ramala. Lo que hace Daniel es una maravilla, pero con sus problemas.
?C¨®mo ve ahora la situaci¨®n all¨ª? Terrible, para la m¨²sica, terrible. El Gobierno no nos da nada, apenas el 8% del presupuesto, pero ofrecemos tantos conciertos que el 65% de nuestros gastos lo sacamos de taquilla. La sociedad responde ah¨ª. En ning¨²n pa¨ªs ocurre eso. El resto lo pedimos a nuestros amigos por todo el mundo.
Otro de sus sue?os: volver tocar a Wagner en Israel. Lo hizo en 1981, pero se organiz¨® tal esc¨¢ndalo que prometi¨® no volver a repetir. ?Por qu¨¦? Ocurrir¨¢ de nuevo.
?Vive de sue?os? En mi caso dije que no volver¨ªa a hacerlo hasta que la gente que lleva sus n¨²meros marcados en los brazos haya desaparecido. Hay que respetarlos. La verdad es que conducen Volkswagen y Mercedes, pero es la m¨²sica la que les hace regresar al horror. Uno de mis grandes amigos, Josef ?Buchmann, es un superviviente de los campos. Multimillonario, me ayuda con la educaci¨®n musical; no quiere ni hablar del pasado, solo encara el presente y da, no tiene parientes, todo lo dona¡ Son como santos que vienen del espanto y se han regenerado en algo bueno. Hospitales, becas, educaci¨®n¡ necesitamos esa clase de gente. ?Igual que aqu¨ª! Empresas de cer¨¢mica enormes¡ No aportan nada. Ni les conozco. Como esa man¨ªa que hay ahora de atacar a Calatrava. ?Es un profeta! Ha construido un museo estructura como este. Mire qu¨¦ camerino. Nadie en el mundo tiene algo similar. Geometr¨ªa perfecta a diario. Me siento bien. Esto es nivel, si no, ?por qu¨¦ iba a venir? Como trabajar con La Fura dels Baus. Maravilloso. Estoy tratando con ellos para hacer Parsifal en Florencia.
?Cuesti¨®n de sensibilidades? Cuando un ni?o se levanta en Espa?a o en Italia, sale a la calle y est¨¢ rodeado de belleza. No es que la gente no quiera cultura, la desean m¨¢s que nunca; son estos pol¨ªticos que no entienden la importancia que tiene eso para las generaciones futuras.
Un ni?o como usted, en Bombay, no gozaba de eso, pero s¨ª de un padre ?m¨²sico que le marc¨®. ?C¨®mo lo hizo? ?l era un milagro. Mi abuelo trabajaba en los campos de algod¨®n, no exist¨ªa ning¨²n ?v¨ªnculo con la m¨²sica o la cultura occidental. Pero un d¨ªa mi padre escuch¨® a un violinista, Jascha Heifetz, all¨¢ por 1925, en un barco que hac¨ªa escala en Bombay hacia Shangh¨¢i. Decidi¨® que a eso se quer¨ªa ?dedicar. Y aunque estudi¨® para contable, lo logr¨®. Mi abuelo quer¨ªa que se dedicara a algo de provecho y le dio una buena educaci¨®n, porque para los parsis, mi gente, la educaci¨®n es lo m¨¢s importante. Somos una minor¨ªa y si no nos formamos, estamos perdidos.
Ahora nos llega a Espa?a otro parsi m¨²sico, David Afkham, para dirigir como titular la Orquesta Nacional. Mitad parsi; su padre lo es. ?As¨ª que ya somos dos!
?Qu¨¦ podemos aprender de los parsis? Nuestra religi¨®n es el zoroastrismo, una creencia ecol¨®gica: confiamos en la tierra sana, el agua sana, el aire limpio. Nuestra trinidad se resume en esto: buenos pensamientos, buenas palabras y buenas acciones. Como fue la primera religi¨®n monote¨ªsta, antes que el juda¨ªsmo, estos principios fueron adoptados por el cristianismo a su manera. No convertimos gente, no imponemos nuestras creencias, como Ciro el Grande. ?l conquist¨® todo el mundo que ten¨ªa alrededor, pero no convirti¨® a nadie.
?Y de un parsi educado por jesuitas en Bombay, como usted, y adem¨¢s catalanes? Incre¨ªble. Los jesuitas son personas de las m¨¢s formadas que conozco. Mi profesor de composici¨®n ten¨ªa tres doctorados y fue alumno de Granados. Todos eran catalanes, y la primera vez que yo actu¨¦ en Barcelona, en 1966 con la Filarm¨®nica de Los ?ngeles, dos de los curas que estaban retirados vinieron a verme. El padre Corbella y el padre Savall, me acuerdo. Su educaci¨®n me ha marcado para toda la vida. Aquel colegio era muy abierto, solo en mi clase pertenec¨ªamos a siete religiones diferentes, as¨ª que nadie intentaba ni por lo m¨¢s remoto convertir a otro. Hab¨ªa cat¨®licos, protestantes, parsis, hind¨²es, sijs, musulmanes y jud¨ªos: ?siete en una clase de 25!
Ahora, hasta el Papa es jesuita. ?Cambiar¨¢ la Iglesia? Lo creo, es aire fresco, ning¨²n arist¨®crata. Y espero que eso incida en su pa¨ªs tambi¨¦n, porque Argentina est¨¢ hecha un desastre. Los adoro, acabo de ir, pero es un desastre. No como Per¨², o Brasil, o Chile, que es como ir a Suiza¡ Ojal¨¢ vuelva Bachelet, gran pol¨ªtica.
Desde los 18 a?os fuera de su pa¨ªs, ?cu¨¢nto queda de indio en usted? El 100%. ?Conservo mi religi¨®n y mi pasaporte. No puedo tener otra nacionalidad, ni la necesito, aunque me har¨ªa bien por los visados. Por ejemplo, no puedo viajar a Reino Unido ahora mismo. No tengo visa.
?C¨®mo? Me lleva un mes conseguir una y estoy tan harto que ya no me da la gana. Me hacen rellenar 25 p¨¢ginas en Internet, preguntas tan absurdas como: ?qu¨¦ parte de sus ingresos dedica a su esposa? ?Sabe lo que les respondo?: ?el 100%! Luego me fui a mi cita, al consulado brit¨¢nico en M¨²nich, y me trataron tan mal que me largu¨¦.
?No es usted de esos que hacen valer su fama o su nombre? Eso no importa. Deben tratarme como a un indio con pasaporte legal. Tampoco sab¨ªan qui¨¦n era, deb¨ªan limitarse a d¨¢rmelo. Me dec¨ªan: ?d¨®nde est¨¢n los papeles que prueban sus respuestas, su certificado de nacimiento, de matrimonio? ?Pero no me dijeron que lo trajera! ?Necesitan todo eso para darme una visa? As¨ª que agarr¨¦ los papeles y adi¨®s. No puedo ir.
Ni le apetece¡ Tampoco. No tengo conciertos, pero a veces no me importar¨ªa asistir a un partido de cr¨ªquet, o ahora a ver una exposici¨®n sobre mi religi¨®n al parecer muy interesante, o ir a Wimbledon, que me han invitado. ?Pero no! Y desde aqu¨ª es tan f¨¢cil. Easyjet y ya¡ Pero no.
?Nunca quiso regresar a vivir a India? Voy cada dos a?os. Pero lo conservo todo. La comida, el picante. Mire esa tortilla de patata con guindilla; todos los d¨ªas me como una, pero picante. Los espa?oles deber¨ªan probar eso. Y leo mucho sobre mi pa¨ªs, como ahora. Mire esto: The white tiger, muy interesante. Ahora hay problemas.
?No estaban mejorando sensiblemente? No, hay mucha corrupci¨®n, y eso all¨ª tiene un significado especial.
No se crea, en todas partes cuecen habas. Es general. Duele, pero en todas partes es igual. Tenemos un gran primer ministro, pero quienes le rodean son muy corruptos. Ah¨ª se instala en cualquier nivel social. Apenas puedes hacer nada si no pagas un soborno. Lleva tiempo el progreso. Cuando los brit¨¢nicos se fueron, ten¨ªamos un 5% de alfabetizaci¨®n. Ahora hay 400 millones, pero en un pa¨ªs con millones de pueblos es imposible controlar qui¨¦n va a la escuela o no. Muchos padres ponen a trabajar a sus hijos, lo prefieren, y a la educaci¨®n para las ni?as no le dan valor. Es lento, y aunque en los ¨²ltimos a?os se haya avanzado en la econom¨ªa, existe un par¨®n ahora. Se ha reducido la inversi¨®n extranjera. Las empresas no quieren aceptar sobornos, aparte de que la competencia interna se lo pone dif¨ªcil.
Usted, en la generaci¨®n de directores precedente a las m¨¢s j¨®venes, rompi¨® una barrera: la de que los m¨²sicos de Asia dominaran un terreno meramente occidental. La generaci¨®n pujante ahora, los Lang Lang, los Dudamel, tambi¨¦n son ajenos a lo occidental, pero se han convertido en su esperanza. ?Qu¨¦ opina? ?Qu¨¦ les recomienda? No existen nacionalidades en la m¨²sica ni en la cultura. Son muy obtusos quienes opinan en esos t¨¦rminos.
Existen otras fronteras: el racismo en la m¨²sica. ?Sigue vigente? Yo nunca lo he sufrido, pero cuando he hablado de esto se ha producido una reacci¨®n interesante. Afirm¨¦ que exist¨ªa racismo en pa¨ªses como Hungr¨ªa ahora y creciente en otras partes de Europa. Pero me escribieron del Gobierno h¨²ngaro neg¨¢ndolo. Incluso Adam Fisher ha estrenado una obra sobre el antisemitismo all¨ª. El embajador israel¨ª quiere que vayamos a Budapest, pero el antisemitismo est¨¢ volviendo a crecer en Europa, incluso en Alemania, lo sientes. A m¨ª no me afecta, pero lo veo. Una pena.
?Ad¨®nde nos lleva? No lo s¨¦, mire ese problema en Francia con la familia kosovar o los cad¨¢veres de africanos en las costas de Italia y Espa?a. No se est¨¢n resolviendo las cosas desde un punto de vista humanitario. Llegan, como ocurre en Estados Unidos con los hispanos, con la idea de que aqu¨ª se va a resolver todo, pero es duro, aunque en la frontera mexicana no parece ahora tan dram¨¢tico. Yo tengo gente que trabaja en mi casa y acaba de llegar hace dos semanas; mi mujer les da de todo, son tan dulces, hablan un espa?ol que no entiendo en absoluto, pero tan graciosos¡
Pong¨¢monos ut¨®picos. Qu¨¦ bonito ser¨ªa un mundo sin esas fronteras. Tan bonito como horrible ser¨ªa un mundo sin m¨²sica. Imag¨ªneselo. Imag¨ªnese que durante una noche no se diera ning¨²n concierto en el mundo. Ser¨ªa espantoso. No podr¨ªamos vivir sin eso, y quienes nos lo quieren arrebatar son criminales y ya est¨¢.
?Qui¨¦nes? ?Los pol¨ªticos! ?Necesitamos dinero para que esta orquesta vuelva a tener 96 m¨²sicos! ?Lo necesitamos!
?Sigue siendo idealista? No puedo evitarlo. Necesito serlo. Si no so?amos, ?c¨®mo funcionar¨ªa esto? Para ser realistas hay que so?ar. No podemos dejar de hacerlo. Le voy a dar algunos ejemplos. Uno. Me encantar¨ªa llevar a la Filarm¨®nica de Israel a El Cairo, a Amm¨¢n. Ahora es dif¨ªcil, no lo hicimos en tiempos menos convulsos. Lo propuse en su d¨ªa ante los Gobiernos, que fu¨¦ramos como un gesto cuando est¨¢bamos en paz. No hab¨ªa manera. Eran incapaces de verlo.
Acu¨¦rdese de ese regalo que se hicieron entre Estados Unidos y la URSS con el regreso a Mosc¨² del pianista Horowitz para celebrar el deshielo. Tengo una an¨¦cdota de ese d¨ªa. Cuando pas¨®, llam¨¦ a Barenboim por tel¨¦fono y me dijo: ¡°Mira lo que estoy escuchando. Vamos a o¨ªrlo juntos y lo comentamos¡±.
?Qu¨¦ cree que su generaci¨®n ha aportado a la m¨²sica? ?ramos muy curiosos. ?Entr¨¢bamos a todos los conciertos de los mayores y aprend¨ªamos de ellos: de Karajan, B?hm, Kubelik¡ Luego con mi maestro Swarovsky. Ven¨ªa del entorno de Richard Strauss y Sch?nberg, pero adem¨¢s era un gran admirador de Toscanini, esa mezcla, esa falta de complejos entre lo nuevo y lo antiguo me marc¨®. Nosotros fuimos rompiendo fronteras como la de incorporar a Mahler al repertorio; los alemanes no lo interpretaban. Empez¨® a sonar en los sesenta.
Y ahora es la prueba de fuego de los m¨¢s j¨®venes. Ya lo dijo usted. Que el siglo XXI ser¨ªa mejor para ¨¦l que el XX incluso. Lo han incorporado con naturalidad a su repertorio. Era un m¨²sico infinito que no solo nos mostr¨® la fuerza de la naturaleza, sino toda la tradici¨®n cl¨¢sica incorporada a ¨¦l, de manera completamente novedosa.
Y en este a?o dedicado a Verdi y a Wagner, ?por qu¨¦ cree que se acrecienta el inter¨¦s por el alem¨¢n en detrimento del italiano? ?Vamos a acabar por darle raz¨®n al complejo de inferioridad que el propio Verdi lleg¨® a sentir por su contempor¨¢neo oponente? ?As¨ª lo cree? Quiz¨¢ porque a Wagner no se le interpretaba antes tan a menudo y Verdi andaba por todas partes. Puede que resulte m¨¢s novedoso. Ahora se interpreta El anillo por todas partes menos aqu¨ª, que tenemos el de La Fura dels Baus, pero que no podremos hacerlo entero de nuevo porque no tenemos dinero. ?Y tiene nueve premios! Tampoco creo que uno vaya mejor con los tiempos. Pero es cierto que Verdi acab¨® muy conmocionado por la obra de Wagner y la transform¨® en algunos sentidos. Pero cada uno ten¨ªa su estilo, su poderoso estilo.
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