Juego de minor¨ªas
Rosa D¨ªez toma posiciones en la pol¨ªtica espa?ola sin aclarar su estrategia concreta
El partido Uni¨®n Progreso y Democracia (UPyD) est¨¢ tomando posiciones ante futuros procesos electorales, en los que esa formaci¨®n podr¨ªa verse beneficiada si continuase el deterioro de las corrientes principales de la pol¨ªtica espa?ola. Por eso ha cerrado su II Congreso con el mensaje de que aspira a gobernar y a influir en las pol¨ªticas de los que gobiernan, aunque poco m¨¢s ha concretado respecto a la estrategia que piensa seguir.
Si lo sucedido en Asturias es un aviso, realmente no contribuye a clarificar el mensaje de la formaci¨®n magenta. El motivo alegado para romper el pacto con el PSOE es el incumplimiento de un acuerdo para la reforma electoral en el Principado, a la que UPyD condicionaba su apoyo. Pero la raz¨®n de la disputa ¡ªlos socialistas alegan que no existe la amplia mayor¨ªa que pidieron desde un principio para la ley electoral¡ª, dif¨ªcilmente puede considerarse un problema de fondo. Al menos no tanto como para poner en peligro la estabilidad de una comunidad aut¨®noma que arrastra una larga crisis pol¨ªtica y estuvo a punto de ser intervenida por el Ministerio de Hacienda. El caso asturiano tampoco tiene que ver con asuntos de Estado, la gran bandera de UPyD, que ha reiterado en su II Congreso la defensa de la unidad de Espa?a y la negativa a satisfacer las ambiciones de los nacionalistas.
Rosa D¨ªez escenifica as¨ª ante los suyos la idea de que ni se casa con nadie ni es sobornable; pero la pol¨ªtica ha de dirigirse ante todo a resolver los verdaderos problemas de los ciudadanos. Por lo dem¨¢s, este partido se compromete a no incluir a imputados en listas electorales o a que sus cargos no acepten regalos, mensajes sin duda positivos respecto al esfuerzo que hay que hacer para devolver a la pol¨ªtica la solvencia moral y la confianza que le faltan.
Editorial anterior
Adobado por las encuestas, que le adjudican un empuje electoral creciente, UPyD respalda a D¨ªez, que ha sido reelegida nada menos que por el 93% de los votos expresados. Parad¨®jicamente, solo un corto n¨²mero de militantes con derecho a voto hizo uso del mismo (25% del total), tal vez por ausencia de rival. En todo caso, D¨ªez sale reafirmada y ahora le toca concretar su pol¨ªtica. Las minor¨ªas deben hacerse respetar, desde luego, pero la consolidaci¨®n de sus expectativas depende no solo del fracaso ajeno, sino de enviar mensajes propios m¨¢s concretos a los ciudadanos.
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