Chapucismos

Wert, ese hombre de temperamento sangu¨ªneo seg¨²n la clasificaci¨®n tradicional, est¨¢ decidido a que compartamos sus frecuentes cambios de humor y en un mismo d¨ªa nos somete a una decisi¨®n y a su contraria. Wert es un ministro de velocidad cibern¨¦tica dado que el peri¨®dico de papel se le queda corto para tantos titulares diarios como ofrece. Ayer nos levantamos con la noticia de que se reduc¨ªan a saco las becas Erasmus, pero antes de que se acabara esa sobremesa en la que el pa¨ªs le estaba poniendo a caldo, Wert rectific¨®, forzado por su partido, y dijo que todo volv¨ªa a su anterior cauce. No se sabe si es que Wert funciona a base de ocurrencias o si las ocurrencias son del PP y cuando la cosa se pone fea le echan la culpa al ministro de Educaci¨®n y Cultura. No ser¨ªa nuevo. Es ya tradicional en Espa?a que habiendo como hay tan poco acuerdo en el terreno educativo se eche al ministro por delante a ver c¨®mo cae un recorte, y si se incendia la red, como suele decirse, se deje al ministro a solas, para que se vea las caras con el pueblo.

Un chapucismo m¨¢s. El hecho de plantearse a mitad de curso las asignaciones de unas becas no solo es desconsiderado, es torpe. Puede provocar penosas deserciones. ?Hay que replantearse a qui¨¦n se concede la beca, cu¨¢nta es la cantidad y de qu¨¦ manera se puede gestionar para que la experiencia sea provechosa acad¨¦micamente? Es posible, pero con sensatez. Mientras para unos padres la cantidad que se concede podr¨ªa salir de su propio bolsillo, para otros, ese dinero y m¨¢s que se le pudiera a?adir, ser¨ªa fundamental. De hecho, hay alumnos que no se han podido permitir una beca Erasmus. De cualquier manera, es alarmante el grado de improvisaci¨®n, la fea costumbre de tomar decisiones sin fuste ni respaldo que al cabo de unas horas se quedan en nada. Y en esas manos estamos.