?Es tan ecu¨¢nime y proporcional el sistema electoral alem¨¢n?
La coalici¨®n de Angela Merkel obtuvo el 41,5% de los votos y el 49,4% de los esca?os. Las reglas aplicadas en Alemania no son la panacea
Cuando se plantea un cambio de la Ley Electoral en Espa?a o en alguna Comunidad Aut¨®noma, y m¨¢s concretamente un cambio de sistema electoral, siempre surgen muchas propuestas de mejora procedentes de pol¨ªticos, periodistas, tertulianos, polit¨®logos, profesores y otras muchas personas sensibilizadas con la trascendencia que tiene el sistema electoral en una democracia. Se ofrecen multitud de alternativas al sistema electoral vigente y cada una de ellas es defendida con ah¨ªnco por su autor. Algunas de esas alternativas proponen usar el mismo sistema que tiene otro pa¨ªs, normalmente el de un pa¨ªs avanzado y con una democracia consolidada.
En tal sentido, el procedimiento alem¨¢n ha sido elogiado y propuesto como alternativa al aplicado para el Congreso de los Diputados desde algunos ¨¢mbitos de la vida pol¨ªtica y acad¨¦mica. Tambi¨¦n ha sido sugerido para las Comunidades de Catalu?a y Madrid. La combinaci¨®n del voto personalizado con una elevada proporcionalidad son los principales argumentos en su defensa por quienes lo apoyan.
El sistema electoral alem¨¢n contempla elegir, aproximadamente, la mitad de los esca?os en distritos uninominales y la otra mitad en listas cerradas y bloqueadas de partidos pol¨ªticos, pero de tal forma que la asignaci¨®n de los esca?os a las listas de los partidos se hace teniendo en cuenta los esca?os que el partido ha ganado en los distritos uninominales para conseguir una proporcionalidad global. El elector vota al candidato m¨¢s preferido de su distrito y, en la misma papeleta, emite un segundo voto en favor del partido con el que m¨¢s se identifica.
Aunque probablemente no sea lo m¨¢s habitual, el elector puede votar a un candidato de su distrito que no pertenece al partido al que da su segundo voto. Por ejemplo, entre los 299 candidatos del SPD en las elecciones del 22 de septiembre recibieron 12.835.933 votos, pero algunos de sus electores no votaron al SPD, ya que solo lo hicieron 11.247.283. Ocurre as¨ª, fundamentalmente, porque algunos votantes de partidos peque?os dan su voto de distrito al candidato de otro partido m¨¢s grande con ideolog¨ªa cercana, para evitar que gane el esca?o otro partido grande con ideolog¨ªa m¨¢s distante. Esta t¨¦cnica de voto dividido permite a los grandes partidos pol¨ªticos desarrollar estrategias para obtener ventajas en la asignaci¨®n de esca?os que no son muy conocidas.
Importar el sistema alem¨¢n requiere dividir Espa?a en distritos de? 230.000 habitantes
En Espa?a, si el Congreso fuese de 400 esca?os y se adoptase el sistema electoral alem¨¢n, 200 diputados ser¨ªan elegidos en distritos uninominales de tama?o casi id¨¦ntico (unos 230.000 habitantes por distrito). As¨ª, la provincia de Cuenca podr¨ªa ser un distrito, pero cualquiera de las otras seis m¨¢s peque?as que Cuenca no tendr¨ªa poblaci¨®n suficiente para constituir un distrito. En el caso de Madrid, el distrito actual de Carabanchel tiene unos 200.000 habitantes, con lo que necesitar¨ªa una peque?a ampliaci¨®n para ser un distrito electoral para el Congreso de los Diputados. Por tanto, no podemos conseguir una gran proximidad geogr¨¢fica entre el diputado de distrito y sus electores al implementar el sistema electoral alem¨¢n, m¨¢xime para aquellos de las provincias de tama?o poblacional medianas y peque?as, que son m¨¢s de 40 en Espa?a. Por otra parte, a lo largo de una legislatura se producen cambios de poblaci¨®n que provocar¨ªan para la siguiente elecci¨®n una redefinici¨®n de los distritos uninominales, lo cual no es sencillo ni inmune a la manipulaci¨®n.
Una de las virtudes m¨¢s importantes del sistema electoral alem¨¢n es que no produce contradicciones o discordancias entre los votos de los partidos y el n¨²mero de esca?os que reciben. En Alemania, es muy dif¨ªcil que un partido reciba m¨¢s votos que otro y consiga menos esca?os. Lamentablemente, contradicciones de ese tipo las ha producido el sistema electoral del Congreso de los Diputados en todas las elecciones desde el inicio de la democracia; as¨ª, entre otras muchas discordancias, en las ¨²ltimas elecciones generales IU recibi¨® 1.686.040 votos y 11 esca?os, mientras que CiU, con solo 1.015.691 sufragios, recibi¨® 16 esca?os.
La ausencia de contradicciones entre votos y esca?os con el sistema electoral alem¨¢n no significa que sea perfecto, porque tal sistema no existe. Es m¨¢s, ni siquiera es cierto el mito de la alta proporcionalidad, como se pone de manifiesto al analizar los resultados de las elecciones del 22 de septiembre pasado:
La coalici¨®n CDU-CSU de Angela Merkel obtuvo el 41,5% de los votos y recibi¨® el 49,4% de los esca?os. Le han faltado 6 diputados de los 630 actuales del Bundestag para tener la mayor¨ªa absoluta; los restantes esca?os fueron obtenidos por solo tres partidos de izquierda (el SPD, Los Verdes y la Izquierda). Los resultados de esta elecci¨®n en Alemania tienen una desproporci¨®n de 8,6 puntos con el ¨ªndice de Gallagher, que es superior a los 6,93 puntos de desproporci¨®n producidos en la elecci¨®n de 2011 en Espa?a y muy superior a la registrada en Espa?a en cualquiera de las cinco elecciones generales previas a la de 2011, en las que venci¨® dos veces el PP y tres veces el PSOE. Es normal una desproporcionalidad comprendida entre 3 y 5 puntos (con el ¨ªndice de Gallagher), pero cerca de 9 puntos hay que considerarla muy alta.
Casi 7 millones de votos se han quedado sin representaci¨®n en las? elecciones alemanas?
En Alemania se ha producido una gran desproporci¨®n porque su sistema electoral deja fuera del escrutinio a todos los partidos que no alcancen el 5% de los votos a nivel nacional (salvo que venzan en tres distritos). Entre los que superan la barrera del 5% establece una alt¨ªsima proporcionalidad; pero pueden quedar partidos con un porcentaje de votos cercano al 5%, como ocurri¨® en la ¨²ltima elecci¨®n con los liberales del FDP (4,8%) y los euroesc¨¦pticos del AfD (4,7%), adem¨¢s de con otros partidos con porcentajes inferiores, que suman conjuntamente casi siete millones de votos (15,8% del total) y no han recibido ning¨²n esca?o.
La desproporcionalidad del sistema alem¨¢n en muchas elecciones anteriores a la de 2013 ha sido inferior a esta ¨²ltima, porque en esos otros casos han sido pocos los votos de los partidos que no alcanzaron el 5%. Sin embargo la representatividad de los resultados en la elecci¨®n de septiembre pasado es una de las m¨¢s bajas en sistemas de representaci¨®n proporcional y ello nos debe hacer reflexionar antes de proponer su adaptaci¨®n a un pa¨ªs como Espa?a, donde podr¨ªa provocar una desproporci¨®n y una falta de representatividad superior a la que han tenido las ¨²ltimas elecciones al Bundestag en Alemania.
El segundo problema que presenta una barrera electoral como la que tiene Alemania, es originar falta de equidad en la asignaci¨®n de esca?os entre un partido que supere por poco la barrera del 5% y otro que quede justo por debajo. En el caso de Alemania, los liberales, con m¨¢s de dos millones de votos, no han recibido ning¨²n esca?o; mientras que Los Verdes, con menos de 3,7 millones de votos, han recibido 63 esca?os. En este caso ha habido una diferencia importante en el n¨²mero de votos de ambos partidos; sin embargo una diferencia de esca?os importante se puede producir entre dos partidos que difieran en solo un voto. Es decir, un partido podr¨ªa recibir el 5% de los votos y otro un voto menos; con lo cual el primero recibir¨ªa en Alemania m¨¢s de 30 esca?os, mientras que el segundo no obtendr¨ªa ninguno, salvo que hubiese ganado varios asientos en los distritos uninominales, hecho improbable entre los partidos peque?os.
As¨ª pues, el sistema electoral alem¨¢n no garantiza equidad en el reparto de esca?os de los partidos medianos, pues dos partidos con poca diferencia de votos deber¨ªan recibir bien el mismo n¨²mero de esca?os o bien un esca?o de diferencia, pero no se deber¨ªa producir una diferencia de 30 o 40 esca?os entre ambos.
Toda reforma debe evitar que un partido con m¨¢s votos que otro reciba? menos esca?os?
En Espa?a existe una demanda de cambio de ley electoral desde diferentes sectores. En ninguna otra etapa anterior se ha insistido tanto en el cambio de Ley Electoral. Muchas opciones existen al plantear un cambio de sistema electoral, pero para tomar una decisi¨®n de este tipo se requiere un an¨¢lisis riguroso y profundo, pues algunas de las alternativas pueden producir un sistema electoral menos representativo que el actual.
La clave al dise?ar un sistema electoral consiste en compatibilizar alta representatividad con gobernabilidad. Es importante que un pa¨ªs est¨¦ bien representado pero, adem¨¢s, tiene que ser gobernado y no se puede estar en continua inestabilidad en el sistema de partidos pol¨ªticos, que es algo que va ligado directamente al sistema electoral.
Para ello, un sistema electoral deber¨ªa otorgar al partido vencedor cierta prima en esca?os, aunque inferior a la obtenida el 22 de septiembre pasado en Alemania por CDU-CSU o la lograda en Espa?a por el PP en noviembre del 2011. Y adem¨¢s, el sistema deber¨ªa tener alta representatividad, lo cual implica:
1) Alta proporcionalidad.
2) Que un partido con m¨¢s votos que otro no reciba menos esca?os.
3) Equidad: similar n¨²mero de votos implica igual o casi igual n¨²mero de esca?os.
Es posible dise?ar un sistema electoral con estas caracter¨ªsticas, como el propuesto por el Grupo de Investigaci¨®n en M¨¦todos Electorales (GIME) y que ha recogido en una obra que ha hecho llegar a la mayor¨ªa de los diputados. En todo caso, adaptar el sistema electoral de un pa¨ªs a otro o hacer una propuesta nueva, requiere estudiar con detenimiento sus detalles para evitar efectos no deseados.
Victoriano Ram¨ªrez Gonz¨¢lez? es director de GIME (Grupo de investigaci¨®n en m¨¦todos electorales). Universidad de Granada.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.