?Asilo para Snowden!
El amor a la verdad debe prevalecer sobre los sentimientos y deberes patri¨®ticos
He profesado siempre una profunda admiraci¨®n a George Orwell. Mi lectura de Homenaje a Catalu?a en los a?os sesenta del siglo que dejamos atr¨¢s me descubri¨® a un autor cuyo firme compromiso con la justa causa republicana durante nuestra Guerra Civil no exclu¨ªa el estricto respeto a la verdad: la denuncia del acoso y eliminaci¨®n del POUM por los estalinistas y de la anarqu¨ªa reinante en el campo de los defensores de la legalidad. A?os despu¨¦s cay¨® en mis manos 1984 con su visi¨®n premonitoria del Gran Hermano. En nombre de una programada felicidad futura, el Poder se arrogaba el control absoluto de la vida de los ciudadanos mediante la sujeci¨®n de la sociedad entera a un programa global de espionaje: una quimera ideol¨®gica que el desarrollo ilimitado de las nuevas tecnolog¨ªas ha convertido en una silenciosa e inadvertida realidad.
Si evoco aqu¨ª la siniestra utop¨ªa orwelliana lo hago a prop¨®sito del esc¨¢ndalo a escala mundial provocado por las revelaciones del exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense Edward Snowden desde su huida el pasado mes de mayo con lo que fue calificado por entonces por algunos como ¡°bot¨ªn de guerra¡±. El ep¨ªteto de traidor del que fue objeto pod¨ªa tener alg¨²n fundamento en la medida en que dicho ¡°bot¨ªn¡± era susceptible de ser entregado a los enemigos estrat¨¦gicos de su pa¨ªs aun prescindiendo del hecho que su refugio moscovita era producto de las circunstancias y no de una elecci¨®n personal. Seg¨²n informes filtrados a la prensa, el objetivo del exanalista era acogerse al asilo de alg¨²n pa¨ªs de Hispanoam¨¦rica a falta de una opci¨®n europea mejor y el episodio rocambolesco del avi¨®n en el que viajaba el presidente boliviano Evo Morales obligado a aterrizar en Viena por el cierre del espacio a¨¦reo de la Uni¨®n Europea por presiones norteamericanas (lance muy poco glorioso para los pa¨ªses que se prestaron a ello, incluida la Marca Espa?a) sustenta la verdad de dicha informaci¨®n.
Los datos interceptados no concern¨ªan tan solo a los enemigos estrat¨¦gicos de Washington, sino tambi¨¦n a pa¨ªses amigos y aliados
Las revelaciones a cuentagotas de las ¨²ltimas semanas indican con todo que los datos interceptados por las redes mundiales de fibra ¨®ptica sacados a la luz por Snowden no concern¨ªan tan solo a los enemigos estrat¨¦gicos de Washington como Rusia, China o Ir¨¢n (lo cual era perfectamente previsible y entra en el orden normal de las cosas puesto que lo rec¨ªproco tambi¨¦n existe y los ataques inform¨¢ticos sufridos por Estados Unidos dan buena cuenta de ello), sino tambi¨¦n a pa¨ªses amigos (Brasil, M¨¦xico) e incluso fieles aliados en el nuevo orden mundial configurado por el derrumbe de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y la guerra asim¨¦trica contra el terror tras el monstruoso atentado a las Torres Gemelas. Si el intercambio de informaciones entre los diversos servicios e inteligencia occidentales sobre la amenaza que representa la nebulosa de Al Qaeda responde a un desaf¨ªo de ¨ªndole existencial, ?c¨®mo justificar el rastreo de centenares de millones de comunicaciones telef¨®nicas, mensajes de texto y correos electr¨®nicos de Alemania, Francia y Espa?a y el pinchazo al m¨®vil de Angela Merkel?
Las explicaciones confusas de la Administraci¨®n de Obama no escapan al dilema entre lo malo y lo peor. Si el presidente estaba al corriente de ello resulta cuando menos chocante; si no lo estaba, la gravedad de la falta de control de la NSA pone en evidencia que esta se sit¨²a por encima de todos los poderes y vulnera los principios fundamentales de su Constituci¨®n.
Denunciar los abusos de la NSA no constituye ning¨²n delito desde un punto de vista ¨¦tico
Las manifestaciones de enojo y agravio de los l¨ªderes europeos (tajantes en el caso de la espiada canciller y m¨¢s bien para la galer¨ªa en el de Fran?ois Hollande y Rajoy), as¨ª como la indignaci¨®n de la Euroc¨¢mara (que lleg¨® a proponer la suspensi¨®n del intercambio de datos bancarios con EE UU) muestran que el mensaje, esto es la violaci¨®n masiva de los derechos individuales en los pa¨ªses concernidos por el espionaje, lleg¨® a sus destinatarios, pero ni Gobiernos parlamentarios ni pol¨ªticos europeos han expresado la condigna gratitud al mensajero. Denunciar los abusos de la NSA, y nos hallamos ante un caso flagrante de ello, no constituye ning¨²n delito desde un punto de vista ¨¦tico y Snowden no es un delincuente por mucho que Berl¨ªn, Par¨ªs, Madrid y Bruselas miren a otro lado y se desentiendan de su suerte. El amor a la verdad debe prevalecer sobre los sentimientos y deberes patri¨®ticos. En t¨¦rminos morales la actuaci¨®n del exanalista me parece irreprochable y aun admirable dado el car¨¢cter quijotesco de su empresa.
Resulta en verdad bochornoso que quien ha dado la voz de alarma ante un atropello de tales dimensiones en el seno de unas sociedades que se precian de ser democr¨¢ticas, se vea forzado a acogerse al asilo de un r¨¦gimen autoritario como el de Putin (el sangriento represor de la rebeld¨ªa chechena y encubridor de su virrey Ramzan Kad¨ªrov tras el asesinato de la periodista Anna Politk¨®vskaya), d¨¢ndole as¨ª la oportunidad de presentarse como el palad¨ªn de los derechos y las libertades.
Es bochornoso que quien ha dado la voz de alarma haya de acogerse al asilo de un r¨¦gimen autoritario como el de Putin
?Qu¨¦ dicen los defensores de las causas justas ante semejante desprop¨®sito? Si exceptuamos el diputado alem¨¢n de Los Verdes que se entrevist¨® con Snowden en Mosc¨² e hizo p¨²blica su solicitud de testimoniar ante el Parlamento germano y de acogerse al derecho de asilo de su pa¨ªs, ni parlamentarios ni pol¨ªticos europeos han elevado la voz. Ello no puede sorprendernos de la parte del partido de Rajoy, pero ?qu¨¦ opinan Izquierda Unida y el principal grupo de oposici¨®n, un PSOE que tiene mucho de espa?ol, pero muy poco de socialista y menos a¨²n de obrero? Su discreci¨®n en el tema confirma su creciente distanciamiento de una sociedad duramente golpeada por la crisis y, lo que es peor, de los principios en los que inicialmente se basaba y eran su raz¨®n de ser.
El titular de Der Spiegel: ¡°?Asilo para Snowden!¡±, indica por fortuna el creciente apoyo de la opini¨®n p¨²blica a una exigencia tan justa. Quienes contemplan las cosas sin prejuicios y se sublevan contra el espionaje del Gran Hermano previsto por Orwell tanto en el caso de las dictaduras y reg¨ªmenes autoritarios como en el de las tecnocracias de Occidente, deben hacerse o¨ªr y hacer suya la consigna del semanario alem¨¢n.
Juan Goytisolo es escritor.
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