Cuando las ni?as son invisibles
Cada d¨ªa, 39.000 menores son obligadas a casarse y dejar la escuela
Hace unos meses conoc¨ª la historia de Shonita. A sus 13 a?os es madre de una ni?a. Con tan solo 10 a?os, fue obligada a casarse. Quer¨ªa ser profesora, pero su matrimonio le oblig¨® a dejar la escuela.
Como ella, cada a?o 14 millones de ni?as abandonan la escuela al ser obligadas a casarse.
Una de cada cinco ni?as en todo el mundo ven c¨®mo la situaci¨®n de pobreza en la que viven, la discriminaci¨®n o la violencia, les arrebatan su derecho a la educaci¨®n. En una fecha como esta, en la que reivindicamos la garant¨ªa de los derechos de la infancia, no podemos olvidarnos de las ni?as.
Que los ni?os y las ni?as son sujetos de derecho es algo que nadie pone en duda. Sin embargo, el desconocimiento que la propia infancia tiene sobre sus derechos y la vulnerabilidad propia de su edad, les convierte muchas veces en invisibles. Especialmente en el caso de las ni?as, cuyo papel en muchas sociedades queda limitado al rol reproductivo y sexual que se convierte en el mayor obst¨¢culo para salir de la pobreza y romper esos patrones tradicionales y nocivos que, lejos de promover su desarrollo, lo limitan.
Podr¨ªa parecer que los adultos tenemos m¨¢s que claro que la educaci¨®n es el verdadero cimiento del edificio endeble o s¨®lido que puede llegar a ser nuestra existencia. Sin embargo, si miramos el mapa educativo del mundo, veremos que la educaci¨®n de las ni?as es una carrera de obst¨¢culos en muchos lugares. Tenemos muy cerca los casos de Malala, la ni?a paquistan¨ª que desafi¨® a los talibanes para defender su derecho a estudiar, y casi paga con su vida por ello, o de Leonarda, la joven kosovar de etnia gitana expulsada por el Gobierno galo que exige volver a Francia para poder seguir yendo al colegio. Ellas son solo un reflejo de lo que la educaci¨®n representa en la vida de los m¨¢s de 65 millones de ni?as sin escolarizar en el mundo cuyos nombres no han traspasado las fronteras de los medios de comunicaci¨®n.
Un a?o extra de educaci¨®n en las ni?as y adolescentes incrementar¨¢ sus ingresos de adultas en un 10-20%
Disponer de agua, comida y un refugio son necesidades b¨¢sicas que hay que contemplar en el d¨ªa a d¨ªa de los pa¨ªses m¨¢s pobres o en los planes de emergencia que se ponen en pr¨¢ctica en los pa¨ªses que han sufrido desastres. No cabe duda. Lo acabamos de vivir en Filipinas. Tras el paso del tif¨®n Haiyan, la prioridad en los primeros d¨ªas era clara: garantizar a la poblaci¨®n agua potable, alimento, medicinas y un refugio seguro. Sin embargo, es importante entender la educaci¨®n como una necesidad b¨¢sica para la infancia cuando se trata de desarrollo. Los datos de los que disponemos, y que recogemos en nuestro 7? Informe sobre el estado mundial de las ni?as 2013, ponen de manifiesto que en los pa¨ªses menos favorecidos y en aquellos devastados por una cat¨¢strofe, las ni?as y adolescentes son las primeras en abandonar por la fuerza la escuela y las ¨²ltimas en regresar, si es que regresan.
Todav¨ªa muchos Gobiernos no son conscientes del empuje econ¨®mico que pueden representar las mujeres en los pa¨ªses m¨¢s desfavorecidos. Es sabido que un a?o extra de educaci¨®n en las ni?as y adolescentes incrementar¨¢ sus ingresos en la edad adulta entre un 10%-20%, y que las mujeres reinvierten en sus comunidades y familias el 90% de lo que ganan. Es prioritario, por tanto, garantizar y salvaguardar la educaci¨®n de las ni?as como un derecho b¨¢sico, all¨¢ donde por una raz¨®n u otra peligre. Por ello, aunque parezca un objetivo superado en las culturas m¨¢s pr¨®ximas, trabajamos para garantizar el acceso de todas las ni?as del mundo a, al menos, nueve a?os de educaci¨®n gratuita y de calidad, de los cuales seis sean de educaci¨®n primaria y tres de secundaria, una de las se?as definitorias de nuestra campa?a Por ser ni?a. Y esto es importante, pues la educaci¨®n secundaria es la llave que abrir¨¢ su futuro. Su formaci¨®n garantizar¨¢ la independencia econ¨®mica ofreci¨¦ndoles adem¨¢s los conocimientos necesarios para valerse por s¨ª mismas. Estar¨¢n preparadas para los aspectos b¨¢sicos de supervivencia, pero tambi¨¦n para reconocer una situaci¨®n de riesgo potencial o defenderse de una agresi¨®n sexual o negarse a tener que casarse antes de tiempo, por ejemplo.
Uno de los principales obst¨¢culos en el camino entre las ni?as y la escuela es el matrimonio infantil forzoso al que se ven abocadas 39.000 ni?as menores de edad cada d¨ªa a pesar de estar prohibido por el derecho internacional y por las leyes de muchos pa¨ªses. Y, de continuar esta tendencia, m¨¢s de 140 millones de ni?as estar¨¢n casadas en el a?o 2020. Acabar con esta injusta y tr¨¢gica situaci¨®n es prioritario para nosotros. Desde Plan Internacional estamos haciendo un llamamiento a los Gobiernos de todo el mundo para que apoyen una petici¨®n a Naciones Unidas con el objetivo de que se promulgue una resoluci¨®n en 2014 que lleve a erradicar el matrimonio infantil forzoso, llamamiento que ha sido o¨ªdo y respaldado por unanimidad en Espa?a por el Congreso de los Diputados el pasado 10 de octubre.
Aprovecharemos pues la celebraci¨®n del D¨ªa Universal de los Derechos del Ni?o para enfatizar los derechos de las ni?as y las adolescentes en los pa¨ªses que sufren pobreza y desastres. Son ellas las que sufren vulneraciones ¨²nicamente por su g¨¦nero y su edad. Son quienes encuentran barreras a la educaci¨®n como el matrimonio temprano forzoso, el trabajo infantil o los embarazos tempranos. Barreras que les impiden desarrollarse como seres humanos. Hasta el momento, tanto los Gobiernos como las agencias de ayuda humanitaria hemos fracasado en la manera de acercarnos a ellas. Hemos ofrecido respuestas uniformes cuando lo que precisan es un traje a medida. Un traje que tenga en cuenta tres derechos b¨¢sicos y fundamentales: la protecci¨®n, la educaci¨®n y la participaci¨®n en la toma de decisiones. Y lo que es un derecho de ellas es un deber de todos.
Concha L¨®pez es directora general en Espa?a de Plan Internacional.
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