El embrujo de Inma Cuesta
Hija de un tapicero y un ama de casa, pas¨® su infancia cantando y bailando. So?aba con ser como Marisol y Concha Velasco, y conquistar los escenarios. Lo consigui¨® en 2005. Pas¨® de ser una int¨¦rprete desconocida a una actriz taquillera. Hoy abarca todos los g¨¦neros, incluido el musical. Esta es la historia de un talism¨¢n.
La actriz Inma Cuesta se encuentra en un minib¨²s de camino al norte de Madrid. Charla con el resto de la troupe del musical ?Ay, Carmela! con el que ha estado de gira por Espa?a desde abril. Pulen detalles. Cosas a mejorar en la funci¨®n de esta noche. Por ejemplo: en un momento del espect¨¢culo, uno de los fascistas se entremezcla con el p¨²blico y Carmela (Cuesta) ha de se?alarlo con el dedo y exclamar: ¡°?A ¨¦l!¡±. La velada anterior apunt¨® con el ¨ªndice hacia otro lado, adonde pudo. ¡°Salgo sin lentillas y no veo nada¡±, se excusa. ¡°Pero casi mejor¡¡±. La actriz es miope. Suele llevar gafas. En el camerino del teatro municipal de Alcobendas, vestida con el camis¨®n ligero con el que pasa casi toda la obra, a?ade: ¡°En el musical Hoy no me puedo levantar empec¨¦ sin gafas. Un d¨ªa me puse lentillas. De pronto vi todas las caras del p¨²blico. Y decid¨ª quit¨¢rmelas de nuevo. Tambi¨¦n trabajo sin ellas porque resecan mucho los ojos. Y lloro siempre en todo lo que hago¡±.
Llora y hace llorar. El de Cuesta es un rostro asociado al drama. Quiz¨¢ por eso dice sobre su pr¨®ximo filme: ¡°Me veo en la pel¨ªcula y no me reconozco¡±. Tres bodas de m¨¢s, que se estrena el 5 de diciembre, es una comedia salvaje. Ella interpreta a una cient¨ªfica enamoradiza a la que invitan tres exnovios a la celebraci¨®n de sus matrimonios. En la cinta hay humor negro con beb¨¦s. Atropellos de novias. El realizador, Javier Ruiz Caldera (Spanish movie y Promoci¨®n fantasma), cuenta que despu¨¦s de la primera ronda de casting no lo ten¨ªa nada claro: ¡°No es que no nos gustase. Quer¨ªamos comedia y tanta potencia dram¨¢tica nos asust¨®¡±.
La mirada profunda y oscura de Cuesta se vio por primera vez en pantalla en el papel de una cantante en la segunda temporada de Amar en tiempos revueltos (2006). Un a?o antes era una desconocida. En la que quiz¨¢ sea su primera entrevista, en 2005, dec¨ªa: ¡°Hace un a?o llegu¨¦ a Madrid y realmente todav¨ªa no hab¨ªa hecho ning¨²n trabajo como profesional. Creo que me eligieron porque buscaban frescura¡±. Una pincelada dentro de un reportaje sobre un espect¨¢culo que estaba a punto de estrenarse, Hoy no me puedo levantar, el musical de Mecano. Cuesta fue elegida para coprotagonizarlo en un casting al que se presentaron 1.300 personas. Ten¨ªa 24 a?os. Y hasta ese momento, aunque hab¨ªa estudiado interpretaci¨®n en C¨®rdoba y Sevilla, y hab¨ªa llegado a Madrid con una beca para un curso de teatro musical, trabajaba doblando ropa en una tienda de Cortefiel. Cuando cont¨® a sus compa?eros que necesitaba un d¨ªa libre para la prueba, la mayor¨ªa la mir¨® con displicencia. Uno de sus amigos cercanos llama a esto su ¡°momento Pretty Woman¡±. Nunca ha vuelto a aquel comercio.
Nacho Cano, creador de Hoy no¡, y con la ¨²ltima palabra en el casting, recuerda el flechazo: ¡°No me cost¨® elegirla. Pose¨ªa tres cosas importantes: coraz¨®n, belleza y magia. Y cantaba muy bonito¡±. Cuesta fue con su guitarra y toc¨® una canci¨®n propia. ¡°Era un diamante en bruto. Con esa mirada pura, como la de Pen¨¦lope Cruz. Las dos miran muy bien. Son espa?olas, como las del billete de Julio Romero de Torres. Me alegro de haberle dado la primera oportunidad, igual que con Pen¨¦lope [su primer papel fue en un videoclip de Mecano]. Aunque todos me dec¨ªan que me iba a equivocar con Inma. Porque era peque?ita¡±.
En m¨¢s de una ocasi¨®n este argumento se le ha cruzado por delante. Cuesta es consciente de su escasa estatura (mide 1,59 metros); sabe que cualquiera puede llevarse a enga?o si la ve en pantalla y luego al natural. En una ocasi¨®n, una desconocida se le acerc¨® y le dijo: ¡°?Te imaginaba m¨¢s alta!¡±. A lo que Cuesta responde ahora: ¡°Pero, se?ora, ?alguien le ha pedido opini¨®n?¡±. Otra vez, una pareja se sent¨® en la sala de espera de un aeropuerto y comenz¨® a mirarla. ¡°La chica cuchicheaba con su novio como diciendo: ¡®M¨ªrala, no es para tanto¡¯. Y como que yo era peque?illa. En respuesta, me puse a mirar al novio para seducirlo. De eso que no apartas la mirada. Al final se levantaron y se fueron¡±. Narra la escena en la terraza de un restaurante mexicano en Madrid. Ha venido con su perra, una bich¨®n malt¨¦s blanca que apenas levanta un palmo del suelo. Pero con genio. De pronto, saca la cabeza de debajo de la mesa y comienza a ladrar a una mujer que sale de un portal. ¡°?Tiene un car¨¢cter!¡±, dice la actriz cuando logra domarla. ¡°No se achanta. Le pasa como a m¨ª¡±.
Hay quien dice que las chicas no saben hacer comedias porque les preocupa salir guapas. Yo no quiero volver al drama¡±
Desde que tiene uso de raz¨®n, esta mujer de 33 a?os, nacida en Valencia, pero criada desde los 6 en Arquillos (Ja¨¦n), quiso ser artista. Pintora, cantante, actriz¡ Cuesta es la mayor de tres hermanos. En la familia le siguen llamando cari?osamente Bruja. Su madre es ama de casa. Y en el pueblo, de unos 2.000 habitantes, la conocen como ¡°la hija del tapicero¡±, pues a eso se dedica su padre. Su abuelo paterno fue un comandante republicano que salv¨® el cuello gracias a un cura. Pero se vio obligado a abandonar su tierra. De ah¨ª que ella naciera junto al Mediterr¨¢neo, donde sufri¨® de alergias y asma, hasta que dejaron el clima h¨²medo y regresaron al pueblo donde se hunden sus ra¨ªces. Seg¨²n Diego Cuesta, su padre, ella era una ni?a ¡°callejera, guasona y burlona; pero muy inteligente y muy hormiguita¡±. Desde el colegio hasta el ¨²ltimo curso de interpretaci¨®n en Madrid, siempre estuvo becada. Cantaba y bailaba y pintaba a todas horas. Era ¡°superfan¡±, dice ella, de Marisol y de Concha Velasco, ¡°porque cantaban y actuaban¡±. Y se apuntaba a casi todo. Como a la banda municipal de tambores y cornetas (ella eligi¨® tambor). Aunque tambi¨¦n pas¨® una etapa retra¨ªda en la adolescencia. Se encerraba y memorizaba textos de Shakespeare, y escrib¨ªa y compon¨ªa a la guitarra, que aprendi¨® a tocar por su cuenta.
La ¡°hija del tapicero¡± es una celebridad en Arquillos. Al estreno de ?Ay, Carmela!, por ejemplo, acudieron autobuses de la localidad. Obsequiaron al equipo con cajas de pericones, el dulce local, al parecer tan seco ¡°que se te hace bola y te ahoga¡±, seg¨²n la actriz. ¡°Lo metes en una cubeta de caf¨¦ y se lo bebe¡±, a?ade. Y al final se crece: ¡°Lo usas de t¨¢mpax y no vuelves a tener la regla en tu vida¡±. Inma Cuesta puede resultar extremadamente graciosa. Con ese punto macarra. Puede estar hablando de lo m¨¢s seria del mundo. Y de pronto coger la mano de un esqueleto (parte del atrezo de Ay, Carmela) y hacer que juguetee con sus partes. Sus experiencias en el ¡°pueblo ingl¨¦s¡±, una especie de campamento de inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica al que lleg¨® hace poco ¡°hablando como un indio¡±, y que se organiza en una aldea de Castilla con gente venida de todo el mundo, son dignas de El club de la comedia. Sorprende que haya tardado tanto en asaltar el g¨¦nero. ¡°Hay quien dice que las chicas no saben hacer comedia porque les preocupa salir guapas¡±, cuenta. ¡°Yo no quiero volver al drama¡±.
En realidad puede hacer de todo. ¡°Inma tiene duende, magia¡±, dice Marga Ariza, una de sus compa?eras de la Escuela de Arte Dram¨¢tico de C¨®rdoba (la misma que a?os m¨¢s tarde la avisar¨ªa del casting de Mecano). ¡°Si no fue la mejor nota en las pruebas de acceso, fue de las mejores. Siempre le dec¨ªa: ¡®Vas a llegar muy lejos¡±. Cuesta aterriz¨® en la escuela siguiendo los consejos de un profesor de Literatura del instituto, a quien recuerda como el Robin Williams de El Club de los poetas muertos. (?l, Paco N¨¢jera, la recuerda a ella como una chica que estaba siempre sentada en las escaleras del centro con una guitarra). Le recomend¨® lecturas de historia del teatro, y Cuesta hizo el primer viaje a C¨®rdoba en autob¨²s con su padre. Vest¨ªa sus pantalones amarillos de la suerte. Ah¨ª se abri¨® una etapa luminosa. Desde la escuela se atisbaba la Mezquita; ensayaba en el Patio de los Naranjos, toc¨® alg¨²n concierto. ¡°Lo recuerdo como la mejor ¨¦poca de mi vida, con todos los sue?os por cumplir¡±.
Luego llegaron Sevilla, y Madrid, y su debut en el musical. Pero al regresar por primera vez a C¨®rdoba le sucedi¨® algo extra?o: ¡°Antes el teatro de la escuela me parec¨ªa inmenso. Cuando volv¨ª despu¨¦s de Hoy no¡, entr¨¦ a verlo y el olor me emocion¨®. Pero me pareci¨® peque?o¡±. A veces, en el discurso de la actriz se cuelan este tipo de sombras. En el momento quiz¨¢ m¨¢s alto de su carrera, dice que ni siquiera est¨¢ segura del tiempo que seguir¨¢ en la profesi¨®n. ¡°Es que no lo s¨¦. Igual eres madre o haces un viaje a Congo. No sabes c¨®mo te va a cambiar la vida¡±.
Su primer gran a?o a¨²n se har¨ªa esperar. Pero lleg¨®. Se convirti¨® en una de las actrices espa?olas m¨¢s taquilleras de 2011. Estren¨® tres cintas. Dos de ellas, Primos, de Daniel S¨¢nchez Ar¨¦valo, y ?guila Roja. La pel¨ªcula, de Jos¨¦ Ram¨®n Ayerra, se colaron entre las 10 producciones espa?olas m¨¢s vistas. Por la tercera, La voz dormida, fue nominada al Goya como mejor actriz (lo gan¨® Elena Anaya). En el filme compart¨ªa cartel con Mar¨ªa Le¨®n, en el papel de su hermana peque?a, que fue quien recogi¨® los premios: la Concha de Plata del Festival de San Sebasti¨¢n y el Goya como actriz revelaci¨®n. Hace ya un par de a?os de aquel rodaje a las ¨®rdenes de Benito Zambrano, pero Le¨®n y Cuesta se siguen llamando ¡°hermana¡±. Viven en la quinta planta del mismo edificio, la una frente a la otra, a un paso de la Puerta de Toledo (Madrid). Desde el primer d¨ªa de casting de La voz dormida adoptaron ese rol. ¡°Me hizo descalzarme, me pein¨® una coleta; ejerci¨® de hermana mayor desde el minuto uno¡±, dice Le¨®n. ¡°Me cuida con cari?o y protecci¨®n. Conf¨ªo en su sabidur¨ªa¡±, a?ade. Pasean juntas a sus perros. Si alguna oye la puerta de casa, la otra se acerca al vest¨ªbulo. Se prestan ropa. Desayunan juntas. Se llaman: ¡°Inma es un talentazo. Con coraz¨®n y buenos prop¨®sitos. Muy generosa. Y la vida eso se lo devuelve. Con cada premio que me daban, si a m¨ª me brillaban los ojos, a ella m¨¢s. ¡®Te lo mereces¡¯, me dec¨ªa¡±.
Es un talentazo. Con coraz¨®n y buenos prop¨®sitos. Muy generosa. Y eso la vida se lo devuelve¡±, asegura Mar¨ªa Le¨®n
En 2012 recogi¨® los frutos y Cuesta particip¨® en tres de los estrenos del a?o: Blancanieves, de Pablo Berger; Grupo 7, de Alberto Rodr¨ªguez, e Invasor, de Daniel Calparsoro. En ninguna era protagonista absoluta. Pero fue un talism¨¢n. Entre las tres pel¨ªculas acapararon 39 candidaturas a los Goya de 2013 (se llevaron 12). ¡°Es una actriz orquesta¡±, define el prestigioso director de casting Luis San Narciso. ¡°Domina el drama, la comedia, canta, baila. Tiene el primer plano m¨¢s importante del cine espa?ol¡±. La descubri¨® en una de las primeras funciones de Hoy no¡ ¡°Llamaba la atenci¨®n. No hab¨ªa que ser muy listo para verlo. Me entusiasm¨®¡±. En 2009 le encontr¨® un papel a su medida en la serie ?guila Roja. Los buenos datos de audiencia la situaron en el mapa. ¡°Y la empezaron a llamar para hacer cine¡±, seg¨²n San Narciso. Aunque sigue rodando la serie. Ella ha confesado alguna vez que le gustar¨ªa que su personaje creciera. A veces, en su discurso se cuela un t¨ªmido hast¨ªo: ¡°Cuando siento que estoy dejando de aprender, tengo que dejarlo¡±.
Pero tiene recursos para subirse el ¨¢nimo. Antes de empezar cada funci¨®n de Ay, Carmela, por ejemplo, se tumba en el escenario. ¡°Me quedo sola. Le doy un beso. Se lo agradezco. Es un momento de darte cuenta de d¨®nde est¨¢s. Y digo: ¡®Vamos a hacerlo bonito¡¯. Porque a veces est¨¢s desmotivado. O mal. No puedes permitirlo. De repente se me ocurri¨®: si fuera peque?a y me viera aqu¨ª, me dir¨ªa: ¡®Mira d¨®nde est¨¢s y lo que has conseguido¡±. Es su b¨¢lsamo. El escenario. ¡°Hay algo sagrado. No s¨¦ con qu¨¦ conectas, ni qu¨¦ ocurre, no s¨¦ c¨®mo explicarlo¡ pero me ha pasado de llegar enferma y salir como un toro de Miura¡±.
Al acabar el espect¨¢culo, con parte del p¨²blico en pie, y tras salir tres veces a saludar, se encuentra radiante. Esta noche ha acudido a verla Concha Velasco, y la veterana actriz (73 a?os) se ha colado en los camerinos. Llama a su puerta. Se funden en un abrazo. ¡°?Qu¨¦ dif¨ªcil adaptaci¨®n!¡±, exclama. ¡°Lo mejor que se ha hecho. Y la ni?a, ?c¨®mo canta! Es un monstruo¡±.
¨CEstaba muy nerviosa
¨C?Por qu¨¦?
¨CPorque estabas t¨².
¡°Est¨¢s maravillosa¡±, concluye Concha. Y antes de irse le regala un consejo: ¡°Sigue con ?guila Roja¡±. Inma asiente con gesto serio: ¡°Ya me lo dijiste una vez: un ¨¦xito no hay que dejarlo¡±. Ser¨¢ su ¨²nica concesi¨®n al drama. Poco despu¨¦s, de vuelta en el minib¨²s, la actriz desenfunda su lengua y comienza a hilar an¨¦cdotas sobre pericones y aquella estancia en el pueblo ingl¨¦s
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