J¨®venes esperando
Internet, la telefon¨ªa m¨®vil, YouTube, los SMS y WhatsApp han alterado la realidad
Algunos espa?oles seguimos siendo fieles al veterano concurso televisivo de Jordi Hurtado Saber y Ganar, entre otras cosas, porque a su terminaci¨®n, La 2 de TVE nos obsequia con sus repetidos reportajes sobre el mundo animal. Los programadores de esa cadena deben ser tan sabedores de que somos muy pocos los que mantenemos esa fidelidad, que no tienen el menor inconveniente en repetir los mismos programas un par de veces a la semana. No tiene gran importancia porque el objetivo del espectador es echar una cabezadita, despu¨¦s del reparador almuerzo, para que los pocos minutos de sue?o te alcancen para continuar toda la jornada laboral. Los inconvenientes de los programas de despu¨¦s de almorzar.
En este caso, esos mismos reportajes provocar¨ªan a cualquier hora el mismo estado somnoliento, porque en el mundo animal, los elefantes siempre hacen lo mismo, los leones, tambi¨¦n; y los guepardos, y los ?us, y los monos. Un v¨ªdeo del irrepetible e insuperable Rodr¨ªguez de la Fuente y uno del National Geographic son id¨¦nticos. Los protagonistas siempre se comportan de la misma manera, de lo que se deduce que la vida animal es lineal. El le¨®n se come al ?u, el elefante los ¨¢rboles, el guepardo a la gacela. Siempre igual, como la cadena de montaje de la era industrial: se mete chatarra y sale acero. No tiene, pues, mucho inter¨¦s estudiar su comportamiento. Es el mismo de siempre desde hace centenares de miles de a?os.
?Y el comportamiento del ser humano? ?Tambi¨¦n es lineal? ?Se parece al de los animales? En ocasiones parece que s¨ª: suena el despertador, ducha, desayuno, ni?os al cole, trabajo, comida, La 2 de TVE, ruta del colesterol, trabajo, cena, TV y a la cama. Pero, ahora, un reportaje sobre el comportamiento humano har¨ªa palidecer a las gentes que vivieron antes de la aparici¨®n de Internet y de las nuevas tecnolog¨ªas. Esos ciudadanos no dar¨ªan cr¨¦dito cuando vieran a alguien hablando solo en el coche mientras conduce o a peatones hablando solos por las calles; o cuando se percataran de que algunos entran por la puerta de embarque de cualquier aeropuerto poniendo su tel¨¦fono m¨®vil sobre un poste met¨¢lico; o escribiendo cartas sin papel y recibiendo respuestas a las mismas segundos despu¨¦s de haberlas enviado, o leyendo este peri¨®dico en una tableta o en un smartphone sin pasar por el kiosco de prensa, o recibiendo v¨ªdeos del bautizo del hijo de un amigo unos minutos despu¨¦s de haber recibido el agua bendita.
Las fronteras ya no son las
cicatrices que separan territorios,
sino la raya que separa a
los que est¨¢n comunicados
de los que no lo est¨¢n
?Qu¨¦ ha ocurrido? Se han cambiado determinadas pr¨¢cticas sociales porque alguien o algunos decidieron cambiarlas. Quien es capaz de cambiar las pr¨¢cticas sociales para conducir a la sociedad por derroteros distintos y mejores es un l¨ªder. El l¨ªder elefante no cambia la forma de vivir ni el comportamiento de la manada; acumula memoria que le sirva ¨²nicamente para conducir al grupo al sitio de siempre por el camino de siempre. Por el contrario, el l¨ªder humano, cuando lo es, y para ello ha de ser consciente de los elementos nuevos que aparecen en la sociedad, usa su memoria, su lenguaje, sus conocimientos y su imaginaci¨®n para llevarnos a sitios distintos, por caminos diferentes.
Y estamos en el momento de variar nuestras formas de hacer las cosas, muchas de las cuales ni siempre se hicieron as¨ª ni se hacen de la misma forma en diferentes culturas. Si tenemos un sistema de trabajar, de vacacionar, de producir y de vivir es porque en un momento determinado de la historia, la aparici¨®n de la m¨¢quina de vapor y de la cadena de montaje transformaron nuestros h¨¢bitos anteriores. Tratar de seguir trabajando, vacacionando, produciendo y viviendo en funci¨®n de la cadena de montaje es ignorar la aparici¨®n de nuevas herramientas que nos invitan a revisar y alterar nuestras pr¨¢cticas sociales, es decir, nuestra forma de trabajar y de vivir. Para ello, necesitamos l¨ªderes que sean capaces de leer el mundo y de distinguir y combinar las nuevas herramientas que hicieron acto de aparici¨®n a finales del siglo pasado con la invenci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas.
Leer el mundo de hoy exige saber que Internet, la telefon¨ªa m¨®vil, Google, YouTube, los SMS, WhatsApp, las redes sociales, los blog, Skype, etc¨¦tera, han alterado la realidad, que siempre fue f¨ªsica, dividi¨¦ndola en una parte, cada vez menor, f¨ªsica y otra parte, cada vez mayor, virtual. Y es en la realidad virtual en la que viven, trabajan, se informan, estudian, se enamoran, se comunican, se enfadan¡ un porcentaje cada vez m¨¢s numeroso de personas en el mundo y, por supuesto, en Espa?a. Esa nueva realidad, como ya est¨¢ dicho, ha creado nuevas pr¨¢cticas sociales que han cambiado nuestra forma de vivir, de trabajar, de estudiar, de producir, de relacionarnos y de informarnos.
Ya no es la escasez la que genera
valor sino la abundancia;
la informaci¨®n ya no es una
tarea de uno para todos,
sino de todos para todos
La era digital en la que nos encontramos, por cierto, en la prehistoria de la misma, no la trajeron los j¨®venes nacidos en la ¨²ltima d¨¦cada del siglo XX y en los a?os que van del siglo XXI; y por eso resulta tan llamativo y extra?o la legislaci¨®n que trata de impedir el acceso de esos j¨®venes a una realidad que se cre¨® antes de que ellos nacieran y que se conduce por patrones diferentes de la sociedad anal¨®gica. Una generaci¨®n que vive de forma distinta a como viv¨ªan generaciones anteriores, no encuentra sitio en esta sociedad, no porque no est¨¦ preparada para integrase en la misma, sino porque es la sociedad la que no est¨¢ preparada para acogerlos. Y es as¨ª porque en la era digital seguimos manejando conceptos que no son ciertos en el actual momento: ya no es la escasez la que genera valor sino la abundancia. La informaci¨®n ya no es una tarea de uno para todos, sino de todos para todos. La educaci¨®n ya no consiste en transmitir informaci¨®n porque Internet tiene m¨¢s informaci¨®n que el conjunto de profesores del mundo. La identidad no es la consecuencia de tener la misma lengua, la misma historia y las mismas ra¨ªces, sino el hecho de ser digital o anal¨®gico. Las fronteras dejaron de ser las cicatrices que dividen y separan a los territorios para pasar a ser la raya que separa a los que est¨¢n comunicados de los que no lo est¨¢n. En fin, la distancia ya no se mide en kil¨®metros, sino en tiempo y el tiempo ya no se mide en segundos sino en nanosegundos.
Estamos inmersos en una revoluci¨®n que nadie, ni siquiera la literatura fant¨¢stica, fue capaz de prever y, por eso, la mayor¨ªa de los conceptos con los que nos hemos manejado hasta ahora tienen que ser revisables. Si ya no existe tiempo y distancia, una Administraci¨®n que siga trabajando bajo esas premisas es una Administraci¨®n ineficaz. La Administraci¨®n tendr¨¢ todos nuestros datos en su pantalla a un golpe de clic cada vez que nos queramos relacionar con ella o ella con nosotros. En el plazo de 15 a?os las ciudades no ser¨¢n como las conocemos ahora y, tampoco, la forma de trabajar: nadie tendr¨¢ necesidad de ir a un banco para realizar las operaciones normales de un usuario de la banca, ni tampoco a comprar a un supermercado, ni a un cine, ni a una librer¨ªa, ni a una agencia de viajes, ni a una tienda de discos, ni a una oficina a procesar datos que pueden ser procesados desde casa.
Este es el reto y ah¨ª fuera hay millones de j¨®venes esperando que lo entendamos y les demos su oportunidad para ser ¨²tiles a esta nueva sociedad.
Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra fue presidente de la Junta de Extremadura.
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