Antieurope¨ªsmo en Europa
Hay que salir al paso de quienes quieren que 2014 sea el fin del ¡®sue?o europeo¡¯
La crisis ha desatado la divisi¨®n en Europa. Incluso sobre las opciones de su desintegraci¨®n, oponiendo mil variantes de reacci¨®n antieuropea a cuantos abogamos, a pesar de los estragos y los yerros de estos a?os, por relanzar la UE. La literatura al respecto comenz¨® por enfrentar a los neoconservadores que fabricaron una narrativa moral que pretendi¨® que los vapuleados por la crisis son culpables de sus padecimientos y a cuantos denunciamos la falsedad del diagn¨®stico y el anunciado fracaso de la austeridad recesiva, una de cuyas consecuencias ha sido el auge de un resentimiento antieurope¨ªsta en la UE que ha retrasado y empeorado la salida de esta crisis.
La brecha separ¨® despu¨¦s a quienes vieron quebradas sus condiciones de vida y quienes pretenden explotar su propaganda de ¡°brotes verdes, ahora s¨ª¡± como legitimaci¨®n retroactiva de su agenda antisocial contra el modelo europeo. Salir de la recesi¨®n no es salir de la crisis, pero el balance de este tr¨¢nsito ha sido un exponencial aumento de la desigualdad, un asalto sin complejos a la dignidad del trabajo y un relato antipol¨ªtico que ha propalado la imagen de una democracia vencida bajo la hegemon¨ªa de poderes financieros que no se presentan a las urnas, pero gritan a rebato: ¡°?Proletarios del mundo, rend¨ªos!¡±.
Vista la proximidad de las elecciones europeas de 2014, la grieta apunta a enfrentar esas mil y una variaciones de la ofensiva antieuropea que da por insostenible su modelo social contra quienes defendemos que otra direcci¨®n para Europa es m¨¢s necesaria que nunca y que adem¨¢s es posible. Y no deber¨ªamos consentir que los primeros ¡ªmotivados por su olfato ante el malestar y el hast¨ªo¡ª cobrasen ventaja a partir de la inacci¨®n o apat¨ªa de los segundos.
Dos episodios recientes ilustran crudamente esas visiones contrapuestas.
1. Tragedia de Lampedusa: en el Parlamento Europeo (PE) hemos reforzado el sistema de asilo; muchos, en consecuencia, requerimos solidaridad con las operaciones de salvamento mar¨ªtimo (art. 80 TFUE) y en la gesti¨®n de las fronteras integradas en la UE, junto a un esfuerzo mayor en los pa¨ªses de origen y en la apertura de v¨ªas a la inmigraci¨®n legal.
La mayor¨ªa conservadora de los Gobiernos de la UE persiste, en sentido contrario, en los temores nacionales, propensos a rechazar la dimensi¨®n europea del reto y su soluci¨®n con una mirada hostil hacia la inmigraci¨®n, escorada hacia el prejuicio y hacia su estigmatizaci¨®n como un foco de inseguridad interior ?La elecci¨®n de 2014 dirime dram¨¢ticamente entre el presente y futuro de esos errores ya ensayados y nuestra capacidad para arriesgarnos a acertar!
Salir de la recesi¨®n no es salir de la crisis, pero el balance de este tr¨¢nsito ha sido un aumento
de la desigualdad
2. Respuesta ante las revelaciones de espionaje masivo, sistem¨¢tico y sostenido de la NSA (EE UU) contra la garant¨ªa de nuestra privacidad. Una UE con vocaci¨®n de relevancia deber¨ªa hacerse respetar por otros actores globales, comprometida en la defensa activa de sus valores y de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE. Venciendo muchas resistencias, el PE ha aprobado un nuevo Reglamento de protecci¨®n de datos fuertemente garantista y ha requerido a la Comisi¨®n para que deduzca consecuencias del deterioro de confianza, considerando, en su caso, la suspensi¨®n del Acuerdo SWIFT y la congelaci¨®n de la negociaci¨®n del Tratado de Comercio e Inversiones entre la UE y EE UU.
La interceptaci¨®n de los mensajes de millones de europeos que nada tienen que ver con ninguna trama terrorista no puede ser despachada desde la UE ni con cinismo (¡°alguien tiene que hacerlo¡±) ni con resignaci¨®n (¡°lo que tecnol¨®gicamente pueda hacerse, no importan las consecuencias, de todos modos se har¨¢¡±): ?Europa no puede abdicar de sus libertades ni de sus garant¨ªas (art. 18 CE y art. 8 CDFUE) ante la apisonadora de un Gran Hermano global! Y pretender que esto sucede ¡°por nuestro bien¡± no hace sino empeorar la pesadilla en que la actual presidencia parece haber sido abducida por la histeria por la seguridad desencadenada por Bush, la misma contra la que Obama construy¨® su plataforma.
Asombra ante tal envite que los Gobiernos nacionales hayan sido incapaces de hacerse valer conjuntamente, en vez de reintentar esa f¨®rmula tantas veces fracasada de la gesti¨®n bilateral de su propia inanidad ante la superpotencia del otro lado del Atl¨¢ntico. Y enfada que sus gobernantes reclamen blindar sus m¨®viles, pero no hayan exigido id¨¦ntica protecci¨®n para las comunicaciones de millones de europeos que nunca han sido cancilleres ni presidentes del Gobierno.
Una y otra conmociones intensifican en la UE la pugna entre quienes desean que la elecci¨®n de 2014 sea la certificaci¨®n del fin del sue?o europeo y el regreso a la trinchera de las fronteras nacionales con la proliferaci¨®n de esca?os populistas y eur¨®fobos, y quienes creemos que eso solo pasar¨¢ si no nos movilizamos con voluntad y convicci¨®n quienes debemos evitarlo.
Para defender a Europa y su modelo social y constitucional frente a las proteicas variantes de la pulsi¨®n antieuropea hacen falta, claro est¨¢, l¨ªderes que se muestren conscientes de lo mucho que est¨¢ en juego. ?Pero hacen falta tambi¨¦n los ciudadanos europeos! Millones de nosotros, dispuestos a hacerle frente a la tentaci¨®n de la no Europa y a la fatiga ante esta Europa. Y de mostrarnos proactivos para derrotar la amenaza que pende sobre la restauraci¨®n de la dimensi¨®n social, pol¨ªtica y democr¨¢tica de la construcci¨®n europea¡ y sobre la preservaci¨®n de ese acervo que muchos ya echan de menos cuando todav¨ªa estamos a tiempo de rescatarlo.
Juan F. L¨®pez Aguilar es presidente de la Delegaci¨®n Socialista espa?ola y de la Comisi¨®n de Libertades, Justicia e Interior del Parlamento Europeo.
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