Agencias calificadas
Las empresas que clasifican y definen los riesgos reciben un suspenso del supervisor europeo
La actuaci¨®n de las principales agencias de calificaci¨®n crediticia (S&P, Moody¡¯s y Fitch) fue criticada cuando emergi¨® la crisis financiera en el verano de 2007. Desde la calidad t¨¦cnica de sus evaluaciones hasta eventuales conflictos de inter¨¦s se situaron como aspectos relevantes en la percepci¨®n del riesgo de los instrumentos que desencadenaron la crisis. Ahora es el supervisor burs¨¢til europeo (ESMA, European Securities and Markets Authority) el que, tras un detallado examen a las evaluaciones de la deuda p¨²blica europea por estas empresas, documenta las anomal¨ªas y malas pr¨¢cticas en las que han incurrido.
Ha hecho bien la ESMA en abordar una verificaci¨®n tal, dada la influencia de esas agencias en el funcionamiento de los mercados de deuda p¨²blica y, en general, de cr¨¦dito; en definitiva, de la estabilidad financiera. La investigaci¨®n se llev¨® a cabo entre febrero y octubre de 2013 y las conclusiones detectan deficiencias importantes en cuatro grandes ¨¢reas: independencia y resoluci¨®n de conflictos de inter¨¦s, confidencialidad en la informaci¨®n, el tempo a la hora de publicar cambios en los ratings y los recursos destinados al estudio de la solvencia de los Estados.
Editoriales anteriores
El presidente de la ESMA ha sido claro: ¡°La investigaci¨®n revela anomal¨ªas en el proceso de calificaci¨®n de la deuda soberana que podr¨ªan suponer riesgos en la calidad, independencia e integridad de los ratings y de los procesos que se siguen para determinar los mismos¡±. Una de las anomal¨ªas m¨¢s destacables se refiere a la influencia directa de los dirigentes de esas empresas calificadoras, mediatizando la necesaria independencia de los analistas responsables de la calificaci¨®n. Y es que los conflictos de inter¨¦s entre esas tareas de evaluaci¨®n crediticia y otras de asesoramiento a los evaluados crean un poderoso incentivo a que la objetividad quede desplazada por intereses distintos al estricto rigor t¨¦cnico en el suministro del rating.
Los procedimientos, el grado de confidencialidad con que se maneja la informaci¨®n, los plazos en que se difunden esas informaciones y los m¨¦todos de apelaci¨®n de sus calificaciones son objeto igualmente de cr¨ªtica por la ESMA.
Es imprescindible fortalecer la fiabilidad de esas calificaciones y la integridad de quienes las practican. Disponer de evaluaciones verdaderamente objetivas e independientes es una de las condiciones necesarias para que el espacio financiero, sobre todo en instrumentos de renta fija, se ampl¨ªe suficientemente. Al tiempo, es necesario que desaparezca el oligopolio que de hecho domina esa actividad, dando entrada a otras agencias que eval¨²en con la destreza t¨¦cnica y la independencia necesarias. Esperemos que este paso dado ahora por la ESMA no se quede en un episodio aislado. La confianza en las instituciones es necesaria siempre, pero cuando de los mercados financieros se trata se ha de ser tan riguroso en la detecci¨®n de anomal¨ªas como decidido en la aplicaci¨®n de las sanciones que procedan.
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