Nuestra escuela p¨²blica

Ayer me di cuenta mientras correg¨ªa y un compa?ero me dec¨ªa que no lo hacemos bien. Lo de corregir, lo de ense?ar, lo de lidiar cada d¨ªa con m¨¢s alumnos, con menos recursos, menos tiempo o ense?ando asignaturas que no nos corresponden.

S¨ª, me di cuenta mientras sent¨ªa el abismo del vac¨ªo. Estamos ante el mejor momento de la escuela p¨²blica y as¨ª lo grit¨¦ literalmente en mi clase de Literatura de Bachiller. S¨ª, les dije a mis alumnos, es el mejor momento para todos nosotros, porque todos est¨¢is aqu¨ª, no hay trabajo en la calle, no hay dinero para nada y este es el refugio perfecto. Es el mejor momento, porque podemos transformar esta sociedad desde abajo y encontrar un camino en estas aulas abandonadas. Aqu¨ª donde mis madres lloran por el paro y mis alumnos creen que no hay salida. El conocimiento, la creatividad, la Filosof¨ªa, la Literatura que siempre salva; y el Arte, la pl¨¢stica, el teatro... M¨¢gicas todas aquellas que nos hacen pensar, so?ar e idear un mundo diferente, diferente a este que ya no funciona.¡ª Natividad Lara-Cepeda. Tomelloso, Ciudad Real.

Cada vez que el informe PISA nos trae malas noticias, son muchas las voces que se alzan solicitando que se aumente la inversi¨®n en formaci¨®n del profesorado: ?no ser¨ªa m¨¢s conveniente empezar por seleccionarlo bien? En este pa¨ªs amn¨¦sico, ?alguien recuerda que durante cinco a?os de la presidencia de Zapatero no se exigi¨® examen pr¨¢ctico para el ingreso en la funci¨®n p¨²blica docente? ?C¨®mo quieren formar a un profesor que no ha acreditado que sabe comentar un soneto, resolver un problema o hacer una traducci¨®n?¡ª Eduardo Cid S¨¢nchez. Catedr¨¢tico de Ense?anza Secundaria. Pontevedra.