Viajar de gorra
El pr¨®ximo Consejo de la UE tiene que dar un impulso decidido a la defensa
La estabilidad mundial ¡ªentendida como entorno pac¨ªfico, libre de conflictos y seguro para las personas¡ª es un bien p¨²blico global: beneficia a todo el mundo, contribuya o no a proveerlo. A los que no contribuyen a la provisi¨®n del bien p¨²blico global en cuesti¨®n, pero que, sin embargo, lo disfrutan se les llama free riders o polizones. Dicho de otra manera: viajan de gorra. Y Europa no puede permitirse viajar de gorra cuando hablamos de proveer seguridad en cualquier parte del mundo.
Bien es cierto que la mejor manera que tiene la Uni¨®n Europea de contribuir a la seguridad internacional es garantizando su propia paz y estabilidad interna: la Historia muestra ejemplos suficientes como para concluir que este no ha sido un continente estable. Ahora, cuando se cumplen casi 100 a?os del estallido de la I Guerra Mundial, la paz por fin ha venido a Europa para quedarse.
Pero el entorno en el que nos movemos es vol¨¢til e inestable. Como ejemplos, baste se?alar a Oriente Medio y a los conflictos potenciales en el sureste asi¨¢tico ¡ªambos sin estructuras regionales de seguridad, a diferencia de Europa¡ª como dos de los m¨¢s claros focos de tensi¨®n internacional. Uno de ellos est¨¢ demasiado cerca geogr¨¢ficamente como para desentenderse. El otro es demasiado importante econ¨®micamente como para obviarlo.
Mirar a largo plazo es complicado cuando nos dominan las urgencias: crear empleo, combatir el discurso antipol¨ªtico?
Dado que la Uni¨®n Europea es la primera potencia econ¨®mica del mundo ¡ªcon un PIB de m¨¢s de 15 billones y medio de euros¡ª y la primera potencia comercial del planeta ¡ªresponsable del 20% del comercio a escala mundial¡ª, parece claro que su contribuci¨®n a la seguridad debe ser mucho m¨¢s que la paz entre los Estados miembros. No podemos caer en la autocomplacencia. No es suficiente. Y m¨¢s ahora que Estados Unidos sale de dos guerras y empieza a demostrar pulsiones aislacionistas.
Los d¨ªas 19 y 20 de diciembre se celebra en Bruselas un Consejo Europeo que tiene que llevar la seguridad al centro del debate. Los 28 jefes de Estado y de Gobierno abordar¨¢n esta vez la Pol¨ªtica Com¨²n de Seguridad y Defensa (PCSD). El desarrollo de la PCSD requiere altura de miras. Altura de miras que se traduce en visi¨®n estrat¨¦gica, en ser capaces de pensar a medio y largo plazo. Para eso se necesita un liderazgo que hoy no se ve, ni en los Gobiernos nacionales, ni en las instituciones comunitarias.
Esta reuni¨®n se topa, de entrada, con escollos importantes derivados de la dif¨ªcil situaci¨®n en la que seguimos como consecuencia de la crisis econ¨®mica, pol¨ªtica e institucional. Mirar a largo plazo resulta especialmente complicado en un contexto dominado por las urgencias del corto plazo: crear empleo, generar crecimiento, ganar elecciones, dar la vuelta a las encuestas o lograr reenganchar a la sociedad frente al discurso populista y antipol¨ªtico que crece en muchos rincones del continente. Podr¨ªa parecer que la integraci¨®n en materia de seguridad y defensa puede esperar. Todo lo contrario. Se trata de un tema crucial para la supervivencia del modo de vida europeo, y lo que se decida en este Consejo tendr¨¢ que sentar las bases de su desarrollo futuro.
En el Consejo se van a tratar tres temas clave: eficacia operativa, capacidades de defensa y el desarrollo de una industria de defensa europea m¨¢s s¨®lida e integrada. Si queremos desarrollar una pol¨ªtica de seguridad y defensa seria, efectiva y global tenemos que considerar desde ya la especializaci¨®n y puesta en com¨²n de efectivos, tecnolog¨ªa y recursos entre los diferentes Estados miembros. Precisamente ahora, en un momento en que los presupuestos han ca¨ªdo como efecto de la austeridad, es un buen momento para repensar los recursos que cada Estado miembro dedica a la seguridad. No tiene sentido gastar todos en lo mismo, y quiz¨¢ el obligado recorte pueda servir de incentivo para empezar a coordinar e integrar la defensa europea. En ¨¦poca de recortes es obligatorio pensar en c¨®mo gastar mejor, de manera que el conjunto sea m¨¢s eficiente. El objetivo ser¨ªa integrar a nivel europeo la dimensi¨®n de seguridad ¡ªen sentido amplio¡ª, llev¨¢ndola a la vanguardia mundial, sin gastos redundantes y optimizando recursos; pero basando el conjunto en la innovaci¨®n y en la excelencia tecnol¨®gica y operativa.
No podemos desentendernos de Oriente Medio ni del sureste asi¨¢tico
En cuanto a la industria, es necesario asegurar el buen funcionamiento del mercado de la defensa; haci¨¦ndolo abierto, transparente y basado en la igualdad de oportunidades para todos los proveedores europeos. Las sinergias civiles-militares que se derivan del progreso de la industria de seguridad son tambi¨¦n enormes. De la inversi¨®n en I+D+I se beneficia, a la larga, toda la sociedad. Los resultados de dicha inversi¨®n aseguran el crecimiento, la innovaci¨®n y la competitividad en el futuro.
Para asegurar la coordinaci¨®n y el buen funcionamiento, es necesario reforzar el papel de la Agencia Europea de la Defensa (EDA, en sus siglas en ingl¨¦s). Frente a las reticencias de algunos Estados miembros, que mantienen el presupuesto congelado, este Consejo Europeo debe ser claro respecto a la importancia fundamental de la Agencia.
El Consejo de diciembre no puede ser un Consejo m¨¢s. Necesitamos resultados. La Pol¨ªtica Com¨²n de Seguridad y Defensa es uno de los m¨¢s relevantes asuntos donde se decidir¨¢ la integraci¨®n europea. Es hora de demostrar visi¨®n estrat¨¦gica y liderazgo; y de estar a la altura de las circunstancias. No dejemos escapar esta oportunidad.
Javier Solana es distinguido senior fellow de Brookings Institution y presidente del Centro de Econom¨ªa y Geopol¨ªtica Global de ESADE.
? Project Syndicate, 2013.
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