El coraz¨®n de Riccardo late de noche
Asegura que morir¨¢ en una 'rave', pero antes, Riccardo Tisci tiene una misi¨®n: reivindicar desde Givenchy el lado oscuro de la vida
Fuma much¨ªsimo, se pone a filosofar a la m¨ªnima y se sienta en el borde del sof¨¢, como si quisiera acortar distancias con su interlocutor. Su elegante oficina de Par¨ªs contrasta con su indumentaria sencilla. ¡°Bueno, he ido a cenar con Sarkozy vestido as¨ª, no tengo problemas¡±, reconoce con sus zapatillas de deporte sin calcetines, sus pantalones ajustados hasta el extremo y su polo negro con rayas fl¨²or. Riccardo Tisci (Taranto, Italia, 1974) lleva diez a?os como director art¨ªstico no solo de Givenchy, circunstancia a fin de cuentas accidental, sino de un pu?ado de famosos coherentes y posmodernos, de damas y canallas. Desde los tiempos de Gianni Versace no se arremolinaba tanta celebridad en torno a un dise?ador. Madonna, Rihanna, Jessica Chastain, Lea T., Jay-Z, Courtney Love, Kanye West, Mariacarla Boscono, Kim Kardashian, Beyonc¨¦¡ Estos son algunos de los medi¨¢ticos maniqu¨ªes que se echan encima de casi cualquier cosa que Tisci cree. Puede ser una pieza afro, agitanada, minimalista o con tintes fetichistas. ¡°Son amigos m¨ªos, pero nunca he pagado a ninguno, como mucho mando un mensaje a Rihanna¡±, matiza el dise?ador. ¡°Ellos aprecian mi fidelidad. Nunca vestir¨¦ a la nueva Madonna, ni a la nueva Marina Abramovic. Trabajo solo con los originales¡±. Pero su popularidad, su asistencia casi obligada a cualquier evento social, no se debe solo a su habilidad con la aguja, algo que ¨¦l admite sin problemas: ¡°Soy el rey del cotilleo, claro, tambi¨¦n me adoran por ello¡±.
Para mi no existe la italia 'felliniana'. La m¨ªa es la de la mafia, el vaticano, el mieterio... una visi¨®n m¨¢s honesta"
Se desliza inexorablemente hacia los 40 a?os, pero parece que nunca ha estado mejor. El pasado junio fue galardonado como mejor dise?ador internacional en los premios CFDA de Nueva York. Aunque pase la mayor del tiempo fuera de Italia, Tisci no deja de hablar de su patria, donde acaba de restaurar la casa que ten¨ªa su padre (desaparecido cuando ¨¦l contaba solo cuatro a?os) en el lago de Como. As¨ª pretende dar un techo (de dimensiones mastod¨®nticas) a su madre Emelinda y a sus ocho hermanas.
?C¨®mo se siente siendo el ¨²ltimo mohicano?
Triste.
Y sin embargo¡
Y sin embargo soy el ¨²ltimo italiano que se atreve a innovar. Despu¨¦s de Dolce & Gabbana y, en cierto modo, Miuccia Prada, no ha habido nadie que haya tenido el valor de imponer una imagen nueva, sin recalcar el clich¨¦.
Defiende Italia un compatriota at¨ªpico.
At¨ªpico porque para m¨ª no existe la Italia felliniana. Veo m¨¢s a Asia Argento que a Sophia Loren. He logrado liberarme de la belleza y explorar lo feo, lo horrible. La m¨ªa es una Italia m¨¢s joven, m¨¢s densa: la de la mafia, el Vaticano, los misterios, lo oscuro¡ En el fondo es una representaci¨®n m¨¢s honesta.
Y su trono en la moda, ?c¨®mo lo defiende?
No buscando nada por ah¨ª. Hace tres a?os que no miro una revista de moda.
?Falta de modestia?
Ansia de no contaminarme. En cuanto me dicen ¡°bien hecho¡±, lo cambio todo. As¨ª siempre ofrezco algo nuevo. Vivo fuera de las modas para producir cosas dif¨ªciles de mirar.
?Cu¨¢l es su fuente de inspiraci¨®n?
Mis delirios, dir¨ªa yo. Y mis obsesiones.
Obsesiones no suena feo viniendo de usted.
No, porque en realidad todo lo que me gusta intensamente se convierte en una obsesi¨®n. Es as¨ª con el amor, el deporte, el arte, la noche. Cuando el delirio y el placer se confunden.
?Qu¨¦ le ronda la cabeza en este momento?
La noche es una celebraci¨®n pura. Nac¨ª en una discoteca y morir¨¦ en una discoteca"
El dise?o italiano de los sesenta: estoy comprando piezas para decorar mis casas. Y ?frica, adonde ir¨¦ este invierno. Ser¨¢ un viaje para perderme. A veces tengo que hospedarme en grandes hoteles, pero en cuanto puedo me escapo. Esa energ¨ªa no la he perdido.
Estando tan de vuelta, ?no se le habr¨¢ gastado alg¨²n sentimiento?
Hace poco habr¨ªa dicho que la confianza en el amor, pero tambi¨¦n he recuperado eso.
?Con qui¨¦n ha pasado sus mejores veladas?
Con todos. Con Kanye West, Pharrell Williams y Rihanna, por ejemplo, pas¨¦ una noche en un estudio, escuch¨¢ndolos cantar. Yo, el ¨²nico blanco, rodeado de negros guap¨ªsimos.
?Y Jay-Z?
Muy bueno si hay que salir de fiesta. Art¨ªstica e intelectualmente est¨¢ por delante de todos, es el que tiene menos miedo.
Luego est¨¢ Madonna.
Es la persona que mejor sabe divertirse sobre la faz de la tierra. Con ella he pasado noches en Berl¨ªn, Ibiza, Londres¡ Siempre acabamos en su casa. Su energ¨ªa mueve edificios.
?Por d¨®nde se mueve usted?
Podemos decir que en Par¨ªs existen dos sitios por los que pasan todos: los Campos El¨ªseos y mi casa.
?Ama m¨¢s la moda o la m¨²sica?
La m¨²sica.
?Y m¨¢s que la m¨²sica?
Lanzar mensajes a trav¨¦s de mis creaciones.
?Por qu¨¦ la noche ocupa un lugar tan importante, tan recurrente, en el imaginario de Riccardo Tisci?
La noche representa la celebraci¨®n m¨¢s pura. Suelo subirme a aviones para ir a una inauguraci¨®n en Ibiza, a escuchar a un dj en Miami y cosas as¨ª. He nacido en una discoteca y morir¨¦ en una discoteca. Mejor dicho, morir¨¦ durante una rave.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.