Marcando el paso
Se deben evitar medidas que vengan a refrendar el discurso que exculpa a los presos de ETA
No faltan objeciones de varios tipos que pueden hacerse al ¨²ltimo comunicado del colectivo de presos etarras, pero una desde luego est¨¢ fuera de lugar: la de insinceridad. De modo que no entiendo por qu¨¦ algunos dicen que no les creer¨¢n salvo que pasen de las palabras a los hechos, etc¡ ?Pero si hablan con el coraz¨®n en la mano! ?Pero si no ocultan ni lo que pretenden ni lo que son, a diferencia por cierto de la mayor¨ªa de quienes les glosan! De lo que llena el pecho habla la boca. No menos de cuatro veces lo dicen con todas sus letras: ¡°Posibilitar nuestra vuelta a casa¡¡±, ¡°nuestro proceso de vuelta a casa¡¡±, ¡°el proceso que culmine con nuestra vuelta a casa¡¡±, ¡°un amplio consenso que posibilite nuestro regreso a casa¡¡±. Desde E.T., nadie hab¨ªa invocado el retorno al hogar con tanto anhelo. Es natural, porque ver ya en la calle a los beneficiados por la anulaci¨®n de la aplicaci¨®n retrospectiva de la doctrina Parot les recuerda que su condici¨®n actual es bastante menos risue?a. Para ellos no va a haber ning¨²n milagro de Estrasburgo y como no espabilen les va a tocar cumplir ¨ªntegras largas condenas. De modo que llega la hora de que cada cual trate de aliviar su situaci¨®n como mejor pueda, aunque sea haciendo concesiones que ayer el alto mando prohib¨ªa. Puede que el primero que consigui¨® la condicional recurriendo a ellas quedase como un traidor, pero sin duda el ¨²ltimo que salga va a quedar como un imb¨¦cil¡
Los presos mantienen intacto el habitual discurso legitimador de la violencia terrorista
Por el momento, sin embargo, la apelaci¨®n a soluciones individuales se ha tomado colectivamente, o sea sin romper con el equipo siniestro. Y se mantiene intacto el habitual discurso legitimador de la violencia terrorista: lo que les ha llevado a la c¨¢rcel ¡°fue la lucha por la libertad pol¨ªtica y social de nuestro pueblo¡± y siguen consider¨¢ndose ¡°rehenes de los Estados espa?ol y franc¨¦s y a trav¨¦s de sus funcionarios sufrimos a diario el acoso del sistema carcelario construido para aniquilarnos tanto a nosotros como a nuestros familiares y amigos¡±. De modo que para v¨ªctimas, ellos¡ aunque a los excarcelados tras cumplir largas condenas no se les note afortunadamente el aniquilamiento tanto como ser¨ªa de temer.
Por supuesto, se consideran y reivindican su condici¨®n de presos pol¨ªticos. ?Que han matado a dos, a tres o a catorce? Bueno, pero ellos est¨¢n entre rejas por pol¨ªtica y nada m¨¢s. Si ahora reconocen el sufrimiento y el da?o ¡°multilateral¡± causado ¡°como consecuencia del conflicto¡± no es para echar las campanas al vuelo. Las bombas lapa y los tiros en la nuca siempre pretenden causar dolor y no sanear el medio ambiente o hacer amigos, eso lo saben los terroristas mejor que nadie. La novedad hubiera sido admitir que ese da?o fue injusto y antidemocr¨¢tico, adem¨¢s de criminal. Pero de eso nada, porque fue ¡°el m¨¦todo utilizado en el pasado para hacer frente a la imposici¨®n, represi¨®n y vulneraci¨®n de derechos¡±. O sea, que fue en defensa propia. Eso s¨ª, ahora se comprometen a renunciar a dicho ¡°m¨¦todo¡± porque ETA lo ha decidido as¨ª y tambi¨¦n porque como est¨¢n en la c¨¢rcel y deseando volver a casa no parece aconsejable ponerse antip¨¢ticos.
Quien ha cometido asesinatos debe purgar la pena adecuada a su delito
?Significa este comunicado un paso en la buena direcci¨®n? Si esa direcci¨®n es la puerta de la calle para abandonar la prisi¨®n, ellos creen que s¨ª y puede que tengan raz¨®n. Con el mismo objetivo est¨¢n dispuestos a dar los pasos legales requeridos ¡°aunque ello, para nosotros, conlleve impl¨ªcitamente la aceptaci¨®n de nuestra condena¡±. O sea, que est¨¢n dispuestos a asumir la condena siempre que ello les ayude a dejar cuanto antes de cumplirla. Algo es algo, dir¨¢n algunos. Ya no pretenden echar un pulso al Estado y forzarle la mano, confiando en el hostigamiento armado en el exterior, porque el primo del Zumosol (y del amosal) ha optado por la jubilaci¨®n anticipada. Mejor as¨ª, desde luego, porque el planteamiento incluye reconocer que por las malas tienen perdida la partida y que es mejor optar por las buenas, aunque sean buenas solo a medias y envueltas en ret¨®rica de autobombo. Sin cortarse un pelo hacen un llamamiento ¡°a la ciudadan¨ªa, instituciones, agentes sociales y partidos pol¨ªticos para buscar un amplio consenso que posibilite nuestro regreso a casa, enmarcado en un proceso integral, que no ponga en cuesti¨®n nuestro car¨¢cter ni dignidad pol¨ªtica¡±. Vaya, que toda la sociedad vasca deje de entretenerse en nimiedades y se concentre en resolverles la papeleta, aunque sin cuestionar la heroica limpieza de su historial. Para ellos, claro est¨¢, no hay nada m¨¢s urgente y prioritario. En fin, qu¨¦ le vamos a hacer, de ilusiones vive el hombre¡
Aunque los presos etarras y servicios auxiliares sigan viviendo en su propio mundo, en el que no han introducido m¨¢s modificaciones que las impuestas por los reiterados coscorrones de quienes defienden la legalidad democr¨¢tica vigente, los dem¨¢s haremos bien en no perder de vista la realidad pol¨ªtica y los riesgos que afrontamos. Si hay reclusos que aceptan individualmente los requisitos legales para mejorar de grado penitenciario o tener otros beneficios similares, pues que sea lo que los jueces del caso decidan. Pero sin olvidar lo importante que ser¨ªa su colaboraci¨®n para esclarecer los cientos de cr¨ªmenes a¨²n sin culpables reconocidos y tambi¨¦n los entresijos de la financiaci¨®n por extorsi¨®n o complicidad de la banda todos estos a?os. Sin duda ser¨¢ una buena noticia que ETA decida por fin entregar las armas y disolverse definitivamente, pero eso no cambiar¨¢ el hecho de que quien ha cometido asesinatos debe purgar la pena adecuada a su delito. La excusa pol¨ªtica solo es v¨¢lida en las alucinaciones de quienes se vieron arrastrados por ella a cometer barbaridades.
La reinserci¨®n social es uno de los objetivos del castigo penal, sin duda, pero siempre que no exija una sociedad de acuerdo con las fechor¨ªas de quienes van a integrarse en ella. Si la normalidad social en la que pretenden reinsertarse tiene que ser la que niega el car¨¢cter criminal de sus delitos (por ejemplo, la representada por esos grupos que el otro d¨ªa acogieron a la AVT al grito de ¡°?los nuestros a casa, los vuestros al hoyo!¡±), la supuesta reinserci¨®n no es m¨¢s que una farsa perversa. El da?o injusto que causaron los terroristas a la convivencia democr¨¢tica, lo reconozcan ellos as¨ª o no, es lo que les ha llevado a prisi¨®n y ha sido castigado legalmente: pero lo que m¨¢s debe preocuparnos ahora es el da?o que pueden causar en el futuro a la sociedad, las instituciones y el orden constitucional si medidas oportunistas o apresuradas de la justicia sirven para confirmar la condici¨®n pol¨ªtica de sus cr¨ªmenes y para indirectamente refrendar el discurso que les exculpa o hasta les glorifica por ellos.
Fernando Savater es escritor.
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