Los ni?os del cine marroqu¨ª
![La mano izquierda](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LJGLAKX5T5UK3ZSR5UR5BNBI5M.png?auth=9609de6041433e18d03e1b7f45767945d0df4d2250c469ce4a286f1f20d234ae&width=414)
Por Anal¨ªa Iglesias
Pasaba un d¨ªa por la puerta del cementero jud¨ªo de Marraquech y entonces le dije al amigo marroqu¨ª que me acompa?aba que entr¨¢ramos (ten¨ªa curiosidad por ver ese rinc¨®n medio escondido de una ciudad fascinante). ?l me contest¨® que "ni loco": todav¨ªa estaba acobardado por la paliza que su madre le hab¨ªa pegado, cuando ¨¦l era un ni?o, al enterarse (por alguien del barrio) que ¨¦l hab¨ªa guiado hasta all¨ª a un viajero que no conoc¨ªa el camino. ?Es que las tradiciones de una religi¨®n pod¨ªan contaminarse con las de otra, con solo pisar un solar ajeno?
Record¨¦ esa an¨¦cdota hace unos d¨ªas, viendo una de las pel¨ªculas que se presentar¨¢n a partir de hoy, en el Ciclo de Cine Marroqu¨ª y Derechos Humanos: Despu¨¦s de T¨¢nger, una mirada ¨¦tica sobre el movimiento, que se desarrollar¨¢ en la Sala Berlanga de Madrid, hasta el 15 de enero. En la mirada del ni?o que sabe que siempre est¨¢ en falta de , el corto de Fadil Chouika (arriba), hay un inconducente pedido de socorro y tambi¨¦n una luz de esperanza de que las cosas podr¨¢n cambiar cuando ¨¦l crezca.
El ni?o zurdo ha aprendido a anticipar cu¨¢ndo llegar¨¢n los golpes pero su instinto le sigue jugando malas pasadas. Al principio, ¨¦l no sabe que a dios solo se le se?ala con la mano derecha, pero no hace falta andar largamente en esta vida para aprender que en muchos lugares, la izquierda es impura. Y de nada sirve que con el habilidoso pie contrario, el ni?o zurdo pueda meter goles como Pel¨¦, Maradona o Messi.
Pero la mala fortuna no acaba en usar la mano izquierda para escribir o comer. Porque hay p¨¢jaros de mal ag¨¹ero como el polluelo de b¨²ho que adopta el ni?o de (de Halima Ouadiri); hay sue?os truncados como el de Amal (de Ali Benkirane), la ni?a que quiere ser m¨¦dica (arriba) pero naci¨® muy lejos de la escuela y en una casa con abuelos, t¨ªos, padres y hermanos que cuidar y hay vidas cortas en contextos hist¨®ricos dif¨ªciles, seg¨²n Court vie, de Adil Fadili. Hay trampas que se aprenden r¨¢pido, como las de la maestra cuando est¨¢ por venir al aula el inspector, o el chantaje, cuando la denuncia de cualquier acto individual se ha convertido en una acci¨®n tan com¨²n y tan da?ina, amparada por un poder arbitrario.
Los ni?os que estos cineastas retratan son los que ellos fueron. Representan la mirada inocente, cargada de vida sin aditamentos, frente a la rigidez de unas normas culturales que entonces parec¨ªan incuestionables. Aquellos dolores son los miedos de los padres que se volvieron autoritarios, a su vez atemorizados por abuelos m¨¢s inaccesibles (o aterrorizados) a¨²n. Pero esos padres tambi¨¦n les dieron amor y protecci¨®n, aunque no accedieran a preguntarse cosas que eran parte del "paradigma patriarcal" heredado, como escriben los organizadores del ciclo. Contradicci¨®n.
![](https://www.elpais.com/elpais/imagenes/2014/01/09/africa_no_es_un_pais/1389250800_138925_1389250800_001_sumario_normal.jpg)
Sobre ellos, la maldici¨®n de los a?os setenta, como alguien llama a los 'a?os de plomo', a ese tiempo pol¨ªtico represivo en el que padres, abuelos y ni?os tienen penalizado casi todo. Aquella violencia de Estado empez¨® a investigarse en 2004, cuando el actual rey puso en marcha la Comisi¨®n de Equidad y Reconciliaci¨®n. Y all¨ª est¨¢ Leila Kilani, con su documental Los lugares prohibidos, indagando junto a las v¨ªctimas.
En cuanto al cine de ficci¨®n, m¨¢s all¨¢ de aquel T¨¢nger con glamour literario, Casablanca no es la de Humphrey Bogart ni la de Ingrid Bergman, tampoco aquel Morocco de fiesta en el que cantaba Marlene Dietrich. Casablanca es una herida reciente, todav¨ªa no cerrada, que ha marcado a los creadores y a sus personajes. De ah¨ª las referencias de varias de estas pel¨ªculas a los atentados suicidas de 2003, en Casablanca. De ah¨ª el realismo. De ah¨ª lo cotidiano -la alegr¨ªa y la impotencia- atravesado por la gran impotencia de la Historia y la locura terrorista.
De nuevo, la contradicci¨®n. Hoy, esa sociedad se est¨¢ preguntando abiertamente por casi todo (legalizaci¨®n del aborto, herencia de las mujeres, derechos homosexuales) y legislando a tono con la ¨¦poca, en temas que antes fueron tab¨² (igualdad de acceso a la educaci¨®n, nuevos derechos laborales y familiares para las mujeres, como el de decidir sobre el divorcio y la poligamia). Sin embargo, tambi¨¦n es una sociedad que, a ratos, sigue dividiendo tajantemente lo p¨²blico y lo privado. Los deseos (y las acciones privadas) van por un lado y los deberes familiares y sociales, por otro, dando cuenta de lo que les cuesta a los individuos desprenderse de mandatos que parecen estampados en piedra, como rese?a la prensa marroqu¨ª acutal.
En la tensi¨®n de este particular tiempo hist¨®rico, en el que seguramente se est¨¢n incubando interesantes historias, est¨¢n los ni?os, que vienen sin mochila de pecados, inequidad o verg¨¹enza. Ellos llegan para escribir su vida y ya est¨¢n dejando sus ojitos asombrados en este cine nuevo. Ellos son el refugio frente a los mayores testarudos. Son la amable sonrisa simb¨®lica de la ni?a de 'La vida da vueltas' (de Tarik El Idrissi), que es hija de las migraciones cruzadas, tambi¨¦n hija del retorno y la comprensi¨®n... Quiz¨¢ el primer tallo de la generosidad que da haber cruzado el mar para reunirse con otro ser humano, el de la otra orilla.
Tr¨¢iler de 'Courte vie' de Adil Fadili.
Ciclo de Cine Marroqu¨ª y Derechos Humanos: 'Despu¨¦s de T¨¢nger, una mirada ¨¦tica sobre el movimiento', organizado por la Fundaci¨®n Sgae, la Association pour l'Action Interculturelle Universitaire Citoyenne y el Centro de Estudios del Mundo Mediterr¨¢neo. Del 9 al 15 de enero, en la sala Berlanga de Madrid. Aqu¨ª el programa.
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