La privatizaci¨®n mental
Me emociona volver a Per¨², pa¨ªs que dej¨¦ hace 14 a?os, y ver c¨®mo ha cambiado. El pa¨ªs deprimido del que part¨ª, hoy est¨¢ euf¨®rico. En muchos barrios, las chozas de paja se han convertido en edificios de apartamentos. Conozco empleadas dom¨¦sticas cuyos hijos van a la universidad. Esos chicos ya no quieren largarse del pa¨ªs, al contrario, escucho por todas partes el acento de espa?oles que vienen a buscar trabajo. Y las industrias culturales, antes inexistentes, comienzan a brotar. Este a?o, la pel¨ªcula nacional Asu Mare ha llevado a las salas a m¨¢s de tres millones de espectadores. Y los directores del pa¨ªs exhiben cada vez m¨¢s en festivales internacionales.
El ¨¦xito econ¨®mico de Per¨² representa el triunfo de las ideas liberales. El crecimiento no ha sido producto de un plan de desarrollo del Estado, sino de la tenacidad individual, el emprendimiento y el aliento al capital internacional. Servicios sociales como la cultura, la nutrici¨®n o incluso la acci¨®n solidaria se cubren en una parte importante gracias a la iniciativa privada.
En Espa?a, donde resido, la poblaci¨®n cree que el Estado deber¨ªa hacer m¨¢s. En cambio en Per¨², el consenso es que el Estado deber¨ªa controlar menos.
Y, sin embargo, hay servicios que s¨®lo puede garantizar el Estado: la seguridad y la educaci¨®n, de una manera crucial.
Polic¨ªas privados. Durante mi viaje, acumula portadas el caso de ?scar L¨®pez Meneses, un oscuro operador del ya bastante oscuro Vladimiro Montesinos, quien en los a?os noventa lider¨® la mayor red de corrupci¨®n estatal de la historia del pa¨ªs. Inexplicablemente, este siniestro personaje estaba recibiendo protecci¨®n policial, incluso con unidades de operativos especiales y portatropas.
El caso destapa una confusa red de intereses, y le cuesta el puesto a varios mandos policiales, al ministro del Interior y al presidente de una comisi¨®n parlamentaria. Pero m¨¢s que una gran mafia organizada, podr¨ªa tratarse de una pr¨¢ctica rutinaria, una especie de priva?tizaci¨®n por horas. Seg¨²n me explica un parlamentario off the record:
¨CEn Per¨² hay cientos de agencias de seguridad privada. Hay m¨¢s agentes privados que polic¨ªas, y ganan m¨¢s dinero. A tal punto que algunos polic¨ªas encuentran normal complementar su mal sueldo protegiendo a particulares. A veces, esos particulares resultan mafiosos, pero a sus guardaespaldas eso les parece irrelevante, un gaje del oficio. No ven mal cuidar a esa gente.
Mal educados. Un d¨ªa asisto a un colegio p¨²blico a contar cuentos. El director me recibe con un solemne discurso lleno de frases pomposas y vac¨ªas. En sus palabras se mezclan sin ton ni son ¡°Homero¡±, ¡°la guerra de independencia¡± y ¡°la sinapsis neuronal¡±. No entiendo la mitad de lo que dice, y los ni?os de nueve a?os, tampoco. Tiemblo de pensar qu¨¦ formaci¨®n les dar¨¢ ese hombre.
El 49% de los maestros de Per¨² son analfabetos funcionales. En consecuencia, en el informe PISA que compara el nivel educativo de 65 pa¨ªses, Per¨² ocupa un nefasto ¨²ltimo lugar. Somos los peores del mundo conocido en lectura y matem¨¢tica.
La educaci¨®n p¨²blica es mala, pero mucha gente paga por estudios peores: hay centros educativos privados que estafan sin m¨¢s a sus estudiantes. Colegios de pago donde no se aprende a entender lo que se lee. Y universidades cuyos t¨ªtulos no sirven para nada. En la cultura de los peruanos, lo privado es mejor en cualquier caso. Hemos sufrido una privatizaci¨®n mental.
Que el Estado garantice la seguridad y la educaci¨®n es perfectamente compatible con el capitalismo: sin una seguridad central eficiente no est¨¢ tranquilo nadie. Sin una educaci¨®n p¨²blica de calidad, los trabajadores peruanos ser¨¢n menos competitivos en el mercado global. Precisamente para sostener el ¨¦xito econ¨®mico, el siguiente reto de Per¨² es invertir m¨¢s en el Estado, o sea, invertir en los recursos humanos del pa¨ªs. Espero que nos demos cuenta a tiempo.
@twitroncagliolo
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