Batas blancas
Celebramos la victoria que supone la paralizaci¨®n judicial de la privatizaci¨®n de los hospitales de Madrid
Las conoc¨ª en la ¨²ltima convocatoria conjunta de las mareas. Eran tres, las tres mujeres, las tres de mediana edad, las tres perfectamente uniformadas y equipadas para la ocasi¨®n. Con una bata blanca sobre la ropa, una boina de crochetdel mismo color adornada con una cruz roja y un lazo negro, y un meg¨¢fono peque?o, de esos que funcionan a pilas y parecen de juguete, entre las manos, no pararon de cantar, de gritar, de proponer esl¨®ganes durante todo el recorrido. Las segu¨ª hasta el final, porque hac¨ªa mucho tiempo que no me divert¨ªa tanto en una manifestaci¨®n.
Hoy quiero felicitarlas, compartir con ellas, con los compa?eros que coreaban cada una de sus consignas, la victoria que supone la paralizaci¨®n judicial de la privatizaci¨®n de los hospitales de Madrid, que de seguir adelante, habr¨ªa abierto la puerta a procesos semejantes en toda Espa?a. Para defender el suyo, el de Getafe, han salido a la calle todos los jueves del ¨²ltimo a?o, una semana tras otra, hasta convertirse en aut¨¦nticas profesionales de la protesta contra la barbarie. Este triunfo es suyo, de todos los profesionales sanitarios que han transformado sus batas blancas en un arma pol¨ªtica, un s¨ªmbolo de la eficacia de la movilizaci¨®n ciudadana.
Pero tambi¨¦n es un triunfo de todos, y no solo porque la continuidad de una sanidad p¨²blica, universal y de calidad, beneficie a cualquier ciudadano, sino tambi¨¦n porque un tribunal ha sido capaz de contrariar la voluntad de un Gobierno para ponerse al servicio del inter¨¦s general. Esto, que nunca deber¨ªa haber dejado de ser la norma, se ha convertido en la excepci¨®n en un pa¨ªs donde la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n defiende a los corruptos, las instrucciones se dilatan para evitar el ingreso en prisi¨®n de los culpables y los indultos se piden con el mismo prop¨®sito. Por eso, tenemos mucho que celebrar. Ya era hora.
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