Ajustes de cuentas
Las memorias de Robert Gates, como las de los pol¨ªticos espa?oles, dan una visi¨®n muy parcial de la historia
De la memoria de los pol¨ªticos se pueden esperar pocos relatos plenamente sinceros. La mayor¨ªa se defiende de la imagen dada en el escenario, atacan a otros o hermosean la opini¨®n que el p¨²blico se forja del protagonista. En ocasiones sorprende la crudeza con que zahieren a gente que ha formado parte de su mismo Gobierno.
Como Robert Gates, que fue jefe del Pent¨¢gono con Obama y antes con George W.?Bush. Muy cr¨ªtico con el actual presidente de EE?UU, sobre todo por el manejo de la guerra de Afganist¨¢n, Gates tambi¨¦n acusa al vicepresidente, Joe Biden, de haberse equivocado en casi todo. La pol¨ªtica en EE?UU cuenta con que muchos de los que participan hoy en discusiones secretas revelar¨¢n todos los detalles cuando abandonen el Gobierno.
En no pocos casos, los recuerdos se usan para el ajuste de cuentas. Por ejemplo, Tony Blair culp¨® a su sucesor, Gordon Brown, de la derrota electoral del laborismo y, por tanto, del naufragio de la tercera v¨ªa. Embozada en la autobiograf¨ªa, la memoria selectiva favorece la reivindicaci¨®n del papel que uno cree haber desempe?ado en la historia. Tambi¨¦n en Espa?a, donde los pol¨ªticos se comportan como los dem¨¢s.
Ah¨ª est¨¢ el caso de Pedro Solbes, cuyos Relatos, en los que se desmarca de ciertas decisiones de Zapatero, le vali¨® ataques de personas del primer c¨ªrculo del expresidente. Y El dilema, legado de Zapatero, en el que, sin criticar directamente a otros pol¨ªticos, asegura que los terribles mercados ¡°tienen cara y ojos¡± ¡ªaunque omite explicar bien de qui¨¦nes se trata¡ª e intenta defenderse de los ataques recibidos como culpable de la crisis... al precio de confirmar lo poco que cuenta la ideolog¨ªa frente a fuerzas incontroladas que le obligan a elegir ¡°en apenas d¨ªas, casi horas¡±, entre ideas y compromisos.
Cada uno refresca la memoria cuando le compone. Algunos prefieren el libro p¨®stumo, como Torcuato Fern¨¢ndez Miranda y su visi¨®n desmitificadora de Adolfo Su¨¢rez, que este no ha podido replicar en vida de aquel. Pero la mayor¨ªa no aguarda tanto. La verdad, o al menos parte de ella, suele abrirse paso gracias a la contraposici¨®n de versiones: y tanto mejor cuando abundan.
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