No depende de la suerte, sino del esfuerzo
La reforma educativa exige respuestas flexibles y soluciones practicas a los retos
La reforma educativa ha generado un intenso debate sobre c¨®mo y por qu¨¦ debe transformarse el modelo actual, lo cual es en s¨ª mismo un hecho positivo. Sin embargo, hasta ahora el debate ha estado lastrado por continuas referencias a conceptos ya superados, a supuestos conflictos entre dicotom¨ªas inexistentes hoy en d¨ªa. El error ha sido desarrollar el debate empleando claves del pasado, en lugar de afrontar con creatividad los enormes desaf¨ªos a los que se enfrenta la educaci¨®n en el mundo de hoy.
Con el fin de contextualizar el debate es importante repasar c¨®mo ha evolucionado la educaci¨®n en Espa?a. Seg¨²n el estudio PIAAC, el PISA de adultos, las competencias en comprensi¨®n lectora y matem¨¢ticas de la poblaci¨®n que se escolariz¨® hace 40 a?os son de las m¨¢s bajas de la OCDE. Durante las siguientes dos d¨¦cadas se realiz¨® un enorme esfuerzo por escolarizar m¨¢s all¨¢ de la educaci¨®n primaria a una proporci¨®n cada vez mayor de la poblaci¨®n, para lo que fueron necesarias inversiones en nuevas infraestructuras y en aumentar la plantilla de profesores. Al igual que en otros pa¨ªses, en esta primera etapa el objetivo fue dotar a toda la poblaci¨®n de un nivel de formaci¨®n m¨ªnimo y homog¨¦neo y, gracias a ello, la adquisici¨®n de competencias mejor¨® notablemente entre los adultos que hoy tienen 40 a?os respecto a los de 60. Sin embargo, una vez conseguido ese objetivo, no continu¨® la mejora. Nos estancamos.
Las consecuencias del par¨®n de los ¨²ltimos 20 a?os son devastadoras. Las competencias que eval¨²a PIAAC son b¨¢sicas para saber desenvolverse en la vida, para acceder a un trabajo de m¨ªnima cualificaci¨®n y para participar activamente en una sociedad democr¨¢tica. En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas una parte significativa de nuestros j¨®venes no ha mejorado su formaci¨®n respecto a las generaciones anteriores. Mientras, otros pa¨ªses han continuado su avance, dejando a Espa?a en una posici¨®n relativa cada vez peor.<QF>
?Cu¨¢les han sido los errores que han conducido a nuestro estancamiento y cu¨¢les los aciertos de otros pa¨ªses que han continuado su mejora? Los estudios internacionales nos ofrecen abundante evidencia que solo puede ser ¨²til si se abandona la autocomplacencia de creer que lo nuestro es bueno por el mero hecho de serlo, y de criticar cualquier dato objetivo que lo cuestione sobre la base de las debilidades de que cualquier estudio adolece. Hay muchos estudios y todos nos dicen lo mismo.
Es una falacia argumentar que equidad y excelencia son excluyentes
Lo habitual es achacar el problema a falta de recursos, especialmente en una crisis econ¨®mica. Pero seg¨²n los ¨²ltimos datos disponibles, la inversi¨®n por alumno es superior a la media de la OCDE. Es m¨¢s, cuando se compara el rendimiento de los alumnos en pa¨ªses con diferentes niveles de inversi¨®n, se pone de manifiesto que una vez se ha superado un umbral que en Espa?a se super¨® hace ya tiempo, no existe relaci¨®n entre las dos variables: recursos y rendimiento. A partir de un cierto nivel de inversi¨®n es m¨¢s importante el c¨®mo que el cu¨¢nto.
Desde el a?o 2003 hasta el a?o 2012 ha continuado aumentando la inversi¨®n en educaci¨®n de forma considerable (un 35% seg¨²n c¨¢lculos de la OCDE), pero el rendimiento de los alumnos no ha mejorado. Los ¨²ltimos resultados de PISA muestran que el nivel de los alumnos de 15 a?os en matem¨¢ticas, lectura y ciencias est¨¢ por debajo de la media de la OCDE. La raz¨®n de este fracaso es que nos hemos quedado anclados en el pasado, haciendo m¨¢s de lo mismo, y no hemos transformado la forma de educar.
Los incrementos de inversi¨®n se han destinado principalmente a aumentar los a?os de escolarizaci¨®n gratuita y a disminuir el n¨²mero de alumnos por profesor. Pr¨¢cticamente todos los ni?os de tres a?os est¨¢n escolarizados, pero nuestros ni?os de nueve a?os tienen un rendimiento peor que los otros pa¨ªses de la OCDE donde la escolarizaci¨®n es m¨¢s tard¨ªa. Tambi¨¦n tenemos un n¨²mero de alumnos por profesor por debajo de la media de la OCDE, pero este factor solo afecta al rendimiento cuando la ratio es mucho mayor. Se ha continuado invirtiendo en factores que dejaron de ser relevantes hace ya tiempo. No se ha dado el paso de la cantidad a la calidad.
El bajo rendimiento de los alumnos se justifica a menudo como el resultado del sacrificio de la excelencia en aras de la equidad. Es cierto que de los informes PISA se deduce que Espa?a es un pa¨ªs equitativo, porque el rendimiento de los alumnos entre colegios no presenta grandes diferencias. Ello ha llevado a muchos a proclamar que Espa?a es el campe¨®n de la equidad, junto a pa¨ªses como Finlandia. La diferencia estriba en que en Espa?a el rendimiento de los alumnos es homog¨¦neamente bajo, mientras que en Finlandia es uniformemente alto. Por tanto, equiparar la equidad en la mediocridad con la equidad en la excelencia es un grave error. Peor a¨²n es alimentar la falacia de que equidad y excelencia son excluyentes. Muchos pa¨ªses que han mejorado el rendimiento de sus alumnos en los ¨²ltimos a?os han mejorado simult¨¢neamente la equidad.
Un modelo educativo maduro requiere m¨¢s confianza en los directores y los profesores
El mantra de la equidad sirve para enmascarar una de las carencias m¨¢s perniciosas de nuestro sistema educativo: la tasa de abandono escolar temprano. Uno de cada cuatro j¨®venes no contin¨²a sus estudios m¨¢s all¨¢ de la etapa obligatoria, y los m¨¢s vulnerables son los que proceden de entornos socio-econ¨®micos desfavorecidos. Estos j¨®venes se enfrentan a unas tasas de desempleo elevadas por el resto de sus vidas, por lo que la exclusi¨®n del sistema educativo es la forma m¨¢s cruel de inequidad social.
Ante una situaci¨®n de tal gravedad se pueden adoptar dos posturas: la defensa numantina de modelos ideol¨®gicos superados, o la b¨²squeda de soluciones pr¨¢cticas que han dado frutos en los pa¨ªses que han reformado sus sistemas educativos, que son muchos.
El paso hacia una mejora de la calidad exige dejar atr¨¢s un sistema r¨ªgido y uniforme, y sustituirlo por un sistema flexible que facilite una atenci¨®n m¨¢s individualizada que permita a cada alumno desarrollar todo su potencial. Ello requiere de alternativas, en concreto de un mayor desarrollo de la formaci¨®n profesional, que es un tipo de formaci¨®n pr¨¢ctica y, por tanto, facilita un acceso m¨¢s directo al empleo.
La modernizaci¨®n de la educaci¨®n exige un cambio metodol¨®gico. Nuestros alumnos contin¨²an aprendiendo a memorizar conocimientos. Ya no es suficiente. Las exigencias de una sociedad basada en el conocimiento demandan que aprendan a aplicar ese conocimiento a la resoluci¨®n de problemas complejos, a trabajar en grupo, a innovar, a ser creativos. La combinaci¨®n de conocimientos y competencias necesarias ser¨¢n definidas por unas evaluaciones a nivel nacional, que se?alizar¨¢n con claridad cu¨¢les son los nuevos est¨¢ndares necesarios para obtener el t¨ªtulo.
Finalmente, el camino hacia un modelo educativo maduro requiere m¨¢s confianza en los directores y los profesores. Los primeros han de poder ejercer un liderazgo real. Los profesores tendr¨¢n m¨¢s margen para la creatividad y la innovaci¨®n.
Estas medidas han demostrado consistentemente su utilidad a la hora de mejorar el rendimiento de los alumnos en pa¨ªses muy diferentes. Ahora bien, se basan en un concepto de la equidad diferente al que ha defendido el modelo educativo espa?ol vigente desde 1990. La equidad no consiste en conseguir que todos los alumnos alcancen unos niveles de rendimiento homog¨¦neos. Al contrario, consiste en que cada alumno desarrolle todo su potencial independientemente del entorno socio-econ¨®mico del que proceda.
Para que la educaci¨®n se convierta en el principal motor de movilidad social es fundamental superar una grave deficiencia de actitud: nuestros alumnos creen que su futuro depende de la suerte, mientras que los de pa¨ªses m¨¢s exitosos creen que su esfuerzo personal es determinante. Debemos ense?ar a nuestros j¨®venes a tomar las riendas de su destino.
Montserrat Gomendio es secretaria de Estado de Educaci¨®n, Formaci¨®n Profesional y Universidades.
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