Sud¨¢n del Sur, las vueltas de la guerra
Cerca de 43.000 sursudaneses han huido a pa¨ªses vecinos. Acumulan tres conflictos civiles en 50 a?os. As¨ª es la vida en sus pueblos, donde se asume esta tragedia como algo natural
El teniente segundo de Orientaci¨®n Moral me dijo que su trabajo ¨Cel de los sursudaneses- era demostrar que el jefe enemigo de siempre, el presidente Omar Bashir, estaba equivocado:
¨C?l dijo que nosotros no pod¨ªamos formar un pa¨ªs porque sin un Gobierno fuerte caer¨ªamos en una guerra ¨¦tnica. Eso es rid¨ªculo. Somos sursudaneses, y eso es lo que importa.
Sud¨¢n del Sur es el pa¨ªs m¨¢s nuevo: empez¨® el 9 de julio de 2011, tras d¨¦cadas de lucha contra el Gobierno isl¨¢mico del Norte. Sud¨¢n del Sur tiene pobreza y petr¨®leo en grandes cantidades, y ten¨ªa poco m¨¢s de un a?o cuando fui a trabajar a Bentiu, en la frontera con Sud¨¢n. All¨ª, Manquay era una aldea de unos cientos de chozas en el medio de la nada, el suelo seco, cuarteado, y un r¨ªo oscuro. Las chozas eran cuadrados de dos por dos con paredes de ca?as, el techo de bolsas de pl¨¢stico negro; adentro, si acaso una silla de pl¨¢stico marr¨®n y un catre de madera, una pila de ropas en el piso de tierra. Entre las chozas, mujeres cortaban ramas o preparaban un fuego o barr¨ªan con escoba de ca?as o mol¨ªan granos a golpes de mortero o cargaban cubos de agua en la cabeza. Tres mujeres muy flacas, con sus camisetas amarillas, limpiaban y separaban hojitas de unas ramas: me dijeron que eran de aquel ¨¢rbol m¨¢s all¨¢ y que as¨ª no se pod¨ªan comer, pero las iban a hacer sopa.
En Manquay viv¨ªan los soldados que peleaban en esa frontera ¨Cen la guerra oficialmente terminada contra el otro Sud¨¢n¨C y sus mujeres y sus hijos. Dos docenas de chicos saltaban alrededor, nos gritaban, me tocaban con miedo. M¨¢s all¨¢, cuatro o cinco se disparaban con pistolas de barro; uno ten¨ªa un kal¨¢shnikov de barro y los rociaba de metralla. Le pregunt¨¦ si ¨¦l les dec¨ªa que jugaran a la guerra y el teniente me dijo que no. Las nenas jugaban menos: casi todas cargaban beb¨¦s.
¨CCre¨ª que los oficiales ten¨ªan su casa ¨Cle dije, por no decirle que pens¨¦ que no viv¨ªan en la miseria.
¨CUn oficial debe estar con sus soldados. Usted nos ve as¨ª de pobres porque salimos de una guerra muy larga. Pronto cambiar¨¢.
El teniente de Orientaci¨®n Moral ten¨ªa el tono de quien suele ser obedecido, casi dos metros de cuerpo poderoso y las seis l¨ªneas talladas en la frente que lo identificaban como nuer, la segunda etnia m¨¢s populosa del pa¨ªs.
¨C?Qu¨¦ tipo de aliento y orientaci¨®n les puedo dar si no me ven con ellos?
¨CEs una vida dif¨ªcil.
¨C?Qui¨¦n dijo que hacer un pa¨ªs era f¨¢cil?
Me dijo, y que eran las ense?anzas de su padre y ¨¦l las respetaba, que para eso su padre hab¨ªa muerto peleando contra el enemigo.
¨CMi padre, tantos otros. Usted no sabe cu¨¢ntos muertos hay ac¨¢ en nuestras chozas.
En una de ellas, metros m¨¢s all¨¢, hab¨ªa una docena de mujeres sentadas en el suelo alrededor de un fuego de brasa donde se tostaban unos granos de caf¨¦ y se calentaba una pava con agua (en la imagen); me dijeron que no ten¨ªan plata para comprar sorgo y hacerse su vino, as¨ª que se contentaban con caf¨¦ ¨Cy una pipa de agua (en la imagen) que iba de boca en boca: fumaban con gestos de placer¨C. Ten¨ªan chiquitos prendidos a las tetas y se re¨ªan y hablaban todas al mismo tiempo. Una me pregunt¨® si yo cre¨ªa que de verdad se iba a acabar la guerra como andaban diciendo, y yo le dije que no sab¨ªa, que ojal¨¢, que eso esper¨¢bamos. Y ella me dijo: claro, eso esperamos, pero le quiero hacer otra pregunta. Las palabras le silbaban en la boca; ten¨ªa, como muchas, la marca nuer para mujeres: un gran agujero donde deb¨ªan estar sus cuatro dientes inferiores.
¨CS¨ª, por supuesto.
¨CCuando se acabe la guerra y no necesiten m¨¢s soldados, ?qu¨¦ va a ser de nosotras?
Hace poco m¨¢s de un mes estall¨® en Sud¨¢n del Sur otra guerra: soldados dinka ¨Cde la etnia m¨¢s numerosa, la del presidente Salva Kiir¨C est¨¢n matando a miles de compatriotas nuer. Bentiu es uno de los focos m¨¢s violentos: m¨¢s refugiados, m¨¢s muertos, m¨¢s combates. Hay sitios donde la guerra parece natural.
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