1h 6m 19s

Este a?o por fin cumpl¨ª el viejo sue?o de salir en la San Silvestre. Hasta el ¨²ltimo momento estuvo en vilo mi participaci¨®n, porque tres semanas antes me hab¨ªa lesionado en la Biblioteca Nacional, pero lo cierto es que en la tarde del 31 de diciembre, con el dorsal 14.938, me lanc¨¦ a correr. No habi¨¦ndolo hecho nunca m¨¢s de tres cuartos de hora seguidos, contaba con abandonar cerca de alguna parada de metro. A la altura del Ramiro, el instituto de mi bachillerato, sent¨ª que mi carrera estaba a punto de acabar, pero un chaval con la camiseta verde en defensa de la escuela p¨²blica y una chica con la camiseta blanca en defensa de la sanidad p¨²blica no me dejaron rendirme. En Col¨®n, a la sombra de la bandera, me cruc¨¦ con los ministros de Justicia y de Educaci¨®n completamente desorientados corriendo hacia la Edad Media. En Atocha, una se?ora exclam¨®: ¡°Sois lo mejorcito de Madrid¡±. No lo dijo mir¨¢ndome a m¨ª, pero me ayud¨® mucho. Cuando divis¨¦ la cuesta arriba de la avenida de la Albufera, de la que me hab¨ªan advertido, supe que no iban a poder con nosotros y que ya no bajar¨ªamos de una hora. Desde la acera, un hombre que se parec¨ªa a Walter Benjamin nos grit¨®: ¡°Si no podemos ser optimistas, organicemos nuestro pesimismo¡±. La ciudad me parec¨ªa bell¨ªsima, y la alcaldesa, una mala inocentada que no pod¨ªa durar. Leonard Komon, el ganador, hizo los diez kil¨®metros en 26m 44s. En el puesto 24.767, yo los acab¨¦ en 1h 6m 19s, una d¨¦cima por delante de m¨ª mismo.