Lectura vasca del caso catal¨¢n
Hay una visi¨®n superficial que fuerza parecidos entre los actores principales
No me refiero a una lectura hecha desde el Pa¨ªs Vasco, sino a uno de los modos de interpretar la situaci¨®n catalana desarrollado desde hace a?os por ciertos actores pol¨ªticos y medi¨¢ticos, especialmente desde fuera de Catalu?a. Es una lectura o interpretaci¨®n con gran predicamento entre sectores dirigentes de los grandes partidos espa?oles y de sus aleda?os culturales y acad¨¦micos. Se han esforzado y se esfuerzan por aplicar a la cuesti¨®n catalana el patr¨®n que han solido aplicar al caso vasco, tanto para explicarlo como para ¡°solucionarlo¡±. No me atrevo a afirmar si dicho patr¨®n es v¨¢lido para el Pa¨ªs Vasco: lo dejo al juicio de quienes tengan de la cuesti¨®n vasca un conocimiento m¨¢s solvente que el m¨ªo. En todo caso, me permito se?alar que aquella lectura nunca me ha parecido ni ajustada ni ¨²til cuando se ha querido trasladar a Catalu?a.
En su esfuerzo por medir ambas situaciones con el mismo rasero, la visi¨®n que comento ha intentado forzar parecidos entre sus actores pol¨ªticos principales. Han asimilado al nacionalismo vasco representado por el PNV con el nacionalismo de centro-derecha hegemonizado en Catalu?a por CiU. Por otro lado, han identificado a ERC como una r¨¦plica del abertzalismo vasco, adjudic¨¢ndole abusivamente la m¨¢s o menos ambigua relaci¨®n de este ¨²ltimo con la violencia pol¨ªtica.
Quien conozca de cerca y sin prejuicios su correspondiente perfil, no puede afirmar que CiU o ERC sean r¨¦plicas fieles de las corrientes nacionalistas vascas a las que son asimiladas. Ni por su g¨¦nesis hist¨®rica, ni por su doctrina, ni por su trayectoria. Pese a la fascinaci¨®n que el caso vasco haya podido ejercer en algunos nacionalistas catalanes, ha preponderado la conciencia de que se trataba de dos situaciones necesitadas de tratamientos diferentes. La pretendida asimilaci¨®n solo pod¨ªa provenir de una observaci¨®n superficial, incapaz de superar alguna apariencia circunstancial.
No se puede afirmar que CiU o ERC sean r¨¦plicas fieles de las corrientes nacionalistas vascas a las que son asimiladas
Mayores dificultades todav¨ªa encuentra esta asimilaci¨®n cuando se ha intentado aplicarla al PSC con respecto al PSE. Los socialistas vascos han constituido desde siempre una pieza central del PSOE: por su centenario arraigo hist¨®rico en Euskadi y por su cuota de poder en el socialismo org¨¢nico espa?ol. Por su parte y utilizando una socorrida met¨¢fora, el PSC presenta un ADN diverso, marcado por su reciente fundaci¨®n por agregaci¨®n y por su posici¨®n marginal con respecto al PSOE y a su n¨²cleo hegem¨®nico. Estas diferencias se han proyectado hasta hoy en la aproximaci¨®n y la pr¨¢ctica con las que ambos partidos han abordado un problema similar: la tensi¨®n entre las aspiraciones al reconocimiento pol¨ªtico colectivo de Catalu?a y del Pa¨ªs Vasco y la resistencia del Estado a satisfacerlas.
En este contexto, la posici¨®n de los socialistas catalanes no acab¨® nunca de encajar con la ¡°lectura vasca¡± que constru¨ªa y preconizaba una tajante divisi¨®n entre los llamados constitucionalistas y los nacionalistas. En realidad, quiz¨¢ una divisi¨®n m¨¢s esc¨¦nica y oportunista que otra cosa, porque no ha excluido ni la defensa un¨¢nime del privilegiado concierto fiscal, ni la constituci¨®n de Gobiernos de coalici¨®n entre socialistas y nacionalistas que no se han dado hasta hoy en Catalu?a.
A diferencia de la escenificaci¨®n vasca, para los socialistas catalanes no hab¨ªa r¨ªa que separara orilla derecha y orilla izquierda. Han rehuido esta f¨®rmula y han intentado responder a la complejidad de la situaci¨®n ocupando un espacio central razonablemente acomodado a las posiciones mayoritarias de la sociedad catalana. Lo han hecho con ¨¦xito durante bastantes a?os, soportando las cr¨ªticas y denuestos de quienes deseaban configurar el paisaje pol¨ªtico catal¨¢n de modo semejante a como interpretaban el vasco.
Para los socialistas catalanes no hab¨ªa r¨ªa que separara orilla derecha y orilla izquierda
Para ellos, el PSC constitu¨ªa una anomal¨ªa irritante. As¨ª se explica el hostigamiento permanente que el PSC recibi¨® de amplios sectores pol¨ªticos y medi¨¢ticos espa?oles y catalanes, empe?ados en que la realidad se ajustara a su descripci¨®n y no a la inversa. No cejaron en su empe?o, acusando al PSC de Maragall ¡ªy de Montilla¡ª de haberse dejado abducir por los nacionalistas cuando los socialistas catalanes intentaban responder a una corriente social catalana que empezaba a perfilarse hace ya dos d¨¦cadas.
El PSC ha pagado un elevado precio por resistir aquellas presiones y descartar f¨®rmulas simplistas y anticuadas para el tratamiento de cuesti¨®n tan compleja. En los ¨²ltimos meses, sin embargo, parece que el acoso ha hecho mella en sus resistencias. Maniobras parlamentarias oportunistas por parte de la alianza CIU-ERC han facilitado ¡ªque no justificado¡ª un repliegue del PSC, separando a los socialistas de la corriente principal o mainstream a la que sol¨ªan en buena medida representar. ?D¨®nde se sit¨²a ahora esta corriente principal? La constituye una ampl¨ªsima mayor¨ªa ¡ªm¨¢s del 70% de la poblaci¨®n catalana¡ª que reclama superar el actual statu quo de la relaci¨®n entre Catalu?a y Espa?a y que por ello desea que se le permita expresar esta reclamaci¨®n mediante el acceso a las urnas, sea cual fuere su opci¨®n de futuro: independencia, federalismos varios o autonom¨ªa reforzada.
Si el PSC da pasos que le marginan de esta corriente principal de la que formaba parte, acabar¨ªa dando por buena la lectura vasca. Con lo cual quiz¨¢ le esperar¨ªa una implantaci¨®n no superior a la de los socialistas vascos. Un futuro poco envidiable para el PSC. Y no solo poco favorable para los catalanes deseosos de contar con un Gobierno capaz de desarrollar pol¨ªticas de igualdad y de progreso que echan de menos, sino incluso para las expectativas de una futura mayor¨ªa espa?ola de izquierdas.
Josep M. Vall¨¨s es catedr¨¢tico em¨¦rito de Ciencia Pol¨ªtica (UAB).
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