Diez himnos pop con mala conciencia
Una decena de hits de ideolog¨ªa cuestionable, cuando 'googlear' ¡°Este es nuestro disco m¨¢s comprometido¡± es un deporte de riesgo
Dec¨ªa Miguel Bos¨¦ en una de sus m¨²ltiples entrevistas que jam¨¢s se rend¨ªa al poder inspirador de ¡°los noticieros, esa musa¡±. Esa inspiraci¨®n asalt¨® recientemente a la banda Kasabian, cuando decidi¨® dedicar una canci¨®n al esc¨¢ndalo de la carne en Gran Breta?a. La tentaci¨®n del ripio f¨¢cil hizo el resto: ¡°Horsemeat in the burgers, people commit murders, everyone¡¯s on bugle, we¡¯re being watched by Google¡± [Las hamburguesas tienen carne de caballo, la gente asesina, todo el mundo se mete coca, a todo el mundo lo observa Google]. Esto es, como se mofaban Los Planetas en Vuelve la canci¨®n protesta: ¡°Vamos a cambiar el mundo con esta canci¨®n¡±.
La revista NME adelant¨® estos versos del tema Ezz-Ehh, incluido en el pr¨®ximo ¨¢lbum de Kasabian. Su guitarrista, Serge Pizzorno, se afan¨® en aclarar que la idea era punk, rid¨ªcula y caricaturesca, un gui?o a las conversaciones que mantiene a altas horas con el cantante, Tom Meighan, cuando llegan al hotel bien cargaditos durante las giras, pero esas letras est¨¢n siendo motivo de chanza en su pa¨ªs (enlazar Burger con Google es m¨¢s intr¨¦pido que rimar ¡°vaca loca¡± con ¡°livin' la vida loca¡±).
La historia de la rima f¨¢cil al servicio de un compromiso pol¨ªtico de brocha gorda (en ocasiones viscoso y oportunista) es larga y no entiende de naciones ni de idiomas. Manolo Mart¨ªnez, de la banda Astrud, que destaca por un compromiso pol¨ªtico nada panfletario y siempre sutil, destaca que ¡°lo peor es que lo que parece guiar la elecci¨®n de temas o la manera de hablar de ellos no es inter¨¦s por los temas en s¨ª, sino inter¨¦s por parecer interesado por los temas: seamos un grupo pol¨ªtico; hagamos comentario social de actualidad; conectemos con los chicos del quince eme. Esto es, mala fe¡±.
Joan Pons, cr¨ªtico musical y uno de los responsables del programa Cachitos en La 2, subraya que estas intenciones a veces simplemente torpes y otras arteras vienen de lejos: ¡°A menudo, cuando la carrera de un artista de ¨¦xito languidece o empiezan a darse cuenta de que no tienen nada que decir suele encontrar refugio en el compromiso con alguna causa. De la misma manera que las top models o algunos actores/actrices (por ejemplo) llenan lo vac¨ªas que est¨¢n en el Tao, en un viaje a la India o en alguna otra estafa espiritual, los m¨²sicos se decantan por alguna causa pol¨ªtica o social con la que est¨¦ bien vista alinearse y as¨ª hacer ver que tienen discurso¡±.
Es dif¨ªcil superar a The Cramberries cant¨¢ndole al horror del conflicto yugoslavo (¡°Bosnia was so unkind / Sarajevo changed my mind¡±), una de las m¨¢s citadas estos d¨ªas en Gran Breta?a. Pero he aqu¨ª una decena de hits espa?oles que podr¨ªan competir en esa Champions League de la conciencia pol¨ªtica cuestionable y apresurada, en un tiempo en el que teclear en Google ¡°Este es nuestro disco m¨¢s comprometido¡± es casi un deporte de riesgo.
1. Las Ni?as ¨C Oj¨²!
2. Amistades peligrosas - Africanos en Madrid
El ritmo tropical, el reggae de radiof¨®rmula, sirvi¨® para que hasta en los pubs de la zona alta los muchachos y las muchachas bailaran vodka con lim¨®n en mano y brindaran por la tragedia de esa gente ¡°siempre infatigable tras el pan y la sal¡± con una tez ¡°¨¦bano, sangre y marfil¡±. Alberto Comesa?a, que ven¨ªa de cultivar ese fin¨ªsimo porno pop con su proyecto Semen Up, ¡°los ve pasar, por la Puerta del Sol¡± (tomar una ca?a con ellos o hablarles no entra en el guion) y nos aclara que debajo de su piel ¡°tienen un coraz¨®n¡±. Despu¨¦s de todo, son autores tambi¨¦n del brioso verso: ¡°Tibur¨®n, tibur¨®n, Estado tibur¨®n; deja en paz a nuestra gente¡±.
3. Mecano ¨C El pe¨®n del Rey de Negras
En ese mismo campo de batalla del alegato antirracista, batallan con Amistades Peligrosas los siempre valientes en sus raptos po¨¦ticos Mecano. Si bien el poeta Leopoldo Mar¨ªa Panero afirm¨® en numerosas ocasiones que la rima de Nueva York con Jam¨®n de York le parece una cumbre l¨ªrica (pulp y vanguardismo siempre fueron involuntariamente de la mano), todo se pone peliagudo cuando deciden abrazar a ¡°la musa de los noticieros¡±. No contentos con llamar ¡°negro, bajito y cabez¨®n¡± al protagonista, ese pe¨®n no quiere inspirar piedad, aunque ¡°en la caja de las fichas, para la reina soy el picha¡±. Los hermanos Cano concluyen, y as¨ª lo cantaban en grandes estadios, que para los ¡°negros, bajitos y cabezones¡± la ¨²nica salida "es la revoluci¨®n" (quiz¨¢ porque esa palabra huidiza rima con ¡°pe¨®n¡±) y ofrecen un consuelo definitivo: ¡°Tumbaos fuera del tablero, no hay clases ni apartheid¡±. ?Aidalai!
4. Miguel Bos¨¦ ¨C Partizano
Leonard Cohen, que entre otros m¨²sicos populariz¨® la canci¨®n Le complainte du partisan, debi¨® notar de repente c¨®mo el traje a medida le tiraba de la sisa si en alg¨²n momento tuvo noticia de esta otra incursi¨®n partisana. Inspirado en la Batalla de Gal¨ªpoli (en la letra no acaba de resultar tan evidente la conexi¨®n), Bos¨¦, que siempre se ha definido como un artista muy pol¨¦mico por sus opiniones pol¨ªticas, un enfant terrible de la algarada roja (es un decir), borda en este alegato antib¨¦lico una t¨¦cnica narrativa muy utilizada en este subg¨¦nero: nombrar cosas muy universales casi al tunt¨²n (guerra, odio, vivo, muerto, paz¡ falta ¡°marihuana ilegal¡±). Eso s¨ª, pide disculpas: ¡°Patria y bandera yo os pido perd¨®n¡±.
5. El Canto del Loco ¨C Agricultor
La banda de Dani Mart¨ªn, a menudo m¨¢s sincera que muchos de los artistas de esta lista, se acerca al realismo social por la v¨ªa del costumbrismo (bien patente en la rima de hermano con Rayo Vallecano) en esta historia de vida de una familia muy concreta: que la madre trabaje como ¡°dependienta¡± comporta que el hijo trabaje en una mina ¡°sacando escombros hacia afuera¡±, ¡°un trabajo de enano, en un circo muy lejano¡±. Un tema que funciona como manual de microeconom¨ªa y de movilidad social (¡°si no como merluza, pues voy y como mero¡±). Ya convertido en nuevo rico, el arribista de la canci¨®n ¡°tiene dinero pa¡¯ la plebe¡± pero se lo gasta en el ¡°bebe que te bebe¡±. Est¨¢ en la alta sociedad, ¡°que hasta el Lequio envidiar¨¢¡±. Pero todo toma un giro tremebundo cuando entra en acci¨®n Hacienda y esa especulaci¨®n, ese castillo de naipes, se viene abajo: ¡°y a aquel circo de enanos, les han dado por el ano¡±. De la balada al ca?onazo pop a lo Buzzcocks con pinceladas aflamencadas y vuelta a la balada moh¨ªna.
6. Celtas Cortos ¨C Tranquilo Majete
¡°No te pongas nervioso¡±, nos cantaban Celtas Cortos. Pero era dif¨ªcil, lo era. Sonaba una y otra vez. En medio de una pelea no hay forma m¨¢s efectiva de enervar al oponente que dici¨¦ndole ¡°tranquilo¡±. La banda vallisoletana de rock celta nombraba as¨ª grosso modo todos los problemas de la ¨¦poca. M¨¢s nost¨¢lgico que cantar 20 de abril con los amigos del cole es recaer en alguno de los versos: ¡°el paro ya va por el tercer mill¨®n¡±, avisaban. Cifras que ahora el Gobierno emplear¨ªa para certificar una selva amaz¨®nica de brotes verdes.
7. Jos¨¦ Luis Perales ¨C Que canten los ni?os
Varado en una contradicci¨®n, Perales animaba a que los ni?os cantaran (¡°en ellos est¨¢ la verdad¡±) y, sin embargo, ¨¦l s¨®lo ced¨ªa el micr¨®fono en algunos versos. Activismo en la versi¨®n buc¨®lica (el azul del cielo, la suciedad del mar, llegar al sol con la voz, la flor, el pan), este ¨¦xito, de ret¨®rica y musicalidad bien parecida al ¨²ltimo anuncio de Navidad, entronca con la extens¨ªsima tradici¨®n, hasta el horizonte y m¨¢s all¨¢, de canciones que emplean la injusticia infantil para denunciar las fallas del mundo. Somos el mundo, somos los ni?os.
8. La oreja de Van Gogh ¨C Mu?eca de trapo
Adelantado dentro de lz promoci¨®n de un tel¨¦fono m¨®vil, el disco Guapa se anunci¨® como el m¨¢s comprometido de la banda. Uno rastrea ese compromiso en las diversas canciones y lo intuye en letras sobre el abandono y la vulnerabilidad femenina como la de Mu?eca de trapo. Meses despu¨¦s de salir Guapa, su primera vocalista abandonaba el grupo: ¡°Y a tu regreso estar¨¦ lejos, entre los versos de alg¨²n tango, porque este coraz¨®n sincero, muri¨® en su mu?eca de trapo¡±.
9. Revolver ¨C La calle mayor
Carlos Go?i aborda en esta ocasi¨®n el asunto de la venta ambulante, espoleado por esa harm¨®nica dylaniana. La canci¨®n se estrenaba en 1996, cuando a¨²n no hab¨ªa arreciado la venta en top manta y glosa diversas vi?etas de inmigrantes que se ganan la vida, con gui?os al himno azulgrana y aclaraciones pertinentes como que esos vendedores tambi¨¦n son seres (o personas) humanas: ¡°Me da igual que seamos gitanos que payos, da igual si del norte o del sur, pues la vida es la vida y los hombres son hombres aqu¨ª y en la Calle Mayor¡±.
10. Ella Baila Sola ¨C La patera
A Ella Baila sola le ¡°bailaba un gusano en la tripa¡±, pero no solo por amor. Aqu¨ª enuncian el tema de su canci¨®n ya en el t¨ªtulo y actualizan el mito de S¨ªsifo: ¡°el mundo se divide en una mitad, que si llegas vivo, te devolver¨¢n, que si mueres, solo eres una noticia m¨¢s¡±. Un tema peliagud¨ªsimo, y definitivamente horroroso, que suena algo raro con este tratamiento de canci¨®n de El rey le¨®n.
Bonus track: Macaco ¨C Moving
Con tintes de anuncio de cerveza o telefon¨ªa, con esos grandes prop¨®sitos pocos concretos de otros himnos del buenismo como Ciudadanos de un lugar llamado mundo, Macaco sublima la t¨¦cnica de la peque?a acci¨®n, de ¡°los peque?os cambios, que son poderosos¡±: ¡°Tiempos de peque?os movimientos, movimientos en reacci¨®n, una gota junto a otra hace oleajes, luego mares¡¡±. En el videoclip encontramos a algunos cantantes que han explorado este subg¨¦nero con insistencia. Del mismo modo que Atr¨¦vete a so?ar, de Joaqu¨ªn Sabina, fue empleada por Ciutadans en campa?a, Falange Espa?ola tambi¨¦n us¨® Moving en un v¨ªdeo. Fue sin permiso y Macaco solicit¨® la retirada inmediata, pero de alg¨²n modo quedaba demostrado c¨®mo se pueden capitalizar conceptos demasiado abstractos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.