Hoteles del amor para un pa¨ªs sin sexo
El atractivo tur¨ªstico en que se han convertido los 'love hotels' en Jap¨®n contrasta con el creciente desinter¨¦s de la juventud del pa¨ªs en tener relaciones sexuales
Todo el mundo sabe que no hay porno m¨¢s extravagante que el porno japon¨¦s. No estamos preparados, sin embargo, para llegar al canal 7 y encontrarnos con una competici¨®n de coches folladores. En el asiento de cada uno de ellos hay una muchacha abierta de piernas que es penetrada autom¨¢ticamente por un cacharro de pl¨¢stico; mientras el p¨²blico, de lo m¨¢s variado, r¨ªe, anima, aplaude (?es una carrera!). En el canal 14, una de geishas. En el 21, en este preciso instante embiste un macho alfa, en la ¨²nica pel¨ªcula occidental de todo el zapping. El televisor no es m¨¢s que uno de los entretenimientos que controla un panel m¨¢s propio de una nave espacial que de una habitaci¨®n de hotel. Los juegos de luces permiten todas las sombras imaginables. Sobre la cama nos hemos encontrado (vaya por Dios) unos albornoces casi transparentes. Hay un dispensador que te cambia yenes por juguetitos er¨®ticos. ?Y qu¨¦ decir del cuarto de ba?o? El c¨®ctel de luces de discoteca y burbujas explosivas solo puede ser calificado como molotov.
Adem¨¢s de alojamientos econ¨®micos y albergues por horas, los love hotels son aut¨¦nticos atractivos tur¨ªsticos de Tokio. Se encuentran en una colina del barrio de Shibuya, a orillas de los infinitos centros comerciales y las pantallas imperiales. En Japanese love hotels. A cultural history, Sarah Chaplin afirmaba en 2007 que en los hoteles amorosos ocurr¨ªa la mitad de todo el sexo de Jap¨®n. El fen¨®meno naci¨® en los a?os cincuenta y tuvo su cl¨ªmax (perd¨®n) en los ochenta, cuando lleg¨® a haber hasta 30.000 establecimientos abiertos. Con la segunda d¨¦cada del siglo XXI ha llegado su decadencia. Los medios nipones hablan de un ¡°s¨ªndrome de celibato¡± para definir la nueva tendencia entre hombres y mujeres: no solo menos matrimonio, sino tambi¨¦n menos piel. La Asociaci¨®n Japonesa de Planificaci¨®n Familiar cifra ¨Cseg¨²n The Guardian¨C en un 45% las chicas de entre 16 y 24 a?os que no est¨¢n interesadas en contactos sexuales. Si caminando por Tokio te cruzas con jovencitas ¨Cen cuerpo presente o en las portadas de revistas o en superficies pixeladas¨C de aspecto lascivo, es m¨¢s probable que la lascivia est¨¦ en tu mirada masculina que en sus leotardos y sus minifaldas. Y si te alojas en un love hotel, seguro que varios de los otros hu¨¦spedes tambi¨¦n son turistas o viajantes solitarios o prostitutas con clientes.
El fen¨®meno de los albergues transitorios es global, pero poco europeo: sobre todo asi¨¢tico y latinoamericano. Los he visto (ejem) en Argentina ¨Cdonde los llaman telos¨C, en Colombia y en Brasil. Aqu¨ª alg¨²n d¨ªa fueron conocidos como meubl¨¦s y hoy tambi¨¦n han adoptado el nombre de love hotels: en Barcelona hay al menos tres (La Fran?a, El Reg¨¤s y La Paloma). Su alianza con un interiorismo de fantas¨ªa se remonta a la segunda posguerra mundial, cuando el turismo se multiplic¨® y la luna de miel dej¨® de ser un privilegio de la aristocracia y la alta burgues¨ªa; y en los setenta, hasta de los reci¨¦n casados. Si la sexualidad se infantiliza en el manga y el anime, tambi¨¦n lo hace en esos parques de atracciones en miniatura que son las suites nupciales, con colchones de agua, grandes espejos y ba?era de hidromasaje en forma de coraz¨®n. Se trata, al fin y al cabo, de jugar. Por eso no me extra?¨® que en nuestra habitaci¨®n tambi¨¦n hubiera una Wii. Jugar y sudar.
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