Las revueltas ¨¢rabes y los valores occidentales
Los nuevos rebeldes utilizan las libertades para rechazar los principios liberales
Este a?o se cumple el 25? aniversario de la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn, un acontecimiento que movi¨® a Francis Fukuyama a predecir el fin de la historia y el comienzo de la expansi¨®n universal de los valores liberales occidentales. Hace tres a?os que las revueltas ¨¢rabes amenazaron con poner del rev¨¦s Oriente Pr¨®ximo y el norte de ?frica. En aquel momento, muchos predijeron que la regi¨®n adoptar¨ªa la democracia liberal y los derechos humanos.
Ewan Harrison y Sara McLaughlin Mitchell afirman en un nuevo libro ¡ªThe Triumph of Democracy and the Eclipse of the West¡ª que la difusi¨®n de la democracia se ha producido al mismo tiempo que Occidente experimenta un declive, y que el futuro va a traer un ¡°choque de democratizaciones¡±, m¨¢s que la occidentalizaci¨®n del mundo.
Harrison y Mitchell sostienen que la primavera ¨¢rabe es una ¡°segunda lucha por la independencia¡±, en la que los pa¨ªses que vivieron las revoluciones se liberaron de los grilletes de los dictadores respaldados por Occidente, de la misma forma que generaciones anteriores se hab¨ªan rebelado contra el poder colonial de Occidente. Sin embargo, lo parad¨®jico es que los nuevos rebeldes utilizan cada vez m¨¢s las libertades y las tecnolog¨ªas de estilo occidental para rechazar los principios liberales de Occidente. He aqu¨ª siete motivos para ello:
1. Las contrarrevoluciones han demostrado tener m¨¢s fuerza que las revoluciones iniciales y, tal vez, unas consecuencias m¨¢s duraderas. Los grupos de intereses especiales presentes en toda la regi¨®n se han apresurado a reaccionar. La represi¨®n ejercida por El Asad contra los que protestaban desemboc¨® en una lucha partidista de ¨¢mbito regional de inmensas consecuencias. Las monarqu¨ªas ricas del Golfo, como Arabia Saud¨ª y Catar, han utilizado su dinero para comprar a los ciudadanos y respaldar a las fuerzas reaccionarias de la zona, mientras que otras monarqu¨ªas m¨¢s pobres como Marruecos y Jordania han puesto en marcha unas cuantas reformas superficiales. El reciente refer¨¦ndum para aprobar una nueva Constituci¨®n en Egipto, en teor¨ªa, pretend¨ªa asegurar la democracia y la estabilidad, pero en realidad estaba enmarcado en un conjunto de duras medidas contra los Hermanos Musulmanes cuyo prop¨®sito parece ser excluir permanentemente al grupo de la vida pol¨ªtica del pa¨ªs. Es muy probable que, como consecuencia, algunos devotos del islam se vuelvan m¨¢s extremistas y adopten la violencia.
Las sociedades de Oriente Pr¨®ximo se han despertado y van a ser m¨¢s dif¨ªciles de gobernar
2. Quiz¨¢ los Estados de Oriente Pr¨®ximo no hayan cambiado mucho, pero sus sociedades se han despertado y van a ser m¨¢s dif¨ªciles de gobernar. Algunas revoluciones que carec¨ªan de l¨ªderes no han provocado el ascenso de gobiernos liberales ni han transformado la estructura profunda de los Estados. Pero el aumento de la poblaci¨®n joven, las altas cifras de paro, la televisi¨®n por sat¨¦lite, las redes sociales y las organizaciones sindicales son factores que condicionan mucho m¨¢s la actuaci¨®n de los gobernantes. La amenaza de que la gente se adue?e de las calles puede llegar a servir para que un gobierno impopular dimita. Pero la falta de disciplina de esas sociedades de transici¨®n tambi¨¦n hace que sea mucho m¨¢s dif¨ªcil la aparici¨®n de gobiernos reformistas, y puede empujar a algunas autoridades a recurrir a una represi¨®n brutal.
3. En lugar de una divisi¨®n entre las fuerzas laicas y el islam, lo que existe es una divisi¨®n entre diferentes int¨¦rpretes del islam, entre chi¨ªes y sun¨ªes, entre los Hermanos Musulmanes y los salafistas. El especialista franc¨¦s Olivier Roy afirma que este pluralismo religioso podr¨ªa preceder a una situaci¨®n de tolerancia pol¨ªtica. La idea de un ¡°islam pol¨ªtico¡± y unido, dice, se est¨¢ sustituyendo poco a poco por la de un ¡°islam en la pol¨ªtica¡±. No obstante, da la impresi¨®n de que, antes de que llegue a ser realidad esa pol¨ªtica de tolerancia, habr¨¢ que soportar luchas sectarias.
4. Oriente Pr¨®ximo ha dejado atr¨¢s la era poscolonial. Antes de las revoluciones, los gobiernos represivos desviaban el descontento popular hacia la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos o de Israel, y el resultado era una sensaci¨®n de vivir infantilizados y sin ning¨²n tipo de poder. Hoy, los elementos externos, como Estados Unidos y Europa, parecen factores perif¨¦ricos en la pol¨ªtica de la regi¨®n.
5. La p¨¦rdida de influencia de las grandes potencias como Estados Unidos y Rusia en Oriente Pr¨®ximo est¨¢ provocando un acercamiento entre ellas. Gracias a ello, ha surgido la posibilidad de cooperaci¨®n a la hora de afrontar los problemas de las armas qu¨ªmicas sirias e Ir¨¢n. Como afirman Daniel Levy y Julien Barnes-Dacey, las negociaciones de Ginebra ofrecen una oportunidad para formar un grupo internacional de contacto que incluya a los actores regionales m¨¢s importantes, como Arabia Saud¨ª y, a pesar de los problemas que supone, incluso Ir¨¢n.
6. Uno de los beneficios de que las grandes potencias se pongan de acuerdo es la posibilidad de distensi¨®n entre Ir¨¢n y Occidente, que podr¨ªa transformar la pol¨ªtica en Oriente Pr¨®ximo. La existencia de unas relaciones normales podr¨ªa permitir asimismo que los pa¨ªses occidentales dependan menos de los Estados del Golfo que fomentan formas violentas de islamismo pol¨ªtico, mantienen viva una guerra sectaria, alimentan una carrera regional de armamento y respaldan a grupos terroristas.
En vez de un ¡°islam pol¨ªtico¡± podr¨ªa consolidarse un ¡°islam en la pol¨ªtica¡±, seg¨²n Olivier Roy
7. Desde el principio, Israel fue el pa¨ªs que m¨¢s temi¨® a las revoluciones ¨¢rabes. Mientras el mundo que le rodea cambiaba, Tel Aviv se ha negado a dialogar sobre el contenido sustancial de un acuerdo de paz, centrarse en el crecimiento y el bienestar social y reconfigurar la relaci¨®n con Arabia Saud¨ª. Sin embargo, las revueltas ¨¢rabes han quitado importancia al papel de Israel en Oriente Pr¨®ximo y han debilitado la legitimidad de la direcci¨®n palestina. Si no se avanza hacia una soluci¨®n de dos Estados, Tel Aviv podr¨ªa encontrar un d¨ªa con una primavera palestina en la que aparezca un l¨ªder pac¨ªfico que presente argumentos convincentes sobre la ¡°soluci¨®n de un solo Estado¡±.
Cuando comenzaron las revueltas ¨¢rabes, hace tres a?os, muchos comentaristas consideraron que representaban la venganza de Fukuyama. Predijeron que esa parte del mundo, tan rica en historia, iba a aceptar por fin la modernidad occidental. Pero el refer¨¦ndum constitucional de Egipto y la presencia de los dirigentes de varios pa¨ªses en la ciudad suiza de Montreux para negociar sobre Siria demuestran la historia sigue en marcha en Oriente Pr¨®ximo.
El despertar pol¨ªtico de las poblaciones de la regi¨®n consiste en reclamar sus derechos democr¨¢ticos para emanciparse de la influencia tradicional de Occidente, no para unirse a ¨¦l. En ese sentido, no solo no estamos ante una regi¨®n anclada en el pasado, sino que el choque de pr¨¢cticas modernas en el mundo ¨¢rabe podr¨ªa ofrecer lecciones para el futuro orden mundial.
Mark Leonard es cofundador y director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
? Reuters.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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