A la espera fumando faso paraguayo
Mientras esperan a que el Gobierno regule las condiciones de la compra de marihuana, los uruguayos consumen la sustancia procedente de Paraguay llena de hojas secas prensadas
Est¨¢ sentado en una mesa de su restaurante, situado en La Pedrera, un pueblecito de playa a tres horas de coche de Montevideo. El edificio, r¨²stico y construido en adobe, tiene capacidad para 30 personas y la noche anterior lo llenaron. Marco Bonino, el due?o y chef, est¨¢ contento. Este hombre, que roza los dos metros de altura, fue cocinero en grandes yates de millonarios. Volvi¨® a su Uruguay natal y, durante el verano austral, abre junto a una socia el restaurante De la Panza. Su especialidad, la focaccia, tierna por dentro y crujiente por fuera.
El local est¨¢ vac¨ªo. Mientras la masa leuda, Bonino se toma una pausa. Mete la mano en el bolsillo y saca algo pardo envuelto en pl¨¢stico. ¡°Faso paraguayo. Es lo que hasta ahora se puede fumar en Uruguay. Ilegal, por supuesto¡±. La Junta Nacional de Drogas del paisito (as¨ª lo llaman cari?osamente) calcula que a diario 20.000 personas fuman marihuana. Supone el 80% del total del consumo de drogas, y deja unos 30 millones de d¨®lares en manos de las mafias, libres de impuestos. ¡°El objetivo es arrebatarle el mercado al narcotr¨¢fico por la v¨ªa de competirle¡±, dijo sin rodeos el presidente, Jos¨¦ Mujica. Un primer paso con el que atenuar el aut¨¦ntico problema con las drogas en el pa¨ªs: el consumo de pasta base, el resto ¨²ltimo que queda tras procesar la coca¨ªna, altamente adictivo. Hace diez a?os empezaron a aparecer por las calles las miradas desencajadas de sus consumidores.
¡°El faso paraguayo no hace mucho, apenas te atonta un poco¡±, contin¨²a Bonino. Su color se asemeja al de los huevos de costo que llegan a Espa?a desde Marruecos, hasta que acercas la cara y ves las hojas secas prensadas. Mucha hoja y poco cogollo, por eso Marco tiene ganas de que se apruebe ya la norma que le permitir¨¢ comprar marihuana producida por el Estado. Como muy tarde, entrar¨¢ en vigor a finales de abril. Cree que los consumidores saldr¨¢n ganando. ¡°25 gramos de faso paraguayo cuestan entre 1.000 y 1.200 pesos [35 y 42 euros], un 80% m¨¢s que el a?o pasado; ha subido much¨ªsimo. Julio Calzada, secretario general de la Junta Nacional de Drogas de Uruguay, al que por cierto conoc¨ª porque me dio clase durante la dictadura cuando trabajaba en la Asociaci¨®n de Juventudes Cristianas, calcula que la vender¨¢n a un d¨®lar el gramo (21 pesos), por lo que 25 gramos costar¨ªan 525 pesos; la mitad. Y la calidad va ser mayor. No te vender¨¢n hojas, sino la flor¡±. Tambi¨¦n existir¨¢ un l¨ªmite por comprador: 40 gramos al mes.
Una joven sentada a la mesa interviene para soltar una queja: ¡°?Por qu¨¦ no informan los medios de que la semilla que el Estado va a plantar es de Monsanto?¡±. Es uno de los rumores m¨¢s extendidos estos d¨ªas en Uruguay y oblig¨® a la empresa m¨¢s famosa de semillas transg¨¦nicas ¨Cque desde 1974 produce en el pa¨ªs ma¨ªz, soja y sorgo¨C a desmentirlo: ¡°Monsanto no se encuentra trabajando para patentar una semilla de marihuana transg¨¦nica en Uruguay ni en ning¨²n otro lugar del mundo¡±. Otra mujer sentada a la mesa reproduce el dicho que circula entre los 3,3 millones de habitantes del pa¨ªs: ¡°Cada 100 a?os, un Pepe cambia nuestra historia. En 1810, Jos¨¦ Gervasio Artigas, Pepe, liber¨® a la patria, fue el h¨¦roe de la independencia. En 1910, Jos¨¦ Batlle y Ord¨®?ez, otro Pepe, aprob¨® el voto femenino y la jornada de ocho horas de trabajo. Y en 2010 lleg¨® al poder Pepe Mujica, que ha aprobado el casamiento de las parejas gais, el aborto legal y el consumo de marihuana¡±.
A la espera de poder registrarse como consumidor de marihuana (un mal que Bonino acepta) y de su venta en farmacias, ¡°yo sigo con mi paraguayo¡±, sonr¨ªe. ¡°?Quieres una calada?¡±.
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