Estados y democracia

Felicidades a EL PA?S por dos art¨ªculos, literalmente excepcionales. En el primero de ellos, el 22 de enero, Josep M. Colomer, bajo el t¨ªtulo Basta ya de Estados, se atrev¨ªa a sacar a colaci¨®n el tema tab¨² de la muerte de los Estados modernos. Su lectura me trajo a la memoria a aquel s¨¦neca de tertulia que defend¨ªa que Espa?a es un enfermo terminal, Catalu?a una utop¨ªa y la Uni¨®n Europea un aborto; su contenido, desde luego, obliga a reflexionar.

Llu¨ªs Duch y Albert Chill¨®n, por su parte, en su art¨ªculo La cadena de los endeudados, de 25 del mismo mes, retrataban con meridiana claridad la real y lamentable situaci¨®n de nuestra sociedad y las negras expectativas de futuro que se nos presentan. Dif¨ªcilmente podr¨¢n contradecirles quienes sean suficientemente inteligentes (pocos) y honrados (menos). Tan solo un pero: nuestra democracia no es una ¡°seudodemocracia venal¡±, sino una aut¨¦ntica democracia parlamentaria homologable a la de los restantes Estados occidentales. Lo que no es ¨®bice para que, como ellos manifiestan, sea ¡°demag¨®gica y corrupta, mera fachada que oculta los tejemanejes de una plutocracia impune¡±, ni que el parecer de la mayor¨ªa, en asuntos complejos que requieren especial preparaci¨®n, pueda resultar inid¨®neo para alcanzar resultados positivos, seg¨²n defend¨ªa el profesor Francesc de Carreras en un reciente art¨ªculo.¡ª Carles Tortras Bosch.