El giro de Merkel
La canciller alemana abandera medidas socialdem¨®cratas en un alarde de pragmatismo
La democristiana Angela Merkel escenific¨® el mi¨¦rcoles el inicio de un nuevo mandato con m¨²sica socialdem¨®crata. Y lo hizo defendiendo en el Bundestag una serie de reformas que introducen un giro social en la pol¨ªtica alemana. La coalici¨®n con el SPD la obliga a ello, pero la canciller defendi¨® las medidas ¡ªque elevan considerablemente el gasto p¨²blico¡ª con el mismo ardor con el que preconiza la austeridad para los socios europeos.
El paquete de reformas incluye la reducci¨®n de la edad de la jubilaci¨®n de los 67 a?os a los 63 para quienes hayan cotizado durante 45 a?os, lo que supondr¨¢ un coste adicional de 160.000 millones de euros en los pr¨®ximos 15 a?os. Aumentar¨¢n las ayudas para madres y para las pensiones m¨¢s bajas ¡ªalgo ya previsto en el programa de la CDU¡ª y se introducir¨¢ un salario m¨ªnimo de 8,50 euros la hora. Adem¨¢s, el Gobierno quiere imponer una cuota femenina del 30% en los consejos de administraci¨®n de las empresas que cotizan en Bolsa.
Da la impresi¨®n de que los socialdem¨®cratas de Sigmar Gabriel ¡ªvicecanciller y superministro de Econom¨ªa y Energ¨ªa¡ª est¨¢n marcando el camino, pero Merkel ¡ªque en las negociaciones para formar Gobierno neutraliz¨® las propuestas fiscales del SPD¡ª no se muestra en absoluto inc¨®moda con el nuevo rumbo. M¨¢s all¨¢ de su cintura pol¨ªtica, la canciller sabe que la popularidad de estas medidas compensa las cr¨ªticas de la patronal, de parte de la CDU e incluso del excanciller socialdem¨®crata Gerhard Schr?der, que en 2003 capitane¨® las reformas que sentaron las bases del espectacular crecimiento alem¨¢n, pero que hundieron en las urnas a su partido.
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Estas cr¨ªticas se?alan que el plan es inviable por una simple raz¨®n demogr¨¢fica, y que va a suponer una sobrecarga para las j¨®venes generaciones. La reforma energ¨¦tica tambi¨¦n es incierta: el apag¨®n nuclear se topa con la paradoja de que actualmente la principal fuente de electricidad es el contaminante carb¨®n, por encima de unas renovables altamente subsidiadas.
Del ¨¦xito de ambas apuestas dependen las posibilidades de Gabriel en las elecciones de 2017. Merkel, por su parte, reiter¨® su compromiso de no incurrir en nuevos endeudamientos a partir de 2015, y, en un gui?o a su electorado, advirti¨® que no tolerar¨¢ que la libre circulaci¨®n de trabajadores en la UE se traduzca en abusos de las prestaciones sociales. Arranca en Alemania un interesante ejercicio de cohabitaci¨®n marcado por el pragmatismo.
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