Un derecho de memoria justa

Magn¨ªfico, claro, contundente el art¨ªculo de J¨¢uregui en EL PA?S del pasado lunes. Al leer sus argumentos pienso en la interpretaci¨®n forzada de una segunda memoria de la Transici¨®n que se hizo a mediados del pasado decenio. La Transici¨®n no fue una derrota de la izquierda ni de los dem¨®cratas: el pacto de mon¨¢rquicos, liberales, democristianos y socialistas en los a?os sesenta hac¨ªa imposible un nuevo enfrentamiento civil y viable la democracia. Las amnist¨ªas, las elecciones de 1977, el regreso de Tarradellas al frente de una instituci¨®n republicana del exilio, la Constituci¨®n de 1978, la reforma agraria socialista en Andaluc¨ªa en los a?os ochenta, el fracaso del golpe de Estado en 1981, la cooficialidad ling¨¹¨ªstica y la desconfesionalizaci¨®n del Estado, todo esto eran victorias para la mayor¨ªa dem¨®crata y derrotas sucesivas para los sublevados de 1936. Franco perdi¨® finalmente la raz¨®n de su guerra. Tambi¨¦n lo vio as¨ª J¨¢uregui en su posici¨®n inteligente, valiente y moderada en el tema de la Ley de la Memoria Hist¨®rica y en el del Valle de los Ca¨ªdos. Nunca sent¨ª que mi abuelo socialista, preso entre 1938 y 1941, fuese un derrotado. Al menos lo supe ciertamente desde 1977. Tenemos tambi¨¦n un derecho de memoria justa y verdadera.¡ª Josep M. Margenat.