Urgencias tras la crisis
Las turbulencias en el PP no deber¨ªan distraer de los retos de la econom¨ªa y el soberanismo
La convenci¨®n nacional del Partido Popular se celebra en un momento delicado para la formaci¨®n pol¨ªtica que preside Mariano Rajoy. En un escenario de encuestas desfavorables, disidencias del ala dura y malestar interno por la reforma del aborto, la incomparecencia del presidente de honor, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, ha elevado el nivel de las turbulencias. Que la contrase?a en Valladolid haya sido emplearse a fondo para desmentir el riesgo de ruptura con apelaciones reiteradas a la unidad indica hasta qu¨¦ punto est¨¢n removidas las aguas en un partido que disfruta de la mayor concentraci¨®n de poder de la democracia espa?ola. No es probable que el gesto de Aznar ni otros desplantes vayan a desembocar en escisiones, pero s¨ª muestran que el partido vive una cierta ruptura ideol¨®gica con el pasado.
Dos pesos pesados del aznarismo, Mayor Oreja y Esperanza Aguirre, son el mejor exponente de ello. Se trata de una deriva que Mariano Rajoy podr¨ªa capitalizar, escenificando un cierto viaje al centro. El apoyo expreso de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, a Arantza Quiroga el d¨ªa previo a la convenci¨®n marca el camino en esa direcci¨®n. Los mensajes de la dirigente vasca han sido n¨ªtidos: la nueva situaci¨®n con ETA derrotada ¡ªEsperanza Aguirre, muy en su l¨ªnea, dijo ayer lo contrario¡ª requiere respuestas diferentes y una inequ¨ªvoca apuesta por la moderaci¨®n. Es una l¨ªnea interesante y probablemente ineludible de la acci¨®n pol¨ªtica de Rajoy, que har¨ªa bien en esforzarse por centrar de una vez al partido y concentrarse en los desaf¨ªos a corto plazo que el pa¨ªs tiene por delante.
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La apuesta por la recuperaci¨®n econ¨®mica es muy importante. Pero lo que el presidente no puede creer ni hacer creer a nadie es que este sea el ¨²nico punto de la agenda de los dos pr¨®ximos a?os. El Gobierno debe trabajar en la direcci¨®n adecuada (que no puede limitarse a la anunciada bajada de impuestos y que tiene que hacer mucho m¨¢s para que la recuperaci¨®n llegue a las econom¨ªas familiares), pero hace falta que aborde otros problemas.
El PP, por ejemplo, podr¨ªa soltar lastre y evitar tensiones aparcando el proyecto de reforma de la ley del aborto; una reforma innecesaria que ni siquiera satisface del todo a la Conferencia Episcopal y que, adem¨¢s de prescindir del necesario consenso social, tampoco ha contado con el acuerdo previo en el seno del partido.
Adem¨¢s de calmar las aguas en esta malpensada reforma y enderezar otras zonas de fricci¨®n que tienen que ver con la ense?anza y la sanidad, el Gobierno debe abordar de verdad el desaf¨ªo soberanista catal¨¢n. El proyecto de Artur Mas no es una mera complicaci¨®n que el tiempo desactivar¨¢ por s¨ª solo. La inacci¨®n y la ausencia de un proyecto s¨®lido y capaz de entusiasmar a toda Espa?a contribuyen a alimentar el secesionismo. Rajoy ha dado se?ales (cierto que muy vagas) de estar dispuesto a salir del inmovilismo en este asunto. Es urgente que tambi¨¦n a ello se aplique cuanto antes.
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