Quiero ser cooperante profesional
Desde los a?os 90 se han hecho m¨¢s habituales los contratos profesionales en las ONG, frente a la figura del colaborador, voluntario o 'mochilero', frecuente hasta entonces
El sector laboral de la cooperaci¨®n internacional al desarrollo ha evolucionado mucho en los ¨²ltimos a?os, aunque sigue siendo un desconocido para la mayor¨ªa de la sociedad. La gran variedad de tipos de organizaciones que forman parte del contexto de la ayuda en pa¨ªses en desarrollo o afectados por una crisis humanitaria, as¨ª como las m¨²ltiples posibilidades de ligaz¨®n profesional de sus trabajadores, ya sean voluntarios, personal contratado, en pr¨¢cticas o consultores, dificultan su comprensi¨®n. Sin embargo, cada vez son m¨¢s las personas interesadas en ser cooperantes.
Seg¨²n varias personas relacionadas con los departamentos de recursos humanos de ONG internacionales con sede en Espa?a, en los ¨²ltimos a?os se ha multiplicado el n¨²mero de curriculums que reciben por cada oferta de empleo que se publica, donde adem¨¢s una gran mayor¨ªa de postulantes no tienen un perfil relacionado con la cooperaci¨®n, sin experiencia previa en el sector y sin estudios relacionados.
La profesionalizaci¨®n de la cooperaci¨®n ha sido la tendencia en los ¨²ltimos veinte a?os. Si durante la segunda mitad del siglo XX lo m¨¢s frecuente eran los misioneros y mochileros que colaboraban con alguna ONG, a partir de los a?os 90 se empezaron a hacer m¨¢s habituales los contratos profesionales. Las condiciones laborales de los trabajadores en los pa¨ªses donde se desarrollaban los proyectos ¨Cexpatriados como se les conoce en el argot¨C fueron mejorando, tanto en salarios como en seguridad y salubridad. Las organizaciones grandes y con m¨¢s recursos econ¨®micos lideraron dicha profesionalizaci¨®n, ya fueran ONG, instituciones estatales o regionales, Naciones Unidas o el movimiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.
A¨²n existen ONG, normalmente las m¨¢s peque?as, que contin¨²an trabajando con voluntarios y colaboraciones puntuales. Incluso las grandes se nutren en ciertas ocasiones, las menos, de personas cuya profesi¨®n estable no se halla en la cooperaci¨®n, o de j¨®venes que, bajo el nombre de voluntarios, esconden pasant¨ªas o pr¨¢cticas ¨Cmejor o peor remuneradas¨C para incrementar sus opciones de alcanzar un puesto bien retribuido en el futuro.
En Espa?a, la profesionalizaci¨®n del sector se inici¨® con cierto retraso respecto a otros pa¨ªses de la OCDE, pero con bastante fuerza una vez fue contando con m¨¢s presupuesto del Estado ¨Cprogresi¨®n que se rompi¨® en los ¨²ltimos dos a?os¨C. En aquellos a?os de auge econ¨®mico, cada vez m¨¢s personas miraban a la cooperaci¨®n como una opci¨®n profesional. Los requerimientos de formaci¨®n y experiencia para ser cooperante se iban haciendo m¨¢s exigentes seg¨²n aumentaba la oferta de trabajadores, y los m¨¢steres de cooperaci¨®n y afines surg¨ªan en casi todas las universidades.
Es dif¨ªcil generalizar el perfil de aquellos que se interesaban en la cooperaci¨®n, pero hab¨ªa muchos que buscaban una v¨ªa de escape a una sociedad que cada vez se acercaba m¨¢s al ideal capitalista del trabajador-consumidor. Un trabajo y una forma de vida distinta, con la ilusi¨®n de estar haciendo algo por mejorar el mundo. Sin embargo, estaban muy lejos de cualquier movimiento antisistema; su trabajo era parte del orden mundial establecido, y recib¨ªan suficiente dinero para seguir siendo parte beneficiada del mismo.
Pero una nueva din¨¢mica se est¨¢ produciendo en los ¨²ltimos a?os en los pa¨ªses m¨¢s afectados por la crisis econ¨®mica, con un inter¨¦s creciente en los puestos de cooperaci¨®n internacional porque no hay ofertas en otros sectores; una vuelta de rosca m¨¢s en la profesionalizaci¨®n.
Curiosamente, esto me recuerda al reproche que muchos expatriados de los pa¨ªses occidentales hac¨ªan a los trabajadores, tambi¨¦n expatriados, de origen africano. En ?frica, estos son cada vez m¨¢s frecuentes en los equipos por su mejor conocimiento del contexto, pero se les suele criticar que est¨¢n en la cooperaci¨®n como podr¨ªan estar trabajando en cualquier otro sitio, sin ninguna motivaci¨®n extra, especialmente cuando los salarios son bastante m¨¢s altos que los habituales de otros sectores en sus pa¨ªses de origen.
Por otro lado, tambi¨¦n se ha incrementado el n¨²mero de personas que se ofrecen como voluntarios, tanto j¨®venes con poca experiencia ¨Cy que buscan prioritariamente ganarla¨C como aquellos con muchos a?os de trabajo a sus espaldas. Por ejemplo, cada vez son m¨¢s los ingenieros senior que, al quedarse sin empleo, se ofrecen gratuitamente a las organizaciones.
Como la crisis ha reducido los presupuestos de la mayor¨ªa de las organizaciones, especialmente de aquellas muy dependientes de la ayuda estatal espa?ola, los proyectos y las vacantes tambi¨¦n se han reducido. As¨ª, en el contexto espa?ol, la oferta de personas que buscan un puesto en el sector de la cooperaci¨®n internacional, ya sea remunerado o no, es muy superior a las posibilidades de empleo.
Aquellas personas que tienen un dominio suficiente de idiomas extranjeros, ingl¨¦s y franc¨¦s principalmente, no debieran tener mucho problema en acceder al mercado internacional donde, globalmente, los puestos ofertados no se han reducido tanto. Si al final el cooperante va a trabajar en un pa¨ªs africano donde se habla ingl¨¦s o franc¨¦s, por ejemplo, no existe mucha diferencia si el contrato lo firma con una organizaci¨®n espa?ola o inglesa. La burocracia administrativa ser¨¢ un poco m¨¢s compleja y el nivel de idioma exigido ser¨¢ un poco m¨¢s alto, pero no debieran ser impedimentos. Claro est¨¢ que para aquellos que buscan una primera experiencia es mucho m¨¢s f¨¢cil lograrla con organizaciones del pa¨ªs donde residen.
Por ¨²ltimo, cabe se?alar que el contexto cambiante que afecta a los recursos humanos de la cooperaci¨®n internacional no se ci?e solamente a la crisis econ¨®mica, sino tambi¨¦n a la transformaci¨®n integral que el sector est¨¢ viviendo. Seguramente los perfiles demandados en la actualidad se parecer¨¢n poco a los que se requerir¨¢n en un futuro. La incidencia pol¨ªtica se perfila como el arma fundamental para lograr cambios sostenibles, sobre todo en la posici¨®n de poder que los pa¨ªses ricos y las ¨¦lites ostentan, y las redes de personas ser¨¢n la base para generar v¨ªnculos de iguales, Norte-Sur, Sur-Norte y Este-Oeste, aqu¨ª y all¨¢. A¨²n est¨¢ por ver el rol que los recursos humanos, profesionales o no, deber¨¢n jugar en una cooperaci¨®n con menos poder en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados.
Jorge Jimeno Almeida es autor del libro Mam¨¢, quiero ser cooperante
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