Las ventajas del multiling¨¹ismo
Quienes aprenden dos lenguas al mismo tiempo tienen m¨¢s habilidades cognitivas
?Nuestro pa¨ªs es de los m¨¢s atrasados de la Uni¨®n Europea en el conocimiento y dominio de segundas lenguas. Ello afecta, adem¨¢s de a la cultura de los ciudadanos, a la econom¨ªa. Una de las razones de un grupo internacional de empresarios para calificar a Barcelona como una ciudad buena para vivir pero mala para los negocios era el bajo conocimiento de ingl¨¦s en las instituciones y la administraci¨®n1. Adem¨¢s de insuficiente inversi¨®n en recursos educativos, la causa principal de esa carencia es bien conocida: las segundas lenguas no s¨®lo se aprenden tarde, sino que adem¨¢s se aprenden mal. Aprender ingl¨¦s, por ejemplo, es algo parecido a dejar de fumar: ?qui¨¦n no lo ha intentado mil veces? Este art¨ªculo analiza los fundamentos cient¨ªficos de dichas causas.
Hace algunos a?os, un grupo de investigadores norteamericanos descubri¨® que en el l¨®bulo frontal del cerebro la representaci¨®n de las segundas lenguas, las que se adquieren tard¨ªamente, est¨¢ separada, es decir, en un lugar diferente, de la representaci¨®n de las lenguas nativas o maternas2. Sin embargo, cuando las diferentes lenguas se adquieren a la vez y tempranamente, ambas suelen ubicarse en ¨¢reas comunes del l¨®bulo frontal.
La diferente ubicaci¨®n cerebral puede explicar por qu¨¦ los biling¨¹es tard¨ªos siempre son reconocidos como tales
Como esas ¨¢reas del cerebro son propias del lenguaje hablado y no de su comprensi¨®n, la diferente ubicaci¨®n cerebral puede explicar por qu¨¦ los biling¨¹es tard¨ªos siempre son reconocidos como tales, pues nunca, por mucho que practiquen, llegan a expresarse verbalmente como nativos en sus segundas lenguas. Todo indica que cuando se aprende tarde el lenguaje ya no se instala en las ¨¢reas del cerebro mejor acondicionadas para ello.
Adem¨¢s, nacemos con una amplia y universal capacidad para percibir y pronunciar muchos diferentes sonidos, pero la experiencia ling¨¹¨ªstica altera la percepci¨®n fon¨¦tica y los sonidos que no se practican tempranamente se pierden. Esa p¨¦rdida puede estar ya ocurriendo en los 6 primeros meses de vida3. Los japoneses adultos, por ejemplo, no distinguen bien la pronunciaci¨®n de la ¡°r¡± y la de la ¡°l¡±, pues su lengua no educa tempranamente ambos sonidos. Por tanto, para acabar siendo un verdadero biling¨¹e, una ventaja extraordinaria es tener padres nativos en diferentes lenguas, padres que hablen frecuentemente a su hijo en cada una de ellas. Los canguros, cuidadores y maestros pueden tener tambi¨¦n un papel importante en esa inducci¨®n ling¨¹¨ªstica m¨²ltiple en los primeros a?os de vida.
Por otro lado, quien domina una lengua entiende enseguida sus expresiones en cualquier modalidad sensorial (palabras o frases pensadas, habladas, o¨ªdas o escritas) y responde a ellas con la misma solvencia y precisi¨®n, sin apenas esfuerzo. Las lenguas nativas se expresan de manera autom¨¢tica, es decir, sin necesidad de buscar continuamente las palabras necesarias o su significado. Es as¨ª porque se almacenan en el cerebro como memoria impl¨ªcita, es decir, como un conocimiento b¨¢sicamente inconsciente, que se adquiere con lentitud y se perfecciona con la pr¨¢ctica, pues depende no s¨®lo de la corteza cerebral, sino tambi¨¦n de estructuras subcorticales, que son menos pl¨¢sticas y moldeables.
Nadie puede pretender aprender una nueva lengua con un par de clases semanales
El lenguaje, como cualquier memoria impl¨ªcita, da lugar a comportamientos autom¨¢ticos que cuestan mucho de adquirir, pero que, una vez aprendidos, son igualmente dif¨ªciles de olvidar. Es por eso que nadie puede pretender aprender una nueva lengua con un par de clases semanales, muchas veces b¨¢sicamente de gram¨¢tica. Para generar un automatismo como el ling¨¹¨ªstico hay que practicarlo con asiduidad y frecuencia. El mejor programa de aprendizaje ling¨¹¨ªstico, y quiz¨¢ el ¨²nico capaz de garantizar el dominio de una segunda lengua en la mayor¨ªa de las personas, es el que introduce tempranamente esa lengua en la vida cotidiana de las personas, lo que implica llevarlo, en la medida de lo posible, al ¨¢mbito familiar, escolar, profesional y de ocio.
La sorprendente capacidad del cerebro humano para aprender m¨²ltiples lenguas en la temprana infancia le confiere adem¨¢s ventajas que superan con creces a la de la comunicaci¨®n. El lenguaje es un poderoso medio de representaci¨®n del mundo externo e interno en la mente humana y est¨¢ demostrado que los individuos que adquieren m¨²ltiples lenguas en su infancia y las practican a lo largo de su vida tienen una mayor capacidad de ejecuci¨®n mental y est¨¢n m¨¢s protegidos contra la neurodegeneraci¨®n en la vejez. Los individuos biling¨¹es tienen mejor atenci¨®n selectiva, y m¨¢s desarrollado el h¨¢bito de conmutar entre contenidos mentales, lo que les crea menos dificultades cuando cambian las reglas en una tarea mental. Si se trata, por ejemplo, de clasificar objetos por su color, son m¨¢s r¨¢pidos y efectivos que los monoling¨¹es cuando de repente hay que pasar a clasificarlos por su forma.
La mayor capacidad de ejecuci¨®n y flexibilidad mental de los biling¨¹es se ha observado en todas las edades
Esa mayor capacidad de ejecuci¨®n y flexibilidad mental de los sujetos biling¨¹es se ha observado en todas las edades, y la conservan adem¨¢s mucho m¨¢s que los monoling¨¹es en la vejez. Los individuos biling¨¹es cuando se hacen mayores mantienen la integridad de la sustancia blanca de su cerebro, es decir, las conexiones neuronales entre sus diferentes partes4 y ello les permite compensar el deterioro natural en el procesamiento de informaci¨®n5. Especialmente impactante son los estudios de un equipo de investigadores canadienses mostrando que en 182 individuos diagnosticados con demencia, como el Alzheimer, el 51 % de ellos, que eran biling¨¹es, tardaron en desarrollar los s¨ªntomas de la enfermedad al menos 4 a?os m¨¢s que los monoling¨¹es6. Todo son, por tanto, ventajas cuando diferentes lenguas se aprenden pronto y se practican con frecuencia durante toda la vida.
- La Vanguardia, 2 julio 2013.
- Nature 388, 1997
- Science 255, 1992
- J. Neuroscience, 31, 2011
- J. Neuroscience, 33, 2013
- Neuropsychologica 45, 2007; Cortex 2011
- La Vanguardia, 2 julio 2013.
- Nature 388, 1997
- Science 255, 1992
- J. Neuroscience, 31, 2011
- J. Neuroscience, 33, 2013
- Neuropsychologica 45, 2007; Cortex 2011
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