Toda solidaridad es buena, salvo los impuestos
Podr¨ªa pensarse que la presi¨®n fiscal espa?ola es superior a la media de la zona euro, pero seg¨²n Eurostat, la de nuestros socios fue en 2012 de 46,3 puntos, frente a los 37,1 en Espa?a
Todo tipo de solidaridad es digno de est¨ªmulo. Todas sus maneras de manifestarse son alabadas y consideradas leg¨ªtimas por el Gobierno. Salvo una: los impuestos. Y sin embargo, en las sociedades democr¨¢ticas desarrolladas se supone que es la pol¨ªtica fiscal la que m¨¢s interviene, la decisiva, a la hora de provocar un trasvase solidario de recursos.
Lo ins¨®lito no es que el Gobierno, en mitad de la crisis, hable de modificar tal o cual impuesto, cuya reforma parece t¨¦cnicamente aconsejable, o que impulse la adaptaci¨®n de determinados aspectos del IRPF o del impuesto de sociedades. Eso es siempre razonable y, muchas veces, necesario. Lo que es un poco extravagante es dar aliento a la solidaridad entre los ciudadanos, utilizarla como motivo de autoestima y como referente moral de una sociedad que hace frente a una crisis econ¨®mica formidable, y a continuaci¨®n difundir el mensaje de que ¡°hay que bajar los impuestos¡±, as¨ª en bloque.
Podr¨ªa pensarse que la presi¨®n fiscal espa?ola es superior a la media de la zona euro y que es imprescindible corregirlo. Pero no es as¨ª. Seg¨²n Eurostat, la presi¨®n fiscal media en nuestros socios fue en 2012 de 46,3 puntos, frente a los 37,1 en Espa?a.
Los progresistas han renunciado a argumentar y defender la superioridad de sus valores sociales
?C¨®mo se defiende algo as¨ª? Pues con convicci¨®n, con la formidable convicci¨®n de que no hay que dirigirse a los ciudadanos ofreci¨¦ndoles evidencias, sino posiciones ideol¨®gicas, presentadas como opciones morales. Eso es lo que, seg¨²n el profesor estadounidense George Lakoff, gran especialista en comunicaci¨®n pol¨ªtica, la derecha sabe hacer maravillosamente, mientras que la izquierda cree que basta con sumar y restar y pedirles a los ciudadanos que voten de acuerdo con sus intereses. Grave equivocaci¨®n, porque la experiencia muestra que a los seres humanos no les inspira su mero inter¨¦s, sino que se dejan llevar m¨¢s frecuentemente por argumentos morales.
Lakoff, entrevistado esta semana por The Guardian, est¨¢ furioso. Cree que los socialdem¨®cratas (liberales en Estados Unidos) son tan responsables como los conservadores del retroceso del progreso social que experimentamos. Lo son porque han renunciado a argumentar y defender la superioridad de sus valores sociales, como lo p¨²blico frente a lo privado; una paga justa por el trabajo, frente a los minijobs; o la educaci¨®n y sanidad, como derechos que financia la comunidad, frente a quienes los encaran como un sector m¨¢s del mundo de los negocios. Es verdad que nunca dejaron de sostener la inmoralidad del racismo o de la homofobia, pero, incluso, han empezado a flaquear en la defensa de los derechos de los inmigrantes y exiliados, como sucede en Francia con los gitanos o como reflejaron esos terribles autobuses londinenses que circularon por la ciudad exigiendo a los inmigrantes sin documentaci¨®n: ¡°Go home¡±, vete a tu casa, l¨¢rgate.
¡°No existe el centro¡±, fulmina Lakoff. La izquierda cede el espacio en el debate moral, con la impresi¨®n equivocada de que as¨ª todo se ir¨¢ acercando a un centro id¨ªlico. Pero cuanto m¨¢s cede, m¨¢s claramente los conservadores expresan su propia visi¨®n de la sociedad.
Un ejemplo cl¨¢sico de George Lakoff es el an¨¢lisis de c¨®mo los conservadores han impuesto el concepto de eficiencia como valor absoluto, y su derivada de que no deben existir barreras en la b¨²squeda del beneficio. Otro es la habilidad con la que lograron dominar el debate sobre los impuestos con una simple expresi¨®n: ¡°alivio fiscal¡±. Si es un alivio, tiene que ser bueno. En esas estamos nosotros tambi¨¦n: el famoso alivio fiscal no desaparece de la boca de nuestros gobernantes. Incluso cuando han subido los impuestos, se las han arreglado para alimentar en nuestras cabezas la idea contraria.
Una advertencia ¨²ltima. Seg¨²n Lakoff, los progresistas se empe?an en seguir atentamente lo que indican los sondeos. ¡°Los conservadores no siguen los sondeos: quieren cambiarlos¡±. Se gana espacio pol¨ªtico no cuando se queda uno en el medio, sino cuando se logra la aceptaci¨®n de tu propio esquema de valores como si fueran producto del sentido com¨²n.
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