V¨¦rtigo en Ucrania
La destituci¨®n de Yanuk¨®vich y las dudas sobre qui¨¦n tiene el poder auguran d¨ªas cruciales
El paisaje pol¨ªtico de Ucrania est¨¢ sufriendo en las ¨²ltimas horas cambios vertiginosos, impulsados por la fuerza de la calle y desatados por el peor ba?o de sangre en la historia reciente de Kiev. Los acontecimientos de esta ca¨®tica transformaci¨®n significan el colapso del r¨¦gimen autoritario del presidente V¨ªctor Yanuk¨®vich y han convertido en papel mojado el acuerdo alcanzado el viernes, con mediaci¨®n de la UE, entre el dictador y la oposici¨®n.
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En una sesi¨®n de alto voltaje emocional, y despu¨¦s de que los manifestantes se adue?aran sin oposici¨®n del complejo presidencial, el Parlamento de Ucrania ha decidido deponer a Yanuk¨®vich y convocar elecciones presidenciales el 25 de mayo. En la misma sesi¨®n, el Legislativo ha puesto en libertad a la l¨ªder opositora y ex primera ministra Yulia Timoshenko. El Ej¨¦rcito asegura que no se implicar¨¢ en el conflicto pol¨ªtico y Yanuk¨®vich afirma, en declaraciones televisadas, que no abandonar¨¢ el pa¨ªs y que considera un golpe de Estado lo sucedido.
La vor¨¢gine parece escapar no solo al control de las figuras opositoras supuestamente al frente de las protestas, abucheadas tras el pacto del viernes. Los acontecimientos en Ucrania, escenario de un duelo geopol¨ªtico entre Rusia y Occidente, van tambi¨¦n mucho m¨¢s deprisa que la capacidad de las fuerzas exteriores para encauzarlos. La UE y EE?UU, pese a su vigoroso esfuerzo diplom¨¢tico de ¨²ltima hora, se ven por momentos tan sobrepasados como Vlad¨ªmir Putin, mentor de Yanuk¨®vich, a quien obviamente le resulta indigerible la idea del gran vecino sumido en el caos.
El espectro de una guerra civil, hacia la que Ucrania parec¨ªa encaminarse hace 48 horas, deja paso ahora, si no prevalece el buen sentido, a la amenaza de una ruptura en dos de la ex rep¨²blica sovi¨¦tica. Dirigentes de las regiones prorrusas se reun¨ªan ayer de urgencia para desafiar la legitimidad del Parlamento nacional. Que la secesi¨®n no prospere depender¨¢ decisivamente de la actitud del Kremlin frente a la mitad del pa¨ªs que se identifica con su legado.
Hay muchos m¨¢s interrogantes que respuestas tranquilizadoras en el tobog¨¢n de Ucrania, donde a la espera de un Gobierno provisional no manda efectivamente nadie. El reto inmediato, devolver la paz y la estabilidad a un pa¨ªs al borde del enfrentamiento civil, es m¨¢s formidable en ausencia de estructuras institucionales consolidadas o de l¨ªderes pol¨ªticos no desacreditados por d¨¦cadas de corrupci¨®n (incluida Timoshenko) y con capacidad de convocatoria suficiente a escala nacional.
La reciente violencia asesina hace m¨¢s dif¨ªcil un compromiso civilizado. Yanuk¨®vich, representante de una cultura pol¨ªtica gansteril, al frente de un r¨¦gimen corrompido y ensangrentado, parece amortizado. Pero en el escenario ucranio, junto a la expresi¨®n admirable de un pueblo decidido a no dejarse aplastar, han emergido fuerzas peligrosas, ultranacionalistas y ultraderechistas, cuyo papel en los acontecimientos de Kiev puede resultar determinante en el futuro inmediato.
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